Apenas un grupo de senadores consideró el reclamo popular y verificó que las quejas son justas y las instalaciones atómicas atentan contra la seguridad del país. Durante el gobierno de Fernando Lugo, poco se podía esperar considerando la afinidad del exobispo con los representantes de la Casa Rosada porque en ese tiempo ningún funcionario levantó la voz ante la amenaza.
La excepción fue el corto período en el que Federico Franco ejerció el poder, pero con el país aislado en el contexto internacional, ninguno de los reclamos tuvo respuesta.
La asunción de Horacio Cartes reactivó las relaciones internacionales, confiadas a un indolente Eladio Loizaga, que nada aporta para acompañar la inquietud de sus compatriotas. El canciller paraguayo se ocupó más bien en fortalecer las explicaciones que daban los funcionarios argentinos, negando la inminencia de la instalación del reactor y admitiendo únicamente la radicación de la “industria química DIOXITEX” en territorio formoseño.
Las engañosas afirmaciones de los diplomáticos argentinos, sustentadas por el canciller Eladio Loizaga, fueron categóricamente desmentidas por el anuncio de la Presidenta argentina, que dejó en ridículo al máximo representante de las Relaciones Exteriores del Paraguay.
Según fuertes versiones, el guiño al reactor atómico por parte de funcionarios del más alto nivel del Paraguay estaría ligado a la intención de explotar minas de Uranio en nuestro territorio. Visto del lado del “negocio”, sería altamente rentable para los empresarios que lo encaren. Mirando con otra óptica, las minas de uranio son altamente contaminantes, tanto que varias fueron cerradas en la Argentina por el impacto que tienen en la salud de los seres humanos y el ambiente.
Con el panorama cada vez más oscuro y sin que asome la esperanza de una acción patriótica de nuestros gobernantes, los pilarenses han decidido unirse a los demás ciudadanos del país que ven con pena a la diplomacia paraguaya rendida a los pies de nuestros vecinos. Las protestas ya no tendrán como escenario solamente a “la ciudad rebelde”. El 7 de marzo frente al Panteón de los Héroes, de Asunción, los ciudadanos indignados harán escuchar su voz de repudio por la instalación del amenazante experimento nuclear argentino y la sumisa actitud de nuestros representantes.
Y como expresara una pancarta portada por un ciudadano alemán radicado hace décadas en Pilar y que está plenamente identificado con la causa: “Mejor Hoy ACTIVOS, que Mañana RADIOACTIVOS”.