Por Martín Bidegaray.
El gobierno ruso quiere avanzar en el contrato para la construcción de la represa Chihuido, una obra que fue adjudicada con un presupuesto de $ 18.257 millones. La embajada de ese país invitó a la Presidenta para que vaya a Moscú durante el 22 y 23 de abril. La idea de los rusos es que se firme el contrato de obra. Sería un avance en el proceso.
El consorcio que ganó la licitación está encabezado por Helport (de Eduardo Eurnekian) y Panedile. Ese grupo posee financiamiento ruso –de la Corporación Estatal Banco de Desarrollo y Comercio Exterior (Vnesheconombank)– por US$ 2.600 millones, lo que cubriría el 85% de la obra, según informó Planificación cuando los eligió.
La cancillería argentina todavía no confirmó qué hará Cristina Fernández de Kirchner. La intención de los rusos es que el contrato de financiamiento se firme a mediados de junio, para luego poder arrancar las obras.
Clarín le preguntó a Eduardo Eurnekian si la crisis rusa (devaluación de su moneda, sanciones económicas por su intervención en Ucrania, la muerte de un político de la oposición) podía afectar el futuro de Chihuido. “No. Vamos juntos. Ellos consideran esta obra como una inversión estratégica”, contestó el empresario.
Entre las empresas que suelen presentarse a obras públicas multimillonarias había varias lecturas sobre la velocidad que quieren darle los rusos al asunto. Algunos creen que los ganadores –las constructoras Eleprint, Chediack, Isolux e Hidroeléctrica Ameghino también forman parte del consorcio– quieren dejar todo listo antes del recambio presidencial. El temor es que el próximo titular de Poder Ejecutivo disponga cambios.
Pero otros sostienen que los rusos y sus socios locales buscan diferenciarse de los chinos, cuyos convenios con el país fueron muy cuestionados por la oposición y la Unión Industrial Argentina.
“Moscú no exige una póliza de seguro de riesgo político y comercial, como sí impuso Beijing en las represas de Santa Cruz”, explicaron los ganadores de Chihuido. Las represas de Santa Cruz (que ganó Electroingeniería) podrían terminar costando más de US$ 6.000 millones con esos préstamos, cuando estaba pautada en US$ 4.714 millones. Electroingeniería y Rovella Carranza, cada una por su lado, habían pujado por Chihuido con socios chinos.
Por Silvia Naishtat.
Siempre pendiente de su aspecto impecable y midiendo sus palabras, Eduardo Eurnekian se soltó ayer sobre sus intenciones con Petrobras. “Quiero comprar Petrobras, ahora mismo. La decisión está en Brasilia”, dijo ayer a un grupo de periodistas.
Hace casi un año que el dueño de Aeropuertos y con el 70% de la petrolera CGC busca quedarse con los activos del gigante brasileño en Santa Cruz. Por momentos, la operación pareció encaminada a un fracaso. Y últimamente estuvo demorada. En parte, por el creciente escándalo de corrupción que provocó en Petrobras el cambio de directorio y que le quitaran la calificación de grado de inversión. Todo, en medio del derrumbe del precio del crudo que le ha reducido a la empresa el efectivo necesario para pagar su deuda. Hoy es la petrolera más endeudada y menos rentable del sector. La brasileña anunció que venderá un 25% de sus activos.
En Santa Cruz, Petrobras posee 22 concesiones y CGC ya es su socia en dos bloques. Curiosamente, Eurnekian cuenta con un aliado y es el propio gobernador provincial que considera que Petrobras ha “subinvertido” en esas áreas.
En el que fue un encuentro distendido en el marco del Congreso Mundial de Cámaras de Comercio, Eurnekian junto a Peter Mihok, titular de la International Chamber of Commerce, se animó a más. Dijo que “el Mercosur está estancado”. Resaltó que la “gobernabilidad será esencial para quien asuma en diciembre”. Y remató: “Argentina no necesita un político, sino un estadista”. A su lado Mihok hacía hincapié en que “la llave para las inversiones es la transparencia y la ausencia de corrupción”.
Por Ana Clara Pedotti.
"El Mercosur como unidad ha fracasado y la Argentina tiene que pensar en buscar un nuevo socio". Estas fueron las determinantes palabras deEduardo Eurnekian, que fue consultado la tarde de este jueves por la situación actual del país en materia de comercio internacional, en el marco la reunión anual del Comité Ejecutivo y Consejo General de la
Federación Mundial de Cámaras (WCF).
El empresario añadió: "Nos vamos a tener que buscar otro grupo, como puede ser la Alianza Pacífico"; al tiempo que señaló que la integración regional es clave para que la Argentina pueda hacer frente a los desafíos que la economía global presenta hoy en día.
En este sentido, se refirió a los acuerdos de inversión que el país firmó con China. "En cierto aspecto lo veo bien. Por un lado, China tiene un enorme potencial inversor: eso es positivo. Sin embargo, por otro es un enorme productor de lo mismo que se fabrica la Argentina. Por eso es entendible la postura crítica de las cámaras empresarias", dijo en una mesa redonda con periodistas en la que participó ámbito.com.
Consultado por la devaluación del real y su impacto en la economía local, Eurnekian sostuvo que "la Argentina tiene ventajas comparativas, tenemos que alcanzar un desarrollo sostenido para seguir manteniéndolas".
En otro orden, analizó los desafíos que tendrá por delante el próximo Gobierno y advirtió: "Faltan propuestas concretas. Lo que se tiene que hacer es muy claro, pero no he escuchado iniciativas en concreto de los candidatos".
"Desde mi punto de vista, y en virtud de que no aparece todavía un candidato que aglutine per sé a la mayoría absoluta, creo que el próximo Gobierno va a tener que ampliar su base y establecer un compromiso o un pacto, no de gobernabilidad porque la gobernabilidad está garantizada en la democracia", reflexionó.
Por Alejandro Bercovich
Cerca de fin de año, Axel Kicillof empezó a darles un nuevo uso a las seis pantallas de Bloomberg que ordenó fijar delante de una de las ventanas de su despacho apenas se instaló allí como ministro. Cada vez que empieza una audiencia con los fondos buitre en el juzgado de Thomas Griesa, que sigue mediante los costosos abogados del estudio Cleary, Gottlieb, Steen and Hamilton, el jefe del Palacio de Hacienda mantiene un ojo en la pantalla que le indica el precio de los bonos argentinos en Wall Street. Así descubrió que, a diferencia de lo que ocurría hasta noviembre, los valores no varían por más que la situación del país mejore o empeore en los tribunales neoyorquinos.
El experimento llevó al Gobierno a concluir que el mercado ya dio por terminado el pleito con los buitres y descartó tanto una devaluación brusca como un eventual default de la deuda. Algo que también se refleja en la propia cotización de los bonos en dólares que se negocian por encima de la par, como sorpresivamente destacó Cristina Kirchner en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso citando a Joseph Cotterill, un joven periodista del Financial Times.
“Lo hicieron. Finalmente lo hicieron. Los bonos reestructurados argentinos a 2033 se negocian arriba de la par”, tuiteó el viernes pasado Cotterill, un habitual crítico del Gobierno. Pese al reconocimiento, a renglón seguido, agregó que “obviamente queda el pequeño asunto de los bonos que no se están pagando”. El domingo, tras la mención de la Presidenta, el periodista respondió por la misma red social que en realidad, “el precio de los bonos sube a medida que se reduce el tiempo que le queda de mandato” a Cristina. La aclaración le valió que Kicillof lo tratara ayer de “estúpido” en una larga entrevista por radio La Red.
En rigor, Cotterill no hizo más que repetir lo que dice cualquier financista en la City porteña o en Wall Street: que los papeles argentinos cotizan alto porque todo el mundo descuenta, gane quien gane, un giro pro-mercado tras el 10 de diciembre. Lo que los traders omiten, por pudor o por prejuicio ideológico, es que también auguran un tránsito financiero ordenado en los ocho meses hasta esa fecha. ¿O no caería ese precio si Kicillof tuviera en carpeta una deva como la de enero del año pasado? ¿Cuánto valdrían si no se hubiera cerrado el swap con China? ¿Y si se barajara seriamente estatizar el comercio exterior o confiscar los 10 millones de toneladas de soja que siguen en silobolsas sin liquidar, con la excusa del próximo lockout agrario y la ley antiterrorista bajo el brazo?
A todos los bancos de Wall Street que en las últimas semanas le insinuaron que podrían tomar deuda en nombre del país a menos del 9% de interés, Kicillof les respondió que sí. “Traéme la oferta por escrito”, suele repetir ante sus emperifollados promotores el secretario de Finanzas, Pablo Bati López. Las ofertas no se corporizaron porque los buitres lograron que Griesa volviera a amenazar a quien osare ayudar a la Argentina a financiarse en la Gran Manzana. Pero en Economía dan por hecho que Londres les dará pista pronto y se conforman con los u$s 2.700 millones que el Congreso ya los autorizó a tomar.
La economía real, en tanto, se mueve al compás de las restricciones sobre las importaciones, la válvula que abre y cierra el Banco Central en función de los dólares que suman o restan sus reservas. Kicillof se mofa de los economistas que denunciaban “estanflación” el año pasado y que este año adjudican la caída de la inflación al enfriamiento de la actividad. “Una cosa o la otra, pero ¡decídanse!”, dijo ante su equipo con los últimos informes de coyuntura en la mano.
Unidos y Apreciados
Nadie niega que el dólar planchado desde aquella deva de hace trece meses y la inflación acumulada en el medio generaron una apreciación del peso que abarata las importaciones y encarece los productos argentinos afuera. Según la consultora Elypsis, esa apreciación fue del 20,9% en el último año. En otras palabras, para mantener la situación de un año atrás, el dólar oficial debería rondar los $11. Lo que discuten en Economía es que esa apreciación ponga inmediatamente en desventaja a los industriales locales. Argumentan que las importaciones se regulan con los permisos que reparte Comercio (las DJAI) y que las ventas externas no son tan sensibles al tipo de cambio como a la demanda de cada país comprador.
Lo mismo razonan respecto de Brasil, donde el dólar acaba de tocar un pico de 3 reales por primera vez desde 2004. “Cuando asumió Lula en 2003, valía 4 reales”, recuerdan en Economía, donde adjudican la actual devaluación de Dilma a la fuga de los mismos capitales que le llovieron al gigante verdeamarelo durante el mandato del líder del PT. “¿Si no los seguimos en la apreciación, ahora los tenemos que seguir en la depreciación?”, se preguntan cerca de Kicillof.
Los industriales también parecen moverse más al compás del ciclo político y de las oportunidades de negocios que del precio del dólar. “No creo que haya espacio para devaluaciones bruscas ni nada de eso”, respondió ayer a BAE Negocios el magnate Eduardo Eurnekian en un acto con cámaras de comercio de todo el mundo que se reunieron en el hotel Alvear. El propio presidente de la UIA, Héctor Méndez, se animó a comprarle al fondo buitre Elliot la autopartista sanjuanina Delphi, que también codiciaba el morenista Enrique Ruffo, sin arredrarse por la apreciación cambiaria ni por el riesgo de invasión china que denunció su propia central. El Gordo primereó a Ruffo gracias a una manito de su amigo Cristiano Rattazzi, quien se comprometió por escrito a comprarle los mazos de cables que fabrique allí para los Fiat que ensambla en Córdoba. También hubo quienes hincharon por él en el Ministerio de Industria, según fuentes del rubro.
Tren fantasma
En el mismo mítin VIP en el Alvear, Eurnekian opinó ayer que “ninguno de los candidatos a la presidencia va a poder gobernar per se, porque ninguno tiene la mayoría necesaria para hacerlo”. El zar de los aeropuertos les pidió “consensuar propuestas concretas” sobre temas estructurales como la educación y otros más acuciantes como la inflación. Esta última variable es la que tienen en mente los jefes sindicales, que calientan motores para las paritarias con una carestía que en los últimos seis meses se mantuvo por debajo del 2% mensual (no según el INDEC sino según provincias y consultoras privadas) pero que en el último año superó el 30%. Los gremios no quieren reeditar la pérdida de poder adquisitivo del año pasado. En Economía, en tanto, creen que con un 30% de aumento lograrán cerrar la ronda sin grandes conflictos y con una mejora del salario real que incline a los trabajadores en blanco a votar por el oficialismo en agosto y octubre.
Otros jerarcas del establishment mascullan broncas más recientes y miedos más inmediatos. A Aldo Roggio lo sorprendió en su Córdoba natal, donde pasa los fines de semana, la noticia de que el Gobierno rescindiría el contrato por el que le había confiado la operación de los ramales Mitre y San Martín. Su caja echará de menos los jugosos cánones que le venía pagando el Estado, dueño en los hechos de los trenes metropolitanos desde poco después de la tragedia de Once. Pero los lobbistas del grupo están pendientes de otro contrato que vence en diciembre: el de la concesión del subte porteño. ¿Inclinará la balanza contra los dueños de Metrovías el odio ancestral entre los Macri y los Roggio, los Montescos y Capuletos de la patria contratista? Mientras cortan clavos para que eso no ocurra, en el holding cordobés apuestan fuerte por Gabriela Michetti, la favorita del electorado (aunque no de su jefe político) para las PASO del 26 de abril.
Además de esa interna peliaguda, y en la medida que crecen sus chances electorales para octubre, el Pro sigue cruzado por la disputa entre sus economistas ministeriables: Rogelio Frigerio, Federico Sturzenegger y Carlos Melconian. El padre del Metrobus, Guillermo Dietrich, avanza por carril aparte y luce confiado: “Yo voy a ser el De Vido de Mauricio”, le dijo días atrás a un sorprendido interlocutor. La pregunta que falta responder es qué síntesis encontrará el Pro para las promesas de austeridad como las que reiteró ayer Laura Alonso ante la dirigencia agropecuaria (eliminar retenciones a la exportación) y el costo que puede acarrearle a Macri su súbito arranque de peronismo estatizante. A menos que aparezcan generosos prestamistas de debajo de las piedras, y sobre todo si es cierto que el dólar está tan barato como sostienen esos ministeriables, la brecha se cerrará solo con un ajustazo o una megadevaluación. Un 2016 difícil en el que nadie piensa, y menos en plena campaña.
Por: Juan Gasalla.
Entre las varias facetas que cubre la actividad del empresario Eduardo Eurnekian, una es la de desempeñarse como delegado de la Cámara Argentina de Comercio frente la Federación Mundial de Cámaras (World Chambers Federation-WCF) y ser presidente del capítulo Argentina de laCámara de Comercio Internacional (International Chamber of Commerce-ICC). En ese carácter dialogó con periodistas sobre la importancia del comercio internacional y las posibilidades de inserción para la economía argentina, en un marco de fortalecimiento del dólar y devaluaciones de las monedas de países emergentes.
Consultado por Infobae acerca de su perspectiva de la economía argentina para el 2016, con la llegada de un nuevo Presidente, señaló que "el próximo Gobierno va a tener que ampliar su base, en virtud de que no aparece todavía un partido o un candidato que aglutine una mayoría absoluta y va a tener que nacer de un compromiso o pacto", aunque aclaró que no tiene "una bola de cristal" para precisar cómo se implementará.
"Hablemos de medidas conducentes que propendan al desarrollo. Van a tener que concordar propuestas. Fíjense que ningún candidato hace una propuesta concreta y debe ser en parte por la modestia de darse cuenta que ninguno de ellos va a tener la posibilidad 'per se', van a tener que consensuar con algún otro", expresó.
"Tampoco es mucho el margen hacia dónde ir. Los caminos que nos quedan son bastante evidentes y obvios. En lo que tendrán que ponerse de acuerdo es que todo va a ser imposible hacerlo, de modo más liberal o conservador. Todo dependerá de cuál sea el mercado que el próximo gobierno elija para poder integrarse o competir", añadió el empresario.
Eurnekian insistió en que "la gobernabilidad en democracia no se discute. Se elige un candidato y se lo aguanta, guste o no, todo el tiempo que se le ha dado a su mandato. Parecería que después de las elecciones tenemos el derecho de no dejarlo gobernar".
Con una fortuna valuada en 1.900 millones de dólares, Eurnekian ocupa el puesto 1.006 entre los hombres más ricos del mundo, según el ranking de la revista Forbes. El empresario lidera laCorporación América, que invierte en negocios aeroportuarios (gerencia 53 aeropuertos en América Latina y Europa), agroindustria, servicios, energía, infraestructura y tecnología.
Eurnekian advirtió sobre los riesgos de aplicar políticas comerciales restrictivas, que devienen en profundas devaluaciones de la moneda como la que está aplicando Brasil. "Cuando restringís la economía y no competís tu producto se hace más caro. Y cuando el único mercado que te queda es el tuyo, le hacés pagar a tu pueblo más caro un producto", respondió a Infobae. En ese razonamiento, el empresario indicó que si los bienes se encarecen en el mercado interno presionan a demandas salariales e incrementos en los costos de la economía doméstica, ante los cuales, hay gobiernos que deciden devaluar. "Cuando tu pueblo compra más caro un producto, le tenés que hacer ganar más. Cuando eso se derrumba, le tenés que hacer ganar menos, para que compita. Es elemental, Watson", argumentó.
"El real va a seguir bajando, es lo que yo creo. Cuando el dólar estaba a dos reales y decía que se iba a ir a tres, porque es obvio", comentó. Sin embargo, consideró que la Argentina puede evitar un salto en el tipo de cambio de la magnitud del de su principal socio comercial. "Argentina tiene muchas ventajas comparativas que lentamente las va perdiendo. Mejor formación, mejor infraestructura, nivel educativo, sin desmerecer a los brasileños, pero las ventajas comparativas son obvias. Tenemos que hacer el catch up (ponerse al día) en cuanto a desarrollo sostenido para seguir manteniendo esas ventajas".
"No creo que haya espacio para devaluaciones bruscas. Lo que hay es espacio para una propuesta, la devaluación es un tema más, no la solución", manifestó y enumeró en ese aspecto la necesidad de promover "la eficiencia y la productividad. Es una fórmula remanida, pero no se me ocurre otra".
Desafíos para competir
Eurnekian hizo énfasis en el nuevo perfil que adquiere el comercio exterior en el siglo XXI, que exige de la dirigencia política respuestas más complejas, oportunas y eficaces.
"A todo el mundo le encanta el proteccionismo. Pero en los tiempos modernos es limitado, cada vez más corto. En la década del '50 hacías proteccionismo de un producto y te podía durar 20 ó 30 años. Hoy, ¿cuántas veces cambió en los últimos años un producto como el teléfono? Andá a hacer proteccionismo: al año quedás afuera del mercado. El mundo en el que estamos hoy amerita tenernos confianza, ver si somos creadores, no solo de las cosas que consumimos, sino de las que podemos mandar al exterior", apuntó el empresario.
"Hay otro problema gravísimo que se está presentando ahora en la economía mundial que es el de la 'masa crítica'. Es imposible competir en el futuro a precios razonables cuando tenés productores como China, los EEUU, la Unión Europea o Japón, que cuando hacen un producto no lo hacen por millones sino billones. Entonces el costo es insignificante. Es muy lindo decir 'yo lo voy a fabricar'. Cuidado, evidentemente es un problema, pero hay que solucionarlo. No creo quela solución sea, desde el lado del comercio, la prohibición de la importación", analizó el presidente de Corporación América. "Es un desafío duro que los políticos van a tener que absorber, darnos soluciones y planteárselas de alguna manera a la sociedad", sintetizó.
Para Eurnekian, una estrategia adecuada incluiría la integración del Mercosur a un conjunto más amplio de países y con mayor peso global para hacer frente a otros bloques económicos. "La unión del comercio del Mercosur fracasa porque no tiene masa crítica. Competimos con automóviles, de repente sale México, China o la India, produce autos más baratos y ¿qué hago? Este es el desafío que tienen las sociedades que no terminan de integrarse a un grupo económico, que obviamente al principio tiene problemas. Nos vamos a tener que integrar a otro grupo, como se ha desarrollado enfrente de nuestros ojos la Alianza Pacífico ¿A quién le compran carne, trigo, cereales Chile, Perú, Colombia?", se preguntó.
El acuerdo con China
El directivo de Corporación América observó puntos positivos en el Convenio Marco de Cooperación en Materia Económica y de Inversiones con China, aunque se inclinó por impulsar relaciones comerciales sin controles que terminan "estrangulando los factores competitivos".
"Al acuerdo con China en cierto modo lo veo bien. China tiene un potencial inversor, eso es positivo. Por otro lado, tiene potencial de entregar un producto. Si ese producto se fabrica en la Argentina, está el cuestionamiento de algunas cámaras de por qué lo va a traer chino. Y el chino dice ¿para qué te voy a dar plata para hacerlo si yo tengo lo mío?", comentó.
"Yo no creo en las políticas muy elaboradas, en el sentido de controles. Hay que establecer unmecanismo de control hacia la apertura y no un mecanismo de apertura hacia el control. En general el mecanismo de apertura hacia el control viene estrangulando los factores competitivos y le hacen cargar a la sociedad ese costo adicional que tiene. No es fácil. El mundo que nos toca vivir va a tener que tener mucho ingenio, mucha capacidad y estudio, formación y mucha competencia".