Esta mañana, el director de Relaciones Institucionales de Southern Copper, Julio Morriberón, anunció que la minera abandonaba definitivamente el proyecto Tía María, ubicado en Arequipa, y todas las inversiones en la región, luego de ocho años de conflicto.
Las polémicas declaraciones brindadas a RPP, sorprendieron al sector minero. Morriberón, afirmó que la decisión de abandonar el proyecto se debe a la llegada del “terrorismo minero” y a la falta de decisión de las autoridades competentes, sumado a que el Estado no ha hecho nada para garantizar y promover las inversiones.
"Como director de Southern y como arequipeño traigo una noticia que duele tener que decirla. Hemos puesto lo mejor como empresa y como personas para hacer realidad un proyecto que iba a traer grandes beneficios para el valle del Tambo arequipa y el Perú, pero nos es imposible seguir adelante", dijo Morriberón.
La respuesta del Gobierno no tardó en llegar. Rosa María Ortiz, ministra de Energía y Minas, dio una conferencia de prensa y expresó su sorpresa por el anuncio. "Hasta la semana pasada que conversé con el Sr. Gonzales Rocha no había manifestado nada al respecto. He conversado con el y me ha manifestado que hará la rectificación del anuncio a la brevedad", dijo la ministra Ortiz.
Respecto a las declaraciones de Morriberón sobre el terrorismo minero y la falta de garantías del Estado, la ministra dijo "Yo no voy a pronunciarme sobre lo que dijo el vocero. Yo prefiero creerle al presidente de Southern que a un vocero”.
Además agregó, que uno de los trabajos de la Mesa de Desarrollo instalada en Arequipa trataría el caso Tía María y que desde el MEM se iban a satisfacer todas las dudas del EIA aprobado. "Es cuestión de que la mesa comience a funcionar , nada mas", sentenció Ortiz.
Sobre el tema de las garantías que da el Estado, la ministra dijo que: "El estado lo esta manejando tan bien que ha implementado una mesa de desarrollo. El paro comenzó muy flojo y entiendo que ya esta llegando al final".
A principios de marzo, el viceministro de Minas, Guillermo Shinno, anunciaba la aprobación los permisos de construcción para Tía María. Lo que desató una gran polémica. Desde los antimineros hasta las mismas autoridades arequipeñas, que se vieron “sorprendidas” por el anuncio de Shinno. Casi automáticamente, Yamila Osorio, Presidente Regional, llamó a la ministra Ortíz y pidió que se instale una mesa de diálogo, ya estaba establecido un paro indefinido que comenzaría el día 23 de marzo.
La mesa se inició sin representantes de la empresa. El paro ha dejado destrozos y heridos. La inacción del Gobierno en temas de resolución de conflictos es tal, que se ha perdido una inversión de más de us$1.400 millones.
En agosto de 2014, el MEM había aprobado el segundo EIA de Tía María, el que indicaba que el proyecto utilizaría agua de mar. El problema hace tiempo había dejado de ser el agua para pasar a ser un tema político, según indica la empresa.
Julio Morriberón
El proyecto Tía María, es un proyecto minero de explotación y procesamiento de mineral oxidado de cobre, ubicado en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay, región de Arequipa. La inversión prevista era de US$ 1.400 millones es decir un 11% sobre la cartera de US$12.500 millones estimada para los años 2015 y 2016.
El proyecto comprendía la explotación de dos yacimientos a tajo abierto: La Tapada y Tía María, en donde se tratarían 100 mil toneladas métricas diarias de material para producir 120 mil toneladas métricas de cátodos de cobre anuales.
Tía María se esperaba que opere por 18 años. En su etapa de construcción generaría 3 mil 500 puestos laborales y para la etapa de operación, otros 764 puestos. El agua para el tratamiento del mineral iba a ser obtenida del mar, a través de una planta de tratamiento por Ósmosis Inversa.
El proyecto Tía María es parte de un sistema de pórfidos de cobre, con recursos de 638 millones de toneladas de mineral, con un promedio de 0.39% de cobre contenido. En agosto del 2014, Southern recibió la aprobación de su segundo Estudio de Impacto Ambiental (EIA), el cual consideraba el uso de agua del mar desalinizada del proyecto.
El primer EIA consideraba el uso de las mismas fuentes de agua de las que dispone la agricultura, algo a lo cual se opuso la población local.
