El canon minero es una importante fuente de ingresos para algunos gobiernos regionales, principalmente Áncash, Arequipa, La Libertad y Cajamarca. El canon es una bolsa que equivale a la mitad del impuesto a la renta que pagan las compañías mineras, y se distribuye entre los gobiernos locales y regionales de los departamentos donde están las operaciones mineras. Este año, con la caída de los precios de los minerales, se espera una reducción significativa en los recursos disponibles. Las regiones que más dependen del canon serán las más afectadas.
Algunos entendidos en la materia han propuesto que el gobierno central compense, con fondos de la tributación general, los menores ingresos que por concepto de canon recibirán ciertas regiones. El Gobierno debe resistirse a esa idea.
Es verdad que la caída en los precios de los minerales afecta a unas regiones más que a otras. Pero también es verdad que las que hoy se ven más afectadas fueron las que más se beneficiaron del canon cuando los minerales subieron. Nadie propuso en ese momento que esas regiones le cedieran al resto una parte de los ingresos que les correspondían.
La volatilidad de los ingresos del canon es una consecuencia inevitable de la volatilidad de los precios de los minerales. A veces suben, a veces bajan. Son intrínsecamente riesgosos, o sea, variables. Y así como en la física existe la ley de conservación de la energía, que dice que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma, así también existe una ley de conservación del riesgo en la economía: el riesgo no se crea ni se destruye, solo se traslada. Para proteger a ciertas regiones de la caída en los recursos del canon tenemos que trasladar el riesgo a otras, transfiriéndoles menos recursos por conceptos distintos al canon.
El total del canon minero en el 2014 fue de 3.000 millones de soles. Eso implica que las compañías mineras pagaron 6.000 millones de soles de impuesto a la renta. Una mitad para el canon y la otra mitad para el gobierno central. Digamos que el gobierno central haya gastado esos otros 3.000 millones de soles exclusivamente en regiones que no reciben canon. Supongamos ahora que los recursos del canon bajen este año en 40%, como presagia el congresista Juan Carlos Eguren. El impuesto a la renta pagado por las compañías mineras tendría que bajar en la misma proporción, esto es, de 6.000 millones a 3.600 millones de soles. Las regiones que tienen canon recibirán 1.800 millones, que es la mitad del total, y todas las demás regiones, a través del gobierno central, los otros 1.800 millones.
Como este ejemplo pone de manifiesto, no son solamente las regiones que tienen canon minero las que perderán 1.200 millones de soles de ingresos. Las que no tienen canon minero también perderán 1.200 millones de soles porque el gobierno central recaudará menos impuestos a la minería y dispondrá de menos recursos para gastar en ellas. Si el gobierno central quisiera compensar los menores ingresos de las regiones con canon, tendría que transferirles casi la totalidad del impuesto a la renta de las compañías mineras, de manera que esas regiones sigan recibiendo 3.000 millones este año, a costa de que las demás solamente reciban 600 millones. ¿Por qué deben ser las regiones que no tienen recursos minerales las que compensen a las que sí los tienen, y no al revés?