El presidente de Shell, Juan José Aranguren, transita el último tiempo al frente de la compañía. No lo dice, pero lo sugiere, por ejemplo, cuando afirma que "hay que darles paso a los más jóvenes".
Aunque en una década al frente de la empresa se enfrentó al kirchnerismo, sufrió un boicot por parte del ex presidente Néstor Kirchner y se habló de la venta de la filial local de la compañía, ayer se dio el gusto de inaugurar dos estaciones de servicio. "La seguridad energética es para mí más importante que la soberanía energética", explicó. Y anticipó que según sus números la Argentina debería recibir inversiones por entre US$ 25.000 y US$ 35.000 millones para salir del atolladero energético. "Soy optimista sobre el hecho de que gane quien gane las próximas elecciones la Argentina va a tener que hacer algo para recuperar la confianza y atraer inversiones. El sector energético es hoy el problema, pero puede ser parte de la solución", señaló.
Aranguren también confirmó que en la primera semana del mes próximo llegará a la Argentina un barco con 950.000 barriles de petróleo que importará Enarsa y luego distribuirá entre las principales petroleras.
El cargamento se utilizará para mejorar la mezcla en las refinerías locales. Sucede que la caída de la producción de petróleo de Neuquén, el que mejor rinde en las destilerías argentinas, trae aparejada una menor producción de los combustibles que más se utilizan en el país.
El presidente de Shell, Juan José Aranguren, se mostró hoy confiado en el potencial energético de la Argentina, pero advirtió que para que lleguen inversiones se deben aplicar un "plan antiinflacionario" y una estrategia que permita "salir del cepo cambiario", durante la presentación de una nueva estación de servicio de la compañía en Nordelta.
Estimó que el país necesita entre 25.000 y 35.000 millones de dólares de inversiones anuales en el sector energético, en especial para aprovechar el potencial de los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta. "Tenemos recursos para dejar de importar, pero hay que extraerlos. Se estima que en Vaca Muerta hay unos 813 trillones de m3 de gas y 27.000 millones de barriles de crudo", indicó.
Aranguren reclamó, además, un "marco regulatorio para lograr que la Argentina sea un país más atractivo para invertir". Sostuvo que de lograrse ese nivel de inversiones el país podría lograr el autoabastecimiento e incluso comenzar a exportar, pero consideró poco factible alcanzar ese objetivo en medio de las restricciones cambiarias y la falta de previsibilidad en precios.
"El problema es la inflación, hace falta un plan anti- inflacionario para alcanzar una economía previsible", dijo ante un grupo de periodistas invitados al encuentro, incluido NA. Aranguren, quien mantiene permanentes cruces con el gobierno, dijo que la Argentina importa el 12 por ciento de la energía primaria que demanda y señaló que mientras en 1998 el país producía 850 mil barriles de crudo diarios, ahora sólo se llega a 550 mil.
Nombrado hace doce años al frente de Shell, Aranguren consideró necesario "reglas de juego claras, en especial en materia impositiva, para dar certeza y lograr la llegada de inversiones". Advirtió que el dólar continúa retrasado respecto de la inflación, lo cual constituye un problema porque el 80 por ciento del costo de las petroleras está dolarizado.