El principal partido de oposición de Brasil dijo el martes que pediría al Supremo Tribunal Federal (STF) que investigue la participación de la presidenta Dilma Rousseff en una trama de corrupción en la estatal Petróleo Brasileiro SA.
La moción se conoce un día después de que los fiscales acusaron al tesorero del Partido de los Trabajadores de Rousseff, João Vaccari, de corrupción y lavado de dinero, diciendo que el imputado estaba al tanto de que las donaciones que buscaba para el partido eran dinero proveniente de sobornos sacados a Petrobras.
Rousseff negó haber sabido sobre la trama de corrupción en Petrobras mientras ejerció como presidenta de su directorio desde el 2003 al 2010, cuando ocurrió la mayor parte de los presuntos sobornos, y ha solicitado una investigación meticulosa.
Ella enfrenta, sin embargo, una creciente ola de descontento por el escándalo. Cerca de un millón de personas protestaron en una decena de ciudades el domingo, muchos de ellos exigieron un proceso de destitución contra Rousseff.
El presidente del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, quien el año pasado perdió una reñida elección presidencial ante Rousseff, dijo en un comunicado que su partido se uniría a agrupaciones más pequeñas el miércoles para reunirse con el juez Teori Zavascki del STF para pedir la investigación.
El STF investiga a 34 políticos en funciones, incluidos los presidentes de ambas cámaras del Congreso, por presuntamente recibir dinero de sobornos obtenido desde Petrobras, pero Rousseff no está entre ellos.
Zavascki ha dicho previamente que no hay evidencia que justifique una investigación a la presidenta. El Partido de los Trabajadores dice que todas sus campañas de donaciones son legales.
Los fiscales han conseguido compromisos para el retorno de 500 millones de reales (154 millones de dólares) de fondos desviados desde los contratos de Petrobras para el erario público a través de acuerdos con los acusados, pero sospechan que el monto robado es muy superior.
(1 dólar = 3,24 reales brasileños)
(Reporte de Caroline Stauffer; Editado en Español por Ricardo Figueroa)
Petrobras, la petrolera estatal brasileña, tiene un serio problema de imagen (y no sólo por el reciente escándalo).
El mercado simplemente aborrece a la compañía. Credit Suisse consultó a unos 160 administradores de carteras y concluyó que el 60% está subinvertido en acciones de la petrolera; a la mayoría no le gustan los recientes cambios en el management; casi una quinta parte cree que la compañía nunca (jamás!) enerará un flujo de caja libre. Es necesario tomar medidas radicales.
El problema principal es el consumo de liquidez. En los nueve meses hasta septiembre de 2014 (las últimas cifras disponibles) la salida de efectivo fue de casi 13.000 millones de reales (u$s 5.400 millones) después del gasto de capital. Con la baja de los precios del petróleo, el déficit probablemente sea peor este año, pese a que la gerencia prometió recortar el gasto de capital a 90.000 millones de reales este año, comparado con los 100.000 millones del año anterior.
La mayoría de las compañías tomaría crédito para cubrir esa diferencia. Pero el endeudamiento de Petrobras ya es peligrosamente elevado después de las grandes inversiones en refinerías y yacimientos offshore. La deuda neta es de 261.000 millones de reales, cuatro veces el EBITDA estimado para 2014. Nadie se sorprendió cuando Moodys le bajó la nota crediticia el mes pasado.
Por lo tanto, sumando deuda no volverá a enamorar a los inversores.
implemente postergaría el verdadero problema. Las ventas de activos son la siguiente opción. La compañía quiere desprenderse de activos por 10.000 millones de reales este año, cerca de una cuarta parte de su meta para el largo plazo. Si puede hacerlo, le será de ayuda. Pero se mantendría la salida de liquidez por al menos 25.000 millones de reales. La siguiente alternativa es la emisión de acciones. Hasta emitiendo sólo suficientes para cubrir el déficit de este año y evitar un aumento de la deuda, la base accionaria crecería en una quinta parte.
Recién después empieza el trabajo duro: garantizar que los déficits no volverán a aparecer. A falta de una fuerte recuperación de los precios del petróleo, eso significa talar la inversión que sería reducirla a la mitad. Pero Petrobras está cerca de convertirse en un paria del mercado. Su otra opción es un rescate total por parte del Estado.
