Por Laura Serra.
Pefresse a los duros cuestionamientos que formularon sectores de la industria y del sindicalismo, el bloque oficialista de la Cámara de Diputados convirtió en ley anoche el polémico convenio marco de cooperación en materia económica y de inversionesentre la Argentina y China.
Entre otras cosas, este acuerdo permitirá que, a cambio de financiamiento del país asiático, nuestro país se comprometa a la compra exclusiva de tecnología china, permita el ingreso a la mano de obra de ese país y habilite la adjudicación de obras públicas sin necesidad de realizar una licitación.
Todo el arco opositor votó en contra de la iniciativa, pues, a su juicio, se le conceden amplios beneficios a China y se habilitan decisiones discrecionales al gobierno nacional. En las antípodas, el oficialismo exaltó la "alianza estratégica integral" con el gigante asiático, y enfatizó que el convenio modernizará la industria y facilitará el financiamiento de obras públicas. La pulseada la ganó la mayoría kirchnerista, como era previsible, que cosechó 133 votos a favor frente a 108 en contra.
En el mismo trámite, el oficialismo también aprobó otro controvertido acuerdo con China, el que prevé la instalación de una estación espacial de ese país sobre un predio de 200 hectáreas en Neuquén que contempla una exención impositiva por 50 años para los chinos. La oposición también rechazó esta iniciativa por considerarla una "inadmisible cesión de soberanía". "Esta base tiene una condición dual: civil-científica y militar", alertó Alberto Asseff (Frente Renovador) entre las voces que se opusieron.
La mayor parte del debate se lo llevó, no obstante, el acuerdo marco comercial con China, que le permitirá a Pekín invertir, con adjudicación directa y beneficios impositivos, en los más diversos sectores como energía, minerales, productos manufacturados, tecnología, agricultura, entre otros rubros.
Es así como, bajo este convenio, la Argentina y China ya firmaron una treintena de proyectos conjuntos; en la esfera económica se destacan la construcción de Atucha III y las represas Kirchner y Cepernic; la modernización del ferrocarril Belgrano Cargas; la compra de barcos y dragas; los proyectos de riego en la provincia de Entre Ríos, y la instalación de la Estación de Espacio Lejano. Además, se delineó un swap financiero de monedas por US$ 11.000 millones.
"Este acuerdo es un paso fundamental no sólo para el fortalecimiento de la relación bilateral con una importante potencia mundial, sino para el posicionamiento pleno de nuestro país en la multipolaridad", enfatizó el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, el oficialista Guillermo Carmona.
El diputado kirchnerista insistió en que este convenio va en línea con los que, en su momento, suscribió el ex presidente Raúl Alfonsín con Italia y España. El diputado Ricardo Alfonsín, hijo del fallecido mandatario, tomó el guante.
"Este acuerdo perjudica el interés nacional: se posterga la industria argentina en manos del capital chino", enfatizó el radical. En la misma línea, el jefe de su bloque, Mario Negri, atribuyó la firma del convenio "al contexto de debilidad por falta de financiamiento" de la Argentina. "Los chinos vienen con capitales, empresas, tecnología y mano de obra china y eso produce un desequilibrio en cualquier contexto de negociación", aseveró.
Sobre este punto, Federico Sturzenegger (Pro) precisó que el déficit en el comercio bilateral con China alcanza los 5800 millones de dólares. "En vez de buscar con este acuerdo ampliar mercados, el Gobierno quiso salvar el cepo, trocando swaps por adjudicación de obra pública", criticó. "Aquí hay una clara renuncia a las industrias argentinas en detrimento de los productos y de la tecnología chinas", advirtió Felipe Solá, del Frente Renovador.
A su turno, Margarita Stolbizer le achacó al Gobierno que, con este acuerdo, "hipotecará nuestro futuro y condicionará al próximo presidente".
Al cierre del debate, el diputado oficialista Roberto Feletti respondió a las críticas. "Es lógico que en esta etapa del comercio internacional la Argentina firme un convenio bilateral con China", enfatizó, y objetó a quienes insisten en privilegiar la relación con Estados Unidos.
Por Noelia Barral Grigera.
A instancias de la mayoría kirchnerista y tras un debate cargado de críticas opositoras, la Cámara de Diputados ratificó ayer por ley un convenio de cooperación económica con China y otro para la instalación de una estación de espacio lejano de ese país en Neuquén, que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó con su par chino, Xi Jinping, en julio pasado. Ambos proyectos consiguieron 133 votos positivos, y 108 y 107 en contra respectivamente. Además, también aprobó un acuerdo con Chile para construir pasos fronterizos viales y ferroviarios, por 235 votos a favor y dos abstenciones del Frente de Izquierda.
Los puntos más cuestionados por la oposición fueron el nivel de dependencia que, aseguraron, los acuerdos provocarán entre la Argentina y China, y la cesión de soberanía que, a su juicio, implica la instalación de la estación de espacio lejano. Además, criticaron el trámite exprés que el kirchnerismo imprimió al tema y el hecho de que algunos de los contratos ya están en ejecución. El oficialismo rechazó esos argumentos y avanzó en soledad, con los votos propios y de sus aliados.
Uno de los principales detractores del acuerdo fue el diputado massista y secretario de la Unión Industrial Argentina, José De Mendiguren, quien consideró que con el convenio el Gobierno está "entregando el futuro del desarrollo argentino". "Creemos que este acuerdo no modifica en nada la estructura productiva argentina y la relación con China. Hoy el 85% de lo que le vendemos a China es un poroto de soja y esto no garantiza que eso vaya a cambiar", señaló. "Crean problemas para nosotros y oportunidades para China", completó Felipe Solá.
Por su parte, la líder del GEN, Margarita Stolbizer, reconoció que "muchos de estos acuerdos son necesarios para la Argentina", pero cuestionó el plazo de 50 años de duración del convenio. "No tiene derecho un gobierno, a nueve meses de terminar su mandato, a hipotecar nuestro futuro ni a restringir las capacidades gubernamentales de la próxima gestión", advirtió.
Con un discurso basado en el análisis geopolítico, la diputada de la Coalición Cívica-ARI Elisa Carrió consideró que en "un momento en que la Argentina es estratégica porque es biooceánica", el Gobierno entrega "esto a China sin pensar y sin razonar".
El macrista Federico Sturzenegger, en tanto, evaluó que con el acuerdo "se buscó salvar el cepo, trocando swaps por adjudicación de obra pública" y advirtió: "Acá la crisis la tenemos nosotros y la oportunidad se la damos a los chinos". El radical Mario Negri respaldó ese razonamiento: "Los chinos vienen con proyectos chinos, tecnología china y mano de obra china", denunció.
El oficialismo rechazó estas denuncias. "Es lógico que de los cuatro bloques regionales con los que tenemos relación privilegiemos al que mejor le ha ido económicamente", sostuvo Roberto Feletti. El economista además enfatizó que el 70% de los insumos para viabilizar los acuerdos serán nacionales y advirtió: "La oposición se vuelve proteccionista ante China tras pasarse cuatro años cuestionando las políticas de la Secretaría de Comercio".
El mendocino Guillermo Carmona agregó: "El acuerdo favorecerá el ingreso de divisas y permite modernizar la industria argentina, incrementar su competencia y competitividad. La oposición política y mediática no debe meter miedo por razones electorales". Además, el titular de la comisión de Relaciones Exteriores defendió la instalación de la estación espacial: "En Malargüe hay una igual de la Comunidad Europea y nadie dice nada. No tiene ninguna finalidad militar, ni equipamiento que pueda servir para inteligencia. Son antenas para la ob servación del espacio", explicó.
Por Martín Bravo.
Con 133 votos a favor -hubo 108 en contra-, el kirchnerismo sancionó el proyecto para aprobar el "Convenio marco de cooperación en materia económica y de inversiones" y otro para avalar la construcción y establecimiento de una estación de espacio lejano en Neuquén, por 50 años. Sobre el primero se repitieron los cuestionamientos por las condiciones preferenciales a las empresas chinas, como la adjudicación directa de obras de infraestructura a cambio de financiamiento, el ocultamiento de los convenios complementarios y específicos ya firmados o a celebrarse y la profundización que provocaría el acuerdo del proceso de extranjerización de la economía argentina. Y atribuyeron como motivación a la necesidad del Gobierno de asegurarse divisas para el final del mandato de Cristina. En cuanto a la estación espacial, ya en construcción avanzada en Bajada del Agrio, los opositores advirtieron sobre los riesgos de un uso militar.
"Permitirán en el corto plazo mejorar el desbalance comercial con China, modernizar la industria, incrementar su competitividad y dar valor agregado de las exportaciones", defendió los proyectos en el inicio el kirchnerista Guillermo Carmona. El titular de la comisión de Relaciones Exteriores volvió a tomar la palabra para responderle a Ricardo Alfonsín: "¡Están queriendo meter miedo por cuestiones electorales!". El radical había dicho que el acuerdo generará "un proceso de extranjerización de la economía, con una postergación de la industria nacional a manos del capital chino". Enseguida Julio Cobos advirtió que "adjudicar directamente una obra implica poca transparencia".
Desde todo el arco opositor se acumularon las críticas. "El 85% de lo que le vendemos a China es un poroto de soja, ¿dónde se garantiza que cambiamos la matriz productiva? Estamos entregando el futuro del desarrollo argentino", remarcó José De Mendiguren, por el Frente Renovador. "Estamos recreando un vínculo neocolonial. No es un acuerdo estratégico sino coyuntural para manejar dólares de acá a fin de año", aseguró el socialista Juan Carlos Zabalza."Todos los temores se verifican cuando se ve que para la estación espacial la empresa china está asociada con una argentina (Esuco) investigada en la causa Lázaro Báez", apuntó Pablo Javkin, de la Coalición Cívica. Para Alcira Argumedo, será una "entrega aberrante de soberanía y recursos". Carlos Heller, aliado del oficialismo, replicó que se trata de "un acuerdo estratégico que trasciende lo comercial y tiene que ver con el proceso de integración regional".
Los macristas Federico Pinedo y Patricia Bullrich reclamaron agregar que no se podrá usar la estación espacial para fines militares. Y Federico Sturzenegger cuestionó que "los convenios ya están firmados pero no se traen al Congreso". Ya entrada la noche, en los discursos de cierre, el radical Mario Negri adjudicó al Gobierno "decisiones que comprometen 30 o 40 años el futuro del país". Por el kirchnerismo replicó Roberto Feletti: "Escuchamos hasta el hartazgo el tema del aislamiento internacional, y ahora que cerramos un acuerdo con la segunda economía del mundo son todos proteccionistas".
Con la aprobación de los Tratados del Ejecutivo Nacional con China, el financiamiento para el dique El Tambolar en San Juan quedó asegurado. La obra estaba en el paquete que financiará el país asiático y es una buena noticia para la Provincia en el marco del crecimiento en reservorios de agua y centrales hidroeléctricas pero básicamente será una herramienta clave para la toma masiva de mano de obra de la construcción.
Según dijo el diputado nacional Daniel Tomas, "El Tambolar está aprobado dentro de los tratados con China en el apartado de 22 mil millones de dólares de los cuales 600 millones son para que Techintt construya El Tambolar”. En el recinto se escucharon objeciones de la oposición sobre este tema pero consiguió la aprobación final pasadas las 20 y luego de un largo debate.
El Gobierno Provincial ya había empezado con obras en El Tambolar para conservar parte de la mano de obra que quedaba desocupada de Punta Negra y para morigerar el impacto del parate de la construcción de la mina Pascua Lama.
El Tambolar viene planificándose desde 1966. Integra junto con Los Caracoles, Punta Negra, Ullum I – II y Quebrada de Ullum el conjunto de obras planificado para el Aprovechamiento Múltiple del Río San Juan. Será el segundo en generación de energía, con 343 GWh de energía media anual, después de Los Caracoles que tiene capacidad para generar 600 GWh, y en tercer lugar se ubica Punta Negra con casi 300 GWh. El Tambolar tendrá el mayor volumen de embalse con 605 hm3, mientras que Los Caracoles tiene 565 hm3, Punta Negra, 500 hm3 y Ullum, 440 hm3.
Por Sebastián Premici
El Congreso nacional convirtió en ley dos convenios de cooperación con la República Popular China. El Frente para la Victoria (FpV) y sus bloques aliados consiguieron 133 votos a favor contra 108 de la oposición. Los acuerdos marco prevén inversiones en materia de infraestructura energética, con la construcción de dos centrales nucleares y dos hidroeléctricas, equipamiento ferroviario y cooperación espacial. El discurso opositor tuvo una sola línea argumental, que el gobierno nacional cedía soberanía y que el principal perjudicado sería la industria nacional. Desde que se inició este debate, los distintos actores fueron incorporando información para clarificar los alcances del proyecto de ley, pero la oposición hizo caso omiso al aporte informativo. Según datos del Ministerio de Planificación, más del 70 por ciento de las obras comprometidas serán realizadas por proveedores locales. En total, podrán generarse 17.900 nuevos puestos de trabajo directos.
“Hay diputados que van muy seguido a la embajada estadounidense. Es un amor no correspondido, porque no somos complementarios, somos competidores, y lo que Estados Unidos va a buscar siempre es que nos vaya lo peor posible (...). Es demasiado el colonialismo mental que tienen”, sostuvo Roberto Feletti (FpV) al cierre del debate, que duró aproximadamente ocho horas.
La sesión arrancó con un quórum de 134 legisladores, la misma cantidad que reunían el oficialismo y sus bloques aliados el año pasado. “No hubo deserciones, como vaticinaban algunos”, confió a este diario un legislador del FpV. La diputada del PRO Patricia Bullrich inició la sesión con un pedido de silencio por la muerte de Alberto Nisman. Juliana Di Tullio, presidenta del bloque del FpV, solicitó un aplauso por el aniversario del nacimiento de Néstor Kirchner, y la correntina radical María de las Mercedes Semhan reclamó un homenaje a San Martín.
“Estamos entregando el futuro del desarrollo argentino”, lanzó en su alocución el massista José Ignacio de Mendiguren. El también representante de la Unión Industrial Argentina (UIA) cuestionó los acuerdos marco por considerar que “no modifican en nada la estructura productiva argentina y la relación con China”. Otro integrante del Frente Renovador cargó con mucha más ideología en su discurso, como es el caso de Oscar Gilberto Alegre. “Nuestro alineamiento debe ser con Occidente. Negociar con China nos coloca en conflicto con Occidente y nuestros propios socios, como Brasil. En un hipotético gobierno, mucho de lo planteado en los acuerdos será modificado”, reflexionó el massista.
Entre los acuerdos previstos, la Argentina avanzará en la construcción de dos nuevas centrales nucleares. También está contemplada la ampliación de Embalse. La decisión de avanzar en este plan de energía nuclear fue convalidada por el Congreso en 2009. En aquel entonces, los proyectos obtuvieron 151 votos a favor, 10 en contra y 3 abstenciones en la Cámara de Diputados, mientras que en el Senado, 47 votos a favor y sólo 6 en contra. Ahora, con el avance en el financiamiento de las obras y establecida la participación local en los emprendimientos por los funcionarios del Poder Ejecutivo, la oposición rechaza las iniciativas.
“Acá no hay ninguna asociación estratégica. Acá hay un cuento chino de mal gusto que no sólo repite la especialización primaria de la Argentina, ahorrando puestos de trabajo en un contexto de destrucción de empleo”, manifestó Claudio Lozano, precandidato a jefe de Gobierno porteño por Camino Popular.
La construcción de las dos centrales nucleares generará 11.000 puestos de trabajo y demandará una inversión de casi 13.000 millones de dólares. En el caso de las dos represas hidroeléctricas de Santa Cruz, el proyecto involucrará a cien proveedores locales de la construcción y obra pública, y en total podrán generarse de manera directa 6900 puestos de trabajo. Entre los trabajadores locales y los proveedores se cubrirá el 60 por ciento de la inversión. Las turbinas y suministros extranjeros representarán solamente un 23 por ciento. El 17 por ciento restante será para cubrir las obligaciones tributarias.
Si se suman las dos centrales nucleares y las hidroeléctricas, la inversión asciende a 17.514 millones de dólares, con la creación de 17.910 puestos de trabajo calificados. Las tres obras netas de los préstamos que el país deberá devolver generarán, a lo largo de 22 años, un ahorro de 26.800 millones de dólares. Esta información fue proporcionada anteayer por Julio De Vido, ministro de Planificación, a los socios de la Cámara Argentina de la Construcción, datos que fueron obviados del debate parlamentario.
“Estamos preocupados por la equidad del país. No porque sean una gran potencia vamos a firmar lo que ellos quieran. Es un convenio desigual que no va a mejorar las condiciones de la balanza comercial, por lo que nos oponemos al convenio con China”, sostuvo el radical Julio Cobos. Lo votado fue un acuerdo marco. Luego, cada proyecto tendrá su acuerdo específico. Por ejemplo, la Cámara Argentina de la Construcción y el sindicato de la Uocra ya solicitaron al Ejecutivo participar en la redacción de los convenios específicos que los involucren. “Los funcionarios argentinos fueron a negociar con la soga al cuello, en un momento de debilidad por el frente externo”, agregó Ricardo Alfonsín (UCR).
La relación bilateral con China comenzó a fortalecerse en 2004, luego del primer encuentro presidencial entre Néstor Kirchner y Hu Jintao. En aquel año, el ex presidente había hablado de una inversión potencial de 20.000 millones de dólares, que pocos creyeron posible.
“Algunos leen ciertos diarios que dicen cosas y las convierten en verdad. Parten de ciertos preconceptos, no investigan, no leen ni siquiera el contenido de los convenios que cuestionan. Se dicen cosas que son groserías, como las que tienen que ver con las relaciones laborales objeto del acuerdo. El convenio dice ‘se regirán por la ley del lugar de ejecución del contrato’, es decir la Argentina ejercerá las potestades correspondientes al poder de policía en materia laboral y de seguridad. No sé de dónde sale que no se aplicará la legislación argentina”, refutó Carlos Heller (Frente Nuevo Encuentro).
El Gobierno logró anoche ratificar por ley, con un triunfo más que ajustado por 133 votos contra 107, el acuerdo con China que Cristina de Kirchner firmó en julio del año pasado con el presidente Xi Jing Ping. Junto con el kirchnerismo, votaron a favor el Frente Cívico de Santiago del Estero; Nuevo Encuentro; el Movimiento Popular Neuquino; el Frente por la Inclusión Social (Ramona Pucheta); el PJ La Pampa y el fueguino metalúrgico Oscar Martínez del Partido Solidario Social.
La votación era clave para el Gobierno. En general la ratificación de los convenios que Argentina firma con el mundo no tiene mayores conflictos en los recintos. El último caso que generó una batalla campal entre las bancas fue la ratificación del Acuerdo con Irán, aunque en ese caso se trataba de un acuerdo con fines tan específicos como cuestionables, como fue la anunciada intención de tomarle declaración en Teherán a los funcionarios iraníes acusados en la causa AMIA.
La novedad en el caso del rechazo de la oposición al acuerdo con China es que se trata de un convenio amplio de cooperación, financiamiento de obras y comercio. De ahí que la UCR, el PRO, la Coalición Cívica y el Frente Renovador, cada uno con su versión, rechazaran la adjudicación directa de obra pública a empresas chinas siempre que ese país corriera con el financiamiento, la participación de trabajadores chinos en las obras a realizar, entre las que están las represas de Santa Cruz, y la polémica construcción de una base en Neuquén que, se advierte, puede ser usada con finales militares.
El kirchnerista Guillermo Carmona, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, arrancó ayer con la defensa del proyecto. Acusó a la oposición de usar el debate sobre China para "meter miedo por cuestiones electorales" y afirmó que el convenio es similar a los que firmó el Gobierno de Raúl Alfonsín con España e Italia. Sus argumentos se resumieron en tres puntos:
• "El acuerdo de cooperación económica con China favorecerá el ingreso de divisas al Banco Central para mejorar el desbalance comercial con las mismas condiciones que tienen los bancos centrales extranjeros".
• "Permite modernizar la industria argentina, incrementar su competencia y competitividad, así como el volumen del valor agregado de las exportaciones argentinas".
• "Los acuerdos no derogan ninguna ley vigente de inversiones extranjeras ni de inmigración, sino que ayudan a potenciar la industrialización del país y a darle valor agregado a las exportaciones".
Sobre las críticas a la estación espacial en Neuquén aseguró que "no aprueba ninguna finalidad militar" y que la presencia de militares "se da en todas las estructuras espaciales" del mundo.
El texto del acuerdo dice expresamente que se dispone la "construcción, establecimiento y operación de Instalaciones de Seguimiento Terrestre, Comando y Adquisición de Datos, incluida una antena para investigación del espacio lejano".
La construcción de esa base no esperó a la ratificación del acuerdo por ley que se terminó de tramitar anoche en Diputados. De hecho, la base está en marcha y ya generó hasta una conflicto gremial con sindicalistas argentinos por las condiciones.
La sesión arrancó poco después de las 12, cuando el kirchnerismo, junto con el Frente Cívico de Santiago del Estero, Nuevo Encuentro, Movimiento Popular Neuquino y monobloques aliados al FPV conformaron el quórum reglamentario al reunir 134 legisladores, cinco más del número exigido para abrir la sesión.
Federico Pinedo pidió en el recinto que "se abra una negociación con China para que se despejen dudas de que no se usará esa base para fines militares" y sostuvo que "es bastante inusual que tenga tantos votos en contra un tratado internacional" y denunció que el convenio "dice que se pueden hacer otros convenios sin intervención del Congreso" .
Uno de los mas duros con el acuerdo fue Pablo Javkin, de la Coalición Cívica: "Este proyecto de ley delega la facultad legislativa de discutir los tratados complementarios sin que pasen por el Congreso, lo que es equivocado e improcedente", afirmó Javkin en su discurso y agregó "es pensar sólo en la coyuntura, esos tratados se van a discutir en cinco años y no se lo va a hacer en el Congreso; además tienen una complejidad desde el punto de vista constitucional".
"El mundo se relaciona con China y lo hace de distintas maneras", dijo Javkin, y agregó: "Brasil planteó la relación de otra manera, firmó convenios pero antes estableció objetivos propios de Brasil. En este tratado no hay ningún documento en el que se prevean metas para nuestra relación con China. Brasil estableció metas y 619 productos prioritarios que iban a entrar en los convenios con China". Y cerró: "¿Dónde están los objetivos del Estado argentino? ¿Qué productos argentinos se van a priorizar? Esto es muy importante porque dentro de diez o veinte años deberemos ver cómo se plantearon nuestros objetivos y hacer una evaluación. Discutir el rol centro-periferia implica fijarse una estrategia. Brasil lo hizo; hagámoslo", insistió Javkin.
El kirchnerista Martín Gill matizó con una defensa del proyecto: "Este acuerdo estratégico establece claramente que las investigaciones tendrán un carácter pacífico; la oposición tiene un grado importante de desconocimiento en lo que hace a la materia tecnológica", dijo.
Por el Movimiento Popular Neuquino, Alicia Comelli tambien defendió el acuerdo recordando la importancia que tienen para su provincia "la construcción de esta estación espacial" y garantizó que "sólo habrá técnicos chinos mientras que el resto del personal será argentino".
Desde el radicalismo contraatacó la mendocina, Patricia Gimenez: "Nuestra Carta Magna concede al Presidente de la Nación la facultad de firmar tratados, concordatos y otras negociaciones con naciones extranjeras, pero prohíbe al Poder Ejecutivo, en uso de esa facultad constitucional, comprometer la soberanía, la jurisdicción y el territorio nacional, incluido su espacio aéreo y subterráneo. Es por eso que el Congreso no debe permitir ese avasallamiento de la soberanía. El pacto con China es el nuevo memorando de entendimiento con Irán", dijo.