El dólar se fortaleció ayer frente a las monedas de todo el mundo ante la expectativa de una posible alza de tasas de interés en Estados Unidos a mediados de año, afectando a los mercados accionarios y de commodities. En Chile, la divisa subió $ 7,36 a $ 635, 76, su nivel más alto desde el 5 de enero de 2009.
La moneda estadounidense marcó máximos de 12 años ante el euro y cerró en US$ 1,069, coqueteando con la paridad, ya que a la expectativa de un ajuste en la tasa de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se sumó el inicio del relajamiento cuantitativo del Banco Central Europeo y la persistente inquietud por Grecia.
La apreciación del dólar, que ha sido casi de 20% frente a una canasta de monedas en los últimos nueve meses, afectó los precios de las materias primas. Así, el cobre perdió 0,28% para cerrar en US$ 2,623 por libra, mientras que el petróleo WTI bajó 3,42% a US$ 48,29 por barril y el Brent lo hizo en 3,52% a US$ 56,47.
El alza de la divisa incidió también a los mercados accionarios, ya que se teme un impacto sobre las empresas estadounidenses, que recibirán menos ingresos por sus ventas en el extranjero. El efecto se vio acentuado porque el eventual alza de tasas podría desviar fondos de las acciones a la renta fija. En Nueva York, el Dow Jones y el S&P 500 cayeron 1,85% y 1,7%, respectivamente, borrando sus avances del año.
Las monedas emergentes, en general, cedieron terreno ante el dólar, pero las latinoamericanas recibieron el impacto adicional de la caída en las cotizaciones de las materias primas, sus principales productos de exportación.
Así, además del peso chileno, el peso mexicano perdió 0,95% para cerrar en 15,6 unidades por dólar, acumulando un descenso de 5,65% en lo que va de año. En Colombia, el peso retrocedió 0,78% a 2.628 por dólar, ampliando a 9,58% su caída desde el 31 de diciembre.
El real brasileño, en tanto, puso fin a siete sesiones de caídas, para terminar con un avance de 0,68% en 3,10 reales por dólar. Sin embargo, las sombrías perspectivas para la economía brasileña hacen pensar que podría retomar la senda bajista en los próximos días. El real ha cedido 14,31% ante el dólar en lo que va de año.
Es probable que la inquietud aumente en los mercados en los próximos días, a medida que se acerca la reunión de la Fed prevista para el 17 y 18 de marzo, a la espera de cualquier cambio en la redacción del comunicado que confirme que actuará en junio.
Impacto en precios
El debilitamiento de sus monedas está agravando las presiones inflacionarias en tres de las mayores economías de América Latina, mermando las opciones de autoridades que buscan estimular el crecimiento.
La semana pasada, Brasil, Colombia y Chile informaron que sus precios al consumidor subieron más de lo esperado en febrero. Con un 7,7% en 12 meses, Brasil marcó un máximo en casi una década, mientras que con 4,36%, también en 12 meses, Colombia superó el límite superior de su rango meta por primera vez desde 2011. En Chile, el IPC ha estado sobre el objetivo del Central desde abril del año pasado.
El repunte de la inflación ha coincidido con un período de menor crecimiento en toda la región. Si en 2010 el PIB de América Latina creció 6,3%, se estima que el año pasado la expansión fue de apenas 0,8%.
Edward Glossop, economista de mercados emergentes en Capital Economics, piensa que la inflación en Chile “es incómodamente alta”, y señala que más allá de factores temporales asociados a la reforma tributaria, “un fuerte crecimiento nominal de los salarios ha elevado la inflación subyacente”. Si bien espera que la inflación tienda a bajar (lentamente) hacia el rango más adelante en el año, también estima que “el hecho de que la economía parece haber dado vuelta la página, significa que ya no esperamos más recortes de tasas este año o el próximo”.
El dólar subió el martes a máximos en varios años frente al euro y el yen en Asia en medio de unas perspectivas marcadamente divergentes de las tasas de interés a nivel mundial, mientras que las monedas de los mercados emergentes sufrían la presión creciente de la aversión al riesgo.
El dólar era impulsado por la especulación de que la Reserva Federal de Estados Unidos podría empezar a subir las tasas de interés a partir de mediados de año, en momentos en que los bancos centrales de la Unión Europea y Japón relajan su política monetaria mediante la compra de bonos soberanos.
El Banco Central Europeo comenzó el lunes su campaña de compra de bonos de un billón de euros, empujando a la baja los rendimientos en Alemania y otros bonos soberanos del núcleo de la UE.
Impulsado por los sólidos datos del crecimiento económico estadounidense y una finalización gradual de la política monetaria de la Fed, el índice dólar ha trepado a su máximo en alrededor de más una década.
Muchas economías en desarrollo veían una creciente cautela entre sus inversores, mientras el empeoramiento de las perspectivas lleva a los bancos centrales a recortar las tasas de interés.
Períodos prolongados de fortaleza del dólar han sido inusuales durante las cuatro décadas desde que comenzó la era de tipos de cambio flexibles, pero han contribuido a causar problemas en mercados emergentes.
Más notablemente, en 1997-1998, muchos países asiáticos y Rusia se vieron forzados a devaluar dramáticamente sus monedas, e incluso algunos incumplieron pagos de la deuda.
Como los gobiernos de economías de mercados emergentes dependen desproporcionadamente del financiamiento en dólares, la apreciación de la divisa estadounidense hace que les resulte más caro cancelar sus préstamos, sembrando a veces la semilla del default y el contagio.
El martes, el real brasileño se desplomó al menor nivel en más de una década mientras que el rand sudafricano se hundió al mínimo en 13 años contra el dólar y la lira turca se negociaba a la vista del menor valor histórico registrado el viernes pasado.
Los inversores en Brasil están ansiosos por un escándalo de corrupción en torno a la petrolera estatal Petrobras y la capacidad del gobierno para consolidar las finanzas públicas.
En Sudáfrica, la escasez crónica de electricidad, los conflictos laborales y un fuerte déficit en cuenta corriente han empañado el panorama.
Por su parte, en Turquía persisten las dudas sobre la independencia del banco central, que enfrenta una intensa presión del presidente Tayyip Erdogan para que recorte las tasas de interés.
La debilidad de las monedas se propagaba a otros activos, ya que el índice referencial de las acciones de todos los mercados emergentes perdía 1,3 por ciento en su octava sesión consecutiva de bajas.