Por Roberto Aguirre.
A diferencia del Limay, el Neuquén es un río indómito. Sus opacas aguas, producto de los sedimentos volcánicos del Domuyo, circulan por más de 400 kilómetros a lo largo de la provincia y tan sólo el complejo Cerros Colorados contiene parte de su caudal para producir energía y regar miles de hectáreas.
Sin embargo, este violento curso cuya crecida máxima podría poner en vilo a buena parte de los centros urbanos de la Confluencia esconde un potencial enorme de generación: su cuenca podría alojar una veintena de proyectos hidroeléctricos que equivaldrían a dos y media represas de El Chocón o seis centrales térmicas como la de Loma la Lata. Semejante potencia sobraría para abastecer a una ciudad como Córdoba. Pero para hacerla realidad hará falta una inversión de unos 6.000 millones de dólares.
Toda esta información no es producto de la imaginación. Técnicos de Emhidro, la empresa provincial creada en el 2009 para el desarrollo eléctrico de las cuencas en Neuquén, realizaron un vasto estudio sobre el potencial del río, que por estas horas tiene como vedette a Chihuido, una presa con un gigantesco embalse cuya piedra fundacional podría ser colocada después de junio. A partir de una serie de sobrevuelos acompañados por estudios geológicos e hidrológicos generaron una suerte de biblia hidroeléctrica.
Cuando Daniel Cameron aún ocupaba la Secretaría de Energía de la Nación, le llevaron este compendio ilustrado de presas. Lo recibió con sorpresa: ahí estaba la respuesta a una parte de la encrucijada eléctrica de la Argentina cuya generación está al límite y debe expandirse de forma considerable según cualquier proyección que se mire. Para poner un número: según la Asociación de Profesionales Universitarios del Agua y la Energía Eléctrica, en la próxima década se necesitarán obras por 47.000 millones de dólares para que la luz llegue a cada hogar, comercio e industria del país.
Los 20 proyectos para el río Neuquén, incluido Chihuido, podrían sumar unos 3.000 megas de potencia instalada al sistema nacional. Y lo harían con una doble ventaja. Por un lado, se trata de energía renovable, con un impacto ambiental relativamente bajo y con la posibilidad de poner bajo riego miles de hectáreas (esto último atado a otras obras que en algunos casos, como el de El Chocón, jamás se hicieron).
Por otro lado, Neuquén es cabecera de cinco líneas de extra alta tensión. Y el mapa no permite mentir: cuatro de esos gruesos cables van derecho para Buenos Aires, el núcleo urbano que más problemas eléctricos posee y unmercado por excelencia.
Por eso a los técnicos de la Secretaría de Energía les brillaron los ojos y rápidamente se activaron varios de esos proyectos, sobre todo los que están más cercanos a concretarse. Chihuido fue el primero. La obra emblema del río Neuquén ya tiene grupo inversor que la realice y está a la espera de que el Banco de Desarrollo ruso libere la primera parte del crédito de al menos 1.500 millones de dólares. Eso podría ocurrir en junio, viaje mediante de la presidenta Cristina Kirchner y el gobernador Jorge Sapag a Moscú. Por lo pronto, la Provincia inició el largo proceso de expropiación de tierras para el embalse (ver aparte).
LOS PROYECTOS
Del resto de las propuestas sobre la cuenca hay ocho que podrían dejar de ser una expresión de deseo para convertirse, al menos, en una propuesta factible desde lo técnico.
Según adelantó Sapag a este medio, hay cuatro de ellas que conseguirán en breve su estudio geológico. Lo licitará Nación a través de un programa financiado por la Corporación Andina de Fomento. Se trata de La Invernada, Pini Mahuida y una tercera que se definirá entre Cerro Rayoso y Huitrín (por competir entre ellas, sólo puede hacerse una y la otra se desecha). En conjunto podrían generar unos 1.200 megas de potencia. Según explicó el titular de Emhidro, Elías Sapag, Rayoso e Invernada son las dos con más potencial para avanzar.
La más septentrional de ellas, Pini Mahuida, implicará una extraordinaria obra de ingeniería y generaría un embalse tan grande que llegaría hasta Andacollo. Todo el norte neuquino, un territorio que de a poco empieza a asomar al turismo, podría sumar un lago a sus ya singulares paisajes.
Estas presas podrán conectarse fácilmente al sistema nacional a través de nuevos tendidos de 500 kV. El más largo será de 200 kilómetros hasta el Cortaderal. Pero si Chihuido se termina, tendrán un punto de conexión a una distancia de entre 75 y 140 kilómetros. Se trata de un tramo relativamente corto si se considera, por ejemplo, que las represas de Santa Cruz necesitarán miles de kilómetros de línea para evacuar toda su potencia.
Estas cuatro presas podrían conseguir financiamiento directamente desde la Casa Rosada, porque fueron incluidas en el denominado "Plan de Obras Energéticas para el Desarrollo y la Integración Nacional", siguiendo la experiencia de Chihuido.
Hay otras dos centrales que podrían ponerse en marcha en el departamento Minas, al norte de la provincia. Se trata de Colo Michi Co y Los Guiones, esta última ubicada sobre el río Nahueve, uno de los afluentes del Neuquén. Ambos proyectos están en etapa de desarrollo. A través de la Secretaría de Energía y con fondos de la CAF se llamó a licitación para la elaboración de la hoja de ruta. En este caso se generarán unos 640 megas en conjunto.
Chihuido II también forma parte de la lista. Tras la fallida preadjudicación al grupo Pescarmona en la gestión de Jorge Sobisch, hoy está a la espera de un inversor. Está pensada para actuar en compatibilidad con Chihuido I. Ubicada aguas abajo, podría generar 260 megas de potencia, aunque aún faltan estudios complementarios para cerrar el proyecto.
Finalmente, dentro de las obras con potencial para ser desarrolladas está el proyecto para montar una microcentral de 24 megas en el dique de El Chañar.