El comercio entre la Argentina y Brasil volvió a mostrar en febrero signos de una gran debilidad y no da señales de revertirse para lo que resta del año. El año 2014 cerró con una merma en el flujo bilateral del 21% y 2015 arrancó con la misma tendencia. Las cifras del mes pasado reflejan una caída del comercio de los mismos niveles (-21%) y el déficit para la Argentina alcanzó los u$s 154 millones, producto de una caída del 25,6% en las exportaciones y de 16,9% en las compras al vecino país. 

Con el objetivo de intentar revertir estos números, llegará al país este mes el flamante ministro de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil, Armando Monteiro, quien se reuniría con su par local, Débora Giorgi. 

La contracción en las colocaciones de productos argentinos en el mercado brasileño (alcanzaron los u$s 814 millones) se debe a la "pérdida de competitividad por el incremento de costos local y la fuerte desaceleración de la economía del país vecino", consideró la consultora abeceb.com en su informe mensual. 

Las importaciones, en tanto, se ubicaron en febrero en los u$s 968 millones y en este caso la caída interanual se relaciona con un menor nivel de actividad local –las fábricas producen menos y requieren, a su vez, de menos insumos–, así como también a la imperiosa necesidad del Gobierno de contener la salida de divisas. 

Según recordó la firma que dirige Dante Sica, en conjunto con la demanda de dólares para ahorro y turismo, el menor ingresos de divisas por ventas externas obligó al Banco Central a frenar la venta de moneda extranjera para importación durante los primeros días de febrero. Y si bien la situación se regularizó durante el resto del mes, "los controles siguen vigentes". 

Respecto de las exportaciones, se destacaron en febrero menores ventas de autos, vehículos de carga, autopartes, naftas, productos hortícolas, de perfumería, motores para vehículos, gas propano, entre otros. Las colocaciones argentinas en el vecino país representaron el 5,7% del total importado por Brasil en febrero, 0,4 puntos porcentuales por debajo del alcance registrado el mismo mes del año pasado. 

A su vez, la Argentina compró menos motos, máquinas agrícolas, hidrocarbonetos, motores y generadores y polímeros plásticos. De esta manera, las compras locales representaron el 8% de las ventas externas de Brasil, puntualiza el informe de abeceb.com.

Con exportaciones por u$s 814 millones e importaciones por u$s 968 millones, el saldo fue negativo para la Argentina en u$s 154 millones, déficit que creció 120% respecto de los u$s - 70 millones obtenidos en febrero de 2014. 

En lo que va del año, el intercambio entre los principales socios del Mercosur se ubicó en los u$s 3.417 millones, que equivale a una caída del 23,2% respecto del primer bimestre del año pasado. El déficit acu mulado alcanza a u$s -223 millones en detrimento de la Argentina.

La ola de datos y expectativas frustrantes en el plano económico que enfrenta la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, desde que asumió su segundo mandato hace dos meses, continuó ayer con el deterioro de la balanza comercial de febrero y los pronósticos que apuntaron una profundización de la caída del PBI y un alza de la inflación para este año.

Analistas del mercado consultados por el Banco Central (BC) estimaron que la economía se contraerá 0,58% en 2015, lo que de confirmarse marcaría el peor resultado de los últimos 25 años, aún por debajo del rojo de 0,33% en 2009 por los coletazos de la crisis financiera mundial. Esos analistas comenzaron el año proyectando un crecimiento del PBI de 0,5% anual, porcentaje que entró en una curva negativa que no encuentra tope.

El pesimismo se extendió a las previsiones inflacionarias. Los economistas consultados por el BC para su encuesta semanal estimaron que los precios subirán 7,47% hasta diciembre, casi un punto por encima del límite de la meta oficial, que es de 6,5%.

Por la tarde, el gobierno informó que a balanza comercial brasileña registró en febrero un déficit de u$s 2.840 millones, que creció en el primer bimestre a u$s 6.016 millones en función de la fuerte caída de los precios de commodities como mineral de hierro, petróleo y soja.

Aún no pudo estimarse el efecto sobre el intercambio comercial de la huelga de camioneros que afecta desde hace más de diez días el movimiento en las rutas. Las protestas con bloqueos de carreteras continuaban ayer, más concentradas en el sur del país, incluso después de que Dilma sancionara una ley que regula la jornada laboral de los camioneros, sin vetar ningún artículo, tal como reclamaban esos trabajadores.

A los traspiés económicos hay que sumar el complicado escenario político en el que se mueve la presidenta, con el rechazo dentro de sus propias filas del ajuste propuesto para frenar el déficit fiscal que cerró 2014 en 0,63% del PBI, y cumplir la promesa de alcanzar un superávit primario de 1,2% del PBI.
La mayor parte de la bancada del Partido de los Trabajadores (PT) en el Congreso advirtió que no votará a favor de esos recortes, que restringen beneficios laborales, previsionales y tocan el Programa de Aceleración de Crecimiento, si el gobierno no acepta cambios, lo que adelanta una difícil negociación puertas adentro de la coalición oficialista.

Seis centrales sindicales se manifestaron ayer en trece ciudades de Brasil contra esos cambios, que ven como un retroceso a las conquistas de la última década promovidas por el PT. El secretario general de la CUT, la mayor agremiación del país y aliada del gobierno, Sergio Nobre, afirmó que lucharán "para que los trabajadores no paguen por el ajuste fiscal".

Otra turbulencia se avecina en los próximos días, cuando el Procurador General, Rodrigo Janot, eleve a la Corte Suprema la lista de políticos sospechosos de haber recibido dinero proveniente del desvío de fondos de la estatal Petrobras, entre los cuales, habría legisladores oficialistas, según filtraciones de prensa.