La compañía realizará el lunes y el martes un road show en Londres, París y Francfort para lanzar una primera emisión de bonos híbridos, que le servirá para financiar la compra de Talisman.
Fuentes conocedoras de la operación indicaron a Expansión que se hará un primer tramo de hasta 2.000 millones a un plazo de diez años. No obstante, la compañía pretende captar un total de 5.000 millones por esta vía.
Para esta operación trabaja con Bank Of América, JPMorgan y Deutsche Bank como coordinadores globales. Y en un segundo nivel se encuentran Santander, Caixa, Natixis, Credit Agricole y UBS. "La idea es salir el miércoles que viene si el mercado lo permite", añaden las mismas fuentes.
Repsol confirmó a mediados del pasado diciembre el acuerdo para la adquisición de la canadiense Talisman Energy por 8.300 millones de dólares (unos 7.800 millones de euros al cambio actual), más la asunción de una deuda de 4.700 millones de dólares, un montante que la convierte así en la mayor operación internacional realizada por una empresa española en los últimos cinco años. El grupo resultante de la compra estará presente en más de 50 países y superará los 27.000 empleados.
Talisman aportará a Repsol activos en producción de primera calidad y áreas de gran potencial exploratorio en Norteamérica (Canadá y Estados Unidos) y el Sudeste Asiático (Indonesia, Malasia y Vietnam), así como en Colombia y Noruega. La compra de Talisman elevará el paso de Norteamérica en el grupo, al suponer casi el 50% del capital empleado en el área de exploración de hidrocarburos de la compañía.
La petrolera española Repsol ha comenzado a poner a prueba el apetito de los inversores en renta fija corporativa de cara a emitir bonos híbridos tan pronto como la semana que viene, dijo el miércoles una fuente cercana a la operación.
"La idea es lanzar una emisión la próxima semana en función de las condiciones de mercado", dijo la fuente.
Repsol no hizo comentarios sobre la operación.
Cuando anunció la compra de la canadiense Talisman, Repsol dijo que podría emitir hasta 5.000 millones de euros en bonos híbridos para refinanciar parte del desembolso en efectivo de 8.300 millones de dólares.
Su consejero delegado Josu Jon Imaz dijo en la publicación de las cuentas anuales de la petrolera que era posible que la emisión de deuda híbrida se realizase en varios tramos.
Las empresas españolas están aprovechando los bajos tipos de interés y la abundante liquidez de los mercados para mejorar sus perfiles de deuda, en un momento en el que la rentabilidad de los bonos domésticos y la prima de riesgo se encuentran en mínimos.
Repsol se suma así a una creciente lista de compañías domésticas, como la nacionalizada Bankia, que hoy regresó al mercado de bonos después de tres años con la venta de cédulas hipotecarias por 1.000 millones de euros a un cupón del 1,092 por ciento, inferior al que paga la deuda española a 10 años (1,60%).
En el sector energético, Iberdrola colocó el mes pasado 600 millones de euros en bonos con cupón del 1,125 por ciento para permutarlos por títulos con interés más elevado (4,5%) y Enagás cerró este martes una emisión a 8 años con un cupón del 1 por ciento.
Hace más de 15 años que los expatriados empezaron a llegar a los primeros destinos internacionales de Repsol. Actualmente, la petrolera tiene trabajadores repartidos en más de 30 países y su experiencia resulta valiosa cuando la expatriación se ha vuelto cada vez más frecuente entre las compañías españolas.
Repsol preside desde su fundación el Foro Español de Expatriados (FEEX), la asociación de grandes empresas que comparte las mejores prácticas en este campo, una muestra del «protagonismo que ha tenido nuestra compañía en este país en la gestión de personal internacional», afirma la directora de Compensación y Asignación Internacional de Repsol, Julia Jiménez, en la última Newsletter de la petrolera.
El número de trabajadores internacionales de Repsol ha aumentado sensiblemente en los últimos años, en especial en sus proyectos de exploración y producción, donde trabajan seis de cada siete expatriados.
El despliegue se inició en Iberoamérica, donde están destinados el 31% de los expatriados de Repsol, pero en progresión por todo el globo, con un 21% en África, el 19% en Norteamérica y el 9% en Europa. Unos traslados que han sido bien acogidos entre sus profesionales: «incluso para destinos a priori menos atractivos, como Irak o Argelia, siempre hemos tenido candidatos y el índice de bajas voluntarias entre nuestro personal internacional es muy reducido», subraya Jiménez.
Los empleados internacionales de Repsol reciben un complemento económico en función del país al que viajan, que prima los destinos con más complejos, y una serie de beneficios comunes para ellos y sus familias, como casa, coche, colegio para los niños o apoyo a las parejas. Además, «la experiencia de trabajar en otro entorno cada vez se valora más en los mecanismos de promoción profesional de la empresa».
Para asegurarse de que los destinos más difíciles se pueden cubrir en un plazo breve y con un alto perfil técnico, Repsol creó en 2007 el colectivo REAS (Repsol Exploration Advanced Services), integrado por 160 profesionales de 20 nacionalidades distintas repartidos por todo el globo, en Libia, Canadá o embarcados en el buque de perforación Rowan, ahora en aguas del oeste de África.
Con una media de edad entre los 40 y los 60 años, tienen una larga experiencia internacional y viajan siempre que es posible con sus familias, pero están comprometidos a aceptar cualquier destino. Una decisión sobre la que tiene la última palabra el departamento de Seguridad Corporativa de Repsol, recientemente galardonado por la Guardia Civil por la seguridad de las operaciones en el exterior de la compañía. Una protección de los empleados internacionales que está por encima de todo: «un buen ejemplo fue la evacuación de nuestro personal en Libia en 2011. Puedo decir que la alta dirección de la empresa nos puso todos los medios necesarios con el único objetivo de sacar a las personas fuera», concluye Jiménez.