La devaluación que viene sufriendo el real desde julio pasado acumula más de un 25% sumada a la casi estabilidad del tipo de cambio argentino se depreció 6% en ese período y los incrementos de costos de los últimos años por encima de los precios de venta y la productividad generaron un combo explosivo que hizo que la competitividad de la industria argentina esté fuertemente deteriorada, y mucho más la de aquellos sectores que exportan a Brasil o que compiten internamente con productos brasileños importados.
Tanto es así que el nivel actual de tipo de cambio bilateral es el más bajo desde finales de 2001, "lo que revela el elevado riesgo que corren las ramas industriales expuestas a la competencia brasileña o dependientes de ese mercado", consignó un informe de la consultora Finsoport sobre la pérdida de competitividad con el principal socio.
Este escenario se empeoró ayer, cuando el real volvió a devaluarse (2,4%) y tocó las tres unidades por dólar, el valor más alto en 10 años. Ello genera mayor presión sobre el sector exportador argentino y más dificultades para que la industria local se recupere (ver F&M Tapa).
Para medir la competitividad actual y futura del sector industrial, el estudio tiene en cuenta el costo salarial ajustado por productividad, un indicador que refleja el costo laboral real de cada sector industrial, al dividir los salarios nominales que pagan por sus precios de venta y por su productividad. De esta manera, un aumento del indicador indica un deterioro de la competitividad manufacturera, en la medida en que los salarios se incrementan por encima de la combinación entre la suba de sus precios y de la productividad laboral.
La mejora de competitividad reflejada tras la salida de la Convertibilidad comenzó a perderse a partir de 2004, pero con mucha mayor fuerte entre 2013 y 2014. Durante esos años, el costos salarial ajustado por productividad se situó 30% por encima del nivel de 1998. Según cita el informe de Finsoport, las subas salariales afrontadas por la industria desde 2004 (promedio anual del 26%) fueron superiores a la sumatoria entre el aumento de sus precios (media anual del 12%) y las ganancias por productividad (promedio anual de 4%).
Este escenario no ha sido parejo en toda la industria. Los sectores exportadores se vieron beneficiados durante varios años, pero ahora la dinámica reciente del tipo de cambio nominal, prácticamente planchado, los menores precios internacionales y la productividad registrada fueron insuficientes para compensar los incrementos en las remuneraciones otorgados por estos sectores. Se trata de los rubros de alimentos y bebidas; cuero; productos refinados del petróleo; química; metales básicos; instrumentos médicos y automotriz. Según la estimación de la firma que dirige Jorge Todesca, considerando subas de salarios moderadas de 25% y 15% en los precios industriales, para 2015 se proyecta un "nuevo deterioro del costo salarial real, que se condice con el proceso de continua caídas en las exportaciones argentinas".
A su vez, los sectores "formadores de precios" son los más favorecidos, ya que cuentan con la capacidad de establecer los precios de venta domésticos y trasladar los incrementos de costos laborales no compensados por subas en la productividad. Lo que podría impactar este año en estas ramas industriales es la caída de la demanda interna.
Por último, los rubros "amenazados por importaciones", como son el textil, indumentaria, caucho y plástico, maquinaria y equipos, muebles, entre otros, también sufrieron pérdidas de competitividad importantes. Se dedican principalmente al mercado interno, pero sus precios están marcados por la competencia de los bienes importados. En este sentido, la reciente dinámica del tipo de cambio (con poca movilidad ascendente) y de la productividad no compensó las subas de salarios nominales.
En un contexto de alta inflación, el Gobierno demostró que tiene previsto seguir utilizando el tipo de cambio como ancla para contener los precios, lo que "determinará una continua pérdida de competitividad para la industria", remarcó el informe.
Por Natalia Donato.
En pleno año electoral, el Gobierno volvió a marcar la cancha en materia macroeconómica y anticipar que pese a la depreciación que viene sufriendo el real desde el año pasado, pero con más fuerza en los últimos días, la Argentina mantendrá estable el tipo de cambio para priorizar la certidumbre.
"Si Brasil devalúa violentamente, para la Argentina lo que hay que hacer es evitar la inestabilidad y dar certidumbre. Hay muchos que se quejan de que hay atraso cambiario, pero si después devaluamos están en contra", enfatizó el ministro de Economía, Axel Kicillof, en declaraciones radiales.
Un informe realizado por la consultora Finsoport y difundido por El Cronista en su edición ayer destacó que la constante pérdida de competitividad que viene sufriendo la industria desde los últimos años, escenario que se ve agravado ahora por la devaluación más brusca de la moneda brasileña. El documento sostiene que mientras que desde julio del año pasado Brasil depreció el real más de 25%, la Argentina sólo ajustó 6% el tipo de cambio.
Kicillof salió al cruce de estas cifras y recordó que "lo que no tienen en cuenta es que hubo un corrimiento de más del 20% en enero de 2014", por lo que "en realidad el número está más cerca de un 30%", dijo. Omitió mencionar que mientras en Brasil la inflación fue del 6%, en la Argentina los precios subieron 38%, según las consultoras privadas. El Indec, claro, mostró un alza de 23,9%. Al respecto, el ministro manifestó que "la inflación bajó a un tercio desde comienzos del año pasado para todo el mundo, aún para que el miente desde la oposición".
La desaceleración en el alza de precios es una realidad consensuada entre la mayoría de los analistas, pero no dejan de recalcar que existe un fuerte atraso cambiario por la inflación acumulada de los últimos años y una política de tipo de cambio que no subió al mismo ritmo.
La inflación
"La Argentina depreció su moneda más que Brasil en términos nominales, pero cuando se analiza en términos reales, la devaluación local fue absorbida por los aumentos de precios, que superaron la devaluación", insistió Todesca, dueño de Finsoport. El economista agregó que las declaraciones de Kicillof son "para engañar a la gilada". Reconoció que si el Gobierno devalúa bruscamente también se lo cuestiona, pero consideró que "si se deprecia la moneda sin ningún plan, como se hizo en enero pasado, no puede salir bien".
Coincidió con Todesca su colega de Abeceb.com, Dante Sica, quien afirmó que "el problema sigue siendo la inflación" y "si devaluás menos que la tasa inflacionaria y además las monedas de los socios comerciales se deprecian contra el dólar, se acentúa el problema", agregó.
De todos modos, Sica anticipó que no avizora un fuerte crecimiento de importaciones de Brasil en este escenario, debido a la permanencia del comercio administrado en la Argentina, reforzado por la escasez de divisas. Sí admitió que los sectores que exportan al vecino país se verán perjudicados, especialmente el automotriz, así como los rubros químico, petroquímico y del papel.
Por su parte, el economista Fausto Spotorno, de Orlando Ferreres & Asociados, sostuvo que "hay un terrible atraso cambiario" pero aseguró que "el Gobierno hará todo lo posible para sostener el tipo de cambio lo más estable posible hasta el fin de su gestión". La experiencia de enero del 2014 le demostró a la gestión de Cristina Fernández que subir bruscamente el tipo de cambio tiene una correlación directa en los precios, por lo que en la medida de lo posible, no harán esta jugada en un año electoral.
Por Ariel Maciel.
El Gobierno nacional descartó aplicar una nueva devaluación del peso argentino en el medio de la depreciación del real, que rompió la barrera de los R$3 en relación al dólar estadounidense. Como contrapartida, fortalecerá el mercado interno para mantener a salvo la actividad económica y se mantendrá alerta de la situación financiera y cambiara de su principal socio comercial. El objetivo de la administración de Cristina Kirchner es lograr la convergencia cambiaria.
La cotización del real brasileño, afectado por los vaivenes políticos y judiciales por los que atraviesa el gobierno de Dilma Rousseff se transformó, a medida que avanzó la semana, en el mayor temor de los industriales argentinos y llegó esa preocupación a la Casa Rosada. En el Palacio de Economía y en el Banco Central admitieron que el efecto sobre la economía local es “inevitable” aunque diseñan alternativas para controlar un coletazo de esa crisis cambiaria.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, y el presidente del BCRA, Alejandro Vanoli, fueron los encargados de desmentir una nueva devaluación del peso, para evitar asimetrías en la competitividad de las industrias argentinas y brasileñas. “Mientras en Brasil se devalúa violentamente, la Argentina evita la inestabilidad”, enfatizó el titular del Palacio económico.
En declaraciones a radio La Red, Kicillof aclaró que la estabilidad de la moneda local se mantuvo luego de la corrida cambiaria de enero de 2014, en donde hubo una devaluación del 20 por ciento. “Dicen que Brasil devaluó 25% desde julio y Argentina sólo 6% desde ese mes, pero no tienen en cuenta que tuvimos un corrimiento de más del 20% en enero y entonces en realidad estamos en un 30 por ciento”, explicó.
Industriales locales reclamaron medidas compensatorias para evitar la pérdida de competitividad con los productos brasileños aunque los empresarios consultados por este medio evitaron hacer reclamos devaluatorios. Sin embargo, el pedido pareció instalarse de modo natural. “Si no se devalúa, dicen ‘hay atraso cambiario’, y si se devalúa, está mal devaluar”, se quejó Kicillof, quien al mismo tiempo acusó a “muchos economistas” de ser parte “de la oposición pero van vestidos de economistas a los medios”.
El jefe de Economía admitió que la situación de Brasil preocupa al Gobierno nacional por el efecto sobre la industria local. “Si Brasil cae, nosotros tenemos un problema directo porque el 60% de lo que vendemos va a ese destino”, enfatizó.
En ese sentido, destacó la decisión gubernamental de fortalecer el mercado interno para superar la crisis externa: “En el mundo hay en este momento un enorme terremoto económico, cambiario y fi nanciero. Pero éste es un gobierno que, cada vez que hay problemas internacionales, ha tratado de fortifi car la economía argentina para que la eventualidad no replique adentro, o por lo menos que sea con la menor violencia posible”.
Por su parte, Vanoli también aceptó la alerta que generó la situación de Brasil. En declaraciones a Radio América dijo: “Estamos monitoreando la economía de Brasil. Los presidentes de los bancos centrales de la región estamos en contacto”.
El jefe del Central aclaró que, desde el punto de vista financiero, “no están dadas las condiciones para ninguna devaluación abrupta” y sostuvo que “la economía argentina va a ir hacia una convergencia cambiaria”.
En los últimos cuatro días, el dólar acumuló un alza de 5,44% y de 13,27% en Brasil desde que comenzó el año. Así, la moneda estadounidense superó el techo de los 3 reales por unidad, valor que no alcanzaba desde hace diez años, afectada por la apreciación de la divisa estadounidense en el mundo, por el escándalo de corrupción en Petrobras y por la incertidumbre sobre la instrumentación del ajuste fi scal pretendido por gobierno de Dilma Rousseff.