No sólo el desplome del hierro tiene complicada a CAP, histórico grupo minero-siderúrgico presidido por Roberto de Andraca y que se ha visto severamente dañado por el ingreso masivo de acero de origen chino.
Y si bien el reclamo no es nuevo, ahora el grupo se atrevió a acusar derechamente de “dumping” a las acerías chinas, además de exigir a las autoridades chilenas tomar medidas para frenar el daño que, en su opinión, se está generando a la industria siderúrgica nacional.
Así lo planteó en carta a los accionistas de la compañía el gerente general de la firma, Fernando Reitich, en su calidad de presidente del directorio de CAP Acero, sociedad que a su vez opera el complejo Huachipato.
El ejecutivo dijo que esta distorsión existente en el mercado ha desvirtuado los esfuerzos que está haciendo la empresa en materia de costos, productividad y mejora de los márgenes de sus negocios mediante la reorientación de sus líneas productivas.
“CAP Acero ha logrado un nivel de productividad y eficiencia que le permitiría competir con cualquiera de estos actores internacionales. Esto, sin embargo, se ve desvirtuado por la comprobada existencia de distorsiones (subvenciones y ‘dumping’) que han merecido una decidida reacción por parte de una variedad de países que, ante similares circunstancias, reconocen el valor estratégico y social de su industria”, señaló el ejecutivo.
Reitich añadió que, a su juicio, la institucionalidad vigente en Chile “no ha sido eficaz para actuar oportunamente en la contención de un daño evidente que afecta a toda la actividad productiva nacional”.
Se trata de un fenómeno que es transversal a la región, que ha visto incrementar de manera sostenida el ingreso de acero chino.
De acuerdo con datos de la Organización Latinoamericana del Acero (Alacero, con sede en Santiago), en enero de 2015 las exportaciones de acero laminado de China hacia Latinoamérica llegaron a 1,1 millones de toneladas, un incremento de 73% frente a las 623 mil toneladas registradas en igual mes de 2014; y un 24% más que lo recibido por la región en diciembre, “superando además todos los niveles registrados durante los meses de 2014”, según informó la asociación.
A modo de comparación de la magnitud de las importaciones de acero chino a la región, CAP produjo en todo el año pasado 701.034 toneladas.
Pero eso no es lo único que afecta a la compañía. Reitich expuso que la situación económica interna también es un factor de preocupación, luego de que el consumo aparente de acero se redujera en 5% durante el año pasado precisamente debido al bajón económico.
Esto se dio, dijo Reitich, “en particular en los productos relacionados con el mercado de la construcción, condición que dificultó el cumplimiento del programa de ventas y contribuyó a debilitar los precios más allá de los efectos generados por la competencia externa”.
También argumentó que la situación energética del país los está complicando y que, en su visión, ésta no ha sido abordada con la diligencia requerida.
“Otro de los factores que representa una amenaza real de la competitividad alcanzada por la empresa durante los últimos ejercicios lo constituye la falta de un mercado de energía eléctrica que permita a las empresas acceder a un suministro a costos razonables comparados con los disponibles en otros países para su industria manufacturera en general y siderúrgica en particular. Este es un problema de larga data, que no ha sido abordado por la autoridad con el sentido de urgencia que corresponde”, cerró en la carta el directivo.
En 2014, CAP perdió US$27 millones, una baja importante tras los -US$59,6 de 2013. Además se logró un Ebitda positivo de US$13,7 millones, revirtiendo la tendencia.