La justicia de Estados Unidos definirá hoy a cuánto ascenderá el juicio que Argentina debe pagar a los acreedores con bonos en default y decidirá mañana si deja al banco Citi pagar la deuda en dólares de legislación nacional, en una verdadera maratón de novedades que llegarán desde los tribunales de Nueva York.
En paralelo, el Gobierno apuesta a que bonistas europeos presionen en los tribunales estadounidenses para cobrar la deuda nominada en euros que permanece congelada en cuentas del Bank of New York (BONY) en Buenos Aires desde fines de junio por orden del juez Thomas Griesa, luego de que la justicia británica haya aceptado el derecho de esos acreedores a cobrar bonos emitidos bajo ley de su jurisdicción (pero en un fallo abstracto, que no obligó a la entidad financiera a liberar los fondos para evitar un conflicto de territorio con Nueva York).
Los me too, litigantes que quieren plegarse al fallo a favor del fondo NML Capital y otros, tienen plazo hasta hoy para hacerlo, tal el cronograma que acordaron los representantes de los holdouts y del país y que convalidó el juez Griesa. En otras palabras, acreedores que quieran obtener exactamente el mismo trato que quienes ganaron el juicio, deben presentar sus casos ahora, o iniciar un proceso aparte, algo que demorará más tiempo. Según estimaciones del mercado, la sentencia en contra del país, que actualmente llega a u$s 1.700 millones, se estiraría hasta unos u$s 6.000 millones. El Gobierno estima que esos juicios podrían incrementarse hasta entre u$s 15.000 y 20.000 millones.
De acuerdo con los plazos procesales acordados, Argentina tendrá tiempo hasta el 17 de marzo para responder los pedidos de anexión de los me too. Luego, los holdouts deberán dar su posición antes del 7 de abril.
El martes será el turno de los bonos en divisas de legislación argentina que Argentina deposita en cuentas alojadas en la filial local del Citibank. Griesa autorizó "por única vez" los pagos de esos vencimientos tres veces, a pesar de que los bonos formaron parte de la oferta del canje y que su fallo original congeló todos esos títulos.
Hasta la semana pasada, el mercado daba por hecho que Griesa ratificaría su decisión de liberar esos pagos. En un escrito, el Citi afirmó que no es agente pagador de Argentina y que el país realizó varias emisiones de bonos fungibles para pagar obligaciones ajenas al canje, lo que hace imposible discriminar qué pagos de deuda corresponden a la reestructuración. Griesa se mostraba flexible ante esos argumentos.
Sin embargo, la semana pasada el país confirmó que bancos extranjeros estaban a la búsqueda de inversores para una nueva emisión de bonos argentinos, lo que provocó que los holdouts se quejaran ante Griesa por lo que juzgaron un nuevo intento de eludir la sentencia, y Griesa pidió informes a las entidades.
La expectativa ahora pasa por saber si el magistrado interpreta estos movimientos como un nuevo intento de desacato (en momentos en que Argentina apela su orden de desobediencia) y, por lo tanto, cambia de opinión sobre los bonos de ley argentina.
Los fondos buitre confirmaron que, tras la caída de la cláusula RUFO de los bonos reestructurados, propusieron al país cobrar con nuevos títulos, sin pago en efectivo, a través del mediador Daniel Pollack. Argentina insiste con pagar la misma oferta realizada en los canjes 2005 y 2010, que los litigantes consideran insuficiente. El Gobierno apuesta a cerrar su necesidad de dólares con el swap cambiario con China y una nueva emisión de deuda que permita reunir fondos para pagar el Boden 2015, el principal compromiso de este año (u$s 6.000 millones).
Por: Carlos Burgueño.
"Chupadores de sangre internacionalmente reconocidos también". Así calificó ayer Cristina de Kirchner a los fondos buitre, durante su discurso de inauguración de las últimas sesiones legislativas que la tendrán como Presidente. Si bien la jefa de Estado no dio precisiones sobre si avalará una reapertura de negociaciones con los acreedores o si terminará su mandato sin retomar el diálogo, y por consiguiente sosteniendo el "default técnico", sí avanzó en el enfrentamiento contra Paul Singer, Keneth Dart y compañía fustigando los "ataques" de los fondos buitre, y sostuvo que "lo más triste es que recibieron apoyo interno"de sectores políticos de la Argentina. Según la Presidente, "2014 fue para todos nosotros un año en el que nos auguraban catástrofes financieras azuzadas también por los buitres que desde Nueva York intentaron en todo momento trabar la gestión de Gobierno, el funcionamiento de la economía argentina y, lo que es más triste, muchas veces apoyados internamente". La Presidenta cuestionó después la "ofensiva internacional" sufrida por el Gobierno de su fallecido esposo, Néstor Kirchner, "con el FMI y los fondos buitre"."Es como si la película se hubiera repetido. Lo que le decían a él con el FMI me lo decían a mí con los buitres", se quejó. Cristina dijo que "por lo menos el FMI es un organismo reconocido internacionalmente. Y los buitres son eso: chupadores de sangre internacionalmente reconocidos también".
Nuevo capítulo
Mientras tanto, la batalla por el "juicio del siglo" entre la Argentina y los fondos buitre tendrá esta semana un nuevo capítulo que modificará la causa para siempre. Por un lado, hasta hoy, los "me toos" tendrán tiempo para anotarse en el listado que confecciona Thomas Griesa en su juzgado. Cumplido el horario judicial de Nueva York (17 horas de Buenos Aires), no habrá más tiempo para que un acreedor con bonos de la deuda externa argentina en default desde 2001 y que hasta ahora no hizo juicio en los tribunales norteamericanos, puedan sumarse a los reclamos. Se supone que los que no se presenten quedarán fuera de cualquier alternativa de pago que avale la Justicia de los Estados Unidos. La Argentina tendrá luego hasta el 7 de abril para revisar los reclamos y confirmar que son válidos. Por lo que se especula, dentro de los "me toos" se agregarían reclamos por entre 4.000 y 5.000 millones de dólares, que se sumarían a los u$s 2.000 millones que ya están avalados por el fallo de 2012 de Griesa ratificado por la Justicia de EE.UU. En su mayoría, se trata de los mismos fondos buitre (Elliott, Olifant, Aurelius, Blue Angel, Blackrock, etc.), que fueron comprando bonos en default (por fuera de sus tenencias originales), a bonistas que no quisieron esperar el final del juicio contra la Argentina.
A éstos se sumarán otros fondos que no se presentaron a juicio en el tribunal de Thomas Griesa como el Bracebridge Capital LLC, el Lightwater Parters, el Old Castle y el GMO. Todos estos inversiones, según sus propias declaraciones, se especializan en "distressed securities" (valores con dificultades).
El cronograma de la batalla entre el país y los fondos buitre continuará mañana, cuando también en el juzgado de Griesa se concrete una nueva audiencia, en este caso donde el juez deberá resolver sobre el pago de una parte de los bonos reestructurados por el país y el pedido del Citibank para que el juez lo autorice a pedir de forma definitiva los pagos de intereses de bonos en dólares emitidos bajo ley argentina, actualmente en un limbo jurídico. Hasta el momento, Griesa fue habilitando esos pagos, trimestrales, al tiempo que mantiene bloqueado desde julio pasado en el Bank of New York (BoNY) un depósito de 539 millones de dólares que efectuó la Argentina para tenedores de bonos reestructurados en dólares bajo legislación estadounidense y en euros bajo legislación inglesa. Detrás del pedido del Citibank está encolumnada la Argentina, que quiere limitar el default a los bonos emitidos bajo legislación estadounidense. Por el contrario, los fondos buitre quieren que el alcance del default "técnico" sea el más amplio posible, y que incluya a la deuda emitida fuera de Wall Street. "Vistos los antecedentes de Griesa, podría fácilmente autorizar el pago de Citibank sólo por una vez, lo cual claramente no es una solución. Estos retrasos e incertidumbre sólo contribuyen a dar más poder extorsivo a los fondos",indicó la embajadora argentina en Washington, Cecilia Nahón, de cara a la audiencia.
El 13 de febrero pasado, también sobre este punto, la Justicia inglesa habilitó una cuenta del BoNY en Londres para pagar deuda argentina cubierta por la ley inglesa, aunque evitó ordenar que se libere la transferencia para no inmiscuirse en el litigio que lleva adelante Griesa. Entre los acreedores con bonos bajo legislación inglesa se encuentra el fondo Quantum Partners, del financiero estadounidense George Soros.