Por José del Rio.
Los dólares están por todos lados en la Argentina. Siete de cada diez autopartes que se usan para la producción de vehículos terminados vienen del exterior. El 65% de las drogas que tienen como insumo los laboratorios para la producción de remedios no habla castellano, y el 90% de los celulares y LCD que dicen "fabricado en Tierra del Fuego" cuentan con tecnología del exterior. El Grupo Techint, uno de los principales fabricantes de tubos de acero sin costura del mundo, necesita importar mineral de hierro para abastecer sus mercados internacionales, mientras que la más cercana Arcor requiere del cacao para que los chocolates lleguen a los quioscos. El número es elocuente: seis de cada diez insumos que se importan no tienen un proveedor local que pueda abastecerlos, según la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA).
Los bienes de capital, las autopartistas, los electrónicos de Tierra del Fuego y la industria química demandarán este año unos US$ 26.600 millones; los vencimientos de deuda, 11.500 millones; la energía, 6200 millones; el turismo, 6000 millones, y el dólar ahorro, unos 3000 millones. Es decir, un total de casi 53.300 millones de dólares.
"El 90% de las grandes industrias utilizan al menos un insumo importado, mientras que al 67% de las pymes también les es imprescindible un proveedor del exterior porque no existe localmente quién pueda abastecerlos", enumera Diego Pérez Santisteban, presidente de CIRA.
El minuto a minuto del dólar temporada 2015 arrancó, sin embargo, con el cierre total de los pagos al exterior durante 72 horas en la primera semana de febrero, y un seguimiento personalizado a los importadores, para que atenúen sus compras, y a los exportadores, para que aceleren la liquidación de divisas. Las medidas dieron origen a lo que los empresarios bautizaron irónicamente como "economía del dique". Es decir, un gabinete centrado en controlar la salida de dólares lo máximo posible, presionar a los exportadores y llegar a octubre con el poder económico suficiente para hacer frente al ejercicio con mayor cantidad de vencimientos en dólares desde 2011. "El cauce de la demanda de moneda extranjera se seguirá conteniendo con una represa de medidas. La solución de fondo quedará para el que sigue", admite resignado el presidente de una de las firmas convocadas habitualmente por el secretario de Comercio, Augusto Costa.
Más allá del relato, "vivir con lo nuestro" no es una elección, sino la consecuencia directa de la retracción de los grandes generadores de dólares para la economía local. La baja de 28% interanual en el precio de la soja, combinada con la retracción de 27% en el maíz y de 18% en el trigo, reducirá en US$ 7000 millones la cosecha 2015, según la estimación de la consultoraEconométrica. La inversión extranjera directa se contrajo 20% en el país, según el último informe de la Cepal, y el default cerró la financiación a tasas competitivas en los mercados tradicionales y convirtió a China en la única puerta de salida.
El año electoral obliga también a mantener el tipo de cambio controlado para evitar una nueva pérdida de poder adquisitivo como la que se produjo tras la devaluación de 2014, y el moderado crecimiento proyectado para la economía plantea la paradoja de ser un alivio en términos de dólares: por cada punto que crece el producto bruto interno (PBI) se necesitan entre 2500 y 3000 millones de dólares adicionales.
El poder de fuego del Banco Central ya no es el que era. Las reservas internacionales cerraron 2014 con unos US$ 31.433 millones. Si bien con US$ 834 millones más se revirtió contablemente la tendencia de los últimos tres años consecutivos de baja, no es un incremento de fondo. "El ascenso es aparente porque unos 2300 millones son préstamos de China y unos 1300 millones, de Francia", sostiene el economista Hernán Lacunza, hoy gerente general del Banco Ciudad. Si bien aclara que son herramientas genuinas para engrosar las reservas, no dejan de ser préstamos que habrá que devolver y la salida de dólares sigue siendo mayor que el ingreso. A su vez, hay que tener en cuenta unos 1300 millones de servicios de deuda que no se pudieron pagar por el default y que todavía están latentes. "Tradicionalmente, los préstamos externos eran el 5% de las reservas. Hoy son el 20%. En caso de una situación de estrés, hay un gran porcentaje que no se podría usar", describe Lacunza.
Las obligaciones financieras constituyen una de las principales salidas que hay que afrontar este año. "El grueso de los vencimientos se dará en el tercer trimestre, con el Boden 2015, pero hay unos US$ 14.000 millones latentes que constituyen el 44% de las reservas actuales", dice Rodrigo Álvarez, director de Analytica. Las elecciones de octubre llegan en un contexto en el que habrá que desembolsar US$ 5500 millones para el prometido pago del bono. El calendario de pagos plantea un primer semestre tranquilo y un punto de inflexión en el tercero, para el que habrá que prepararse.
La (no) negociación con los fondos buitre, en tanto, es más para la tribuna que para un acuerdo de fondo. "Sin la cláusula RUFO vigente [no permitía al país ofrecer a bonistas mejores ofertas que las de los canjes de 2005 y 2010], hoy a ambos les conviene patear las tratativas para un futuro gobierno", razona Álvarez.
En la misma línea, Robert Shapiro y Nancy Soderberg, los copresidentes de la American Task Force Argentina (ATFA), lobbistas del fondo NML, acaban de reconocer que no hay negociaciones con el Gobierno y denunciaron a funcionarios del gobierno argentino. La argumentación del ministro de Economía, Axel Kicillof, se centra en que el mediador "juega para los buitres".
La presión sobre el dólar ahorro es otro de los puntos que hay que seguir de cerca. Bastaron cinco días de febrero para evaporar los US$ 400 millones que entraron por el último tramo del swap de China. Las proyecciones de los economistas consultados por LA NACION marcan unos US$ 3000 millones para este año. Por eso será fundamental contener la mayor demanda, que es propia de los años electorales, y revertir el hecho de que nueve de cada diez argentinos sacan sus dólares del sistema cuando la AFIP los autoriza. La posibilidad de adquirir moneda extranjera por Internet y la mejora en las tasas de referencia para los depósitos en dólares dentro de los bancos son sólo dos muestras del camino iniciado por Alejandro Vanoli. Las autorizaciones para viajes no son relevantes en el esquema actual de salida de dólar.
Juan Pablo Paladino, jefe de investigaciones de Ecolatina, suma otro punto de vista: "Los vencimientos de deuda consumían el 20% del valor de la cosecha, mientras que este año representan más del 30%". Por eso, se necesita algún tipo de financiamiento adicional. "Si no se logra, el ajuste lo tendrá que hacer el sector privado, con menos autos, menos turismo y menos nivel de actividad", agrega.
Adrian Yarde Buller, economista de Orlando J. Ferreres & Asociados, avanza en la misma línea: "El swap con el Banco Popular de China podría aliviar parcialmente la restricción externa, especialmente teniendo en cuenta que el déficit comercial con ese país superará los 5000 millones de dólares para el total de 2014". De todos modos, este monto no será suficiente, y el Gobierno deberá encontrar caminos alternativos para entregar el poder con un nivel razonable de reservas.
En la industria hablan de la era de la discrecionalidad. "Cuando uno se sumerge en la letra chica aparece la fuerte preeminencia de los trenes y el material rodante producido en China, que paradójicamente se convirtió en la mayor salida de dólares del último ejercicio", apunta Dante Sica, titular de la consultora Abeceb.com. Las automotrices, los electrónicos, los bienes intermedios y la industria química integran el top five del podio de los sectores con déficit. Léase: la resta de exportaciones menos importaciones da negativa.
El camino, sin embargo, no es sencillo. Las restricciones se han ido incrementando en los últimos años. En los tiempos de Guillermo Moreno aparecieron las notas de pedido, las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI), algún que otro llamado intempestivo y hasta los bizarros planes uno a uno para tener luz verde. Hoy se incorporaron restricciones, matrices, formularios, declaraciones, plazos y cupos, en un paso a paso cada vez menos expeditivo. Situación que se hace todavía más compleja cuando de un día para otro existe la decisión política de "cerrar directamente el grifo", como ocurrió a comienzos de este mes.
"El calendario no escrito de DJAI supone pisar fuerte el primer trimestre, liberar en parte con la cosecha entre marzo y abril para ver de qué forma está la fotografía en los meses previos a las elecciones, y evitar cualquier tipo de costo macroeconómico que se refleje en las urnas", propone Sica. Y agrega: "La economía funciona hoy con un nivel de importaciones menor al que necesita para su funcionamiento óptimo".
Como muestra basta la situación de las terminales automotrices, a las que se les liberó el 50% de los dólares que necesitan mensualmente para importar las autopartes necesarias para mantener los niveles de producción local. Sin embargo, cuando le plantearon la situación al secretario de Comercio, Augusto Costa, recibieron como contrapartida que estaban aumentando demasiado los valores de los vehículos.
En el caso de los electrónicos, la situación está directamente vinculada con Tierra del Fuego. El año pasado se llegó a niveles de morosidad muy superiores a la media por la imposibilidad de hacer frente a los pagos con los proveedores internacionales. Eso generó un efecto cascada con 2000 puestos menos de trabajo y suspensiones por doquier.
"Dentro del rubro químico aparece gran parte de los fertilizantes e insumos para el agro. De ahí que tienen tanta relevancia en el ranking de los importadores", justifica Diego Coatz, economista jefe de la Unión Industrial Argentina. "Por cada punto del crecimiento del PBI se necesitan entre 2500 y 3000 millones de dólares más de importaciones. Entre los vencimientos y lo que se vaya por dólar ahorro, las reservas van a empezar a flaquear", sostiene Coatz.
En el caso de la energía, la baja de 47% acumulada a febrero en el precio del petróleo actuará como un atenuante a la reducción de ingresos generados por el descenso en la cotización de la soja. Se estima que el déficit energético se reducirá entre 1800 y 2000 millones de dólares este año (sería de 6200 millones).
Otro de los puntos que están latentes son las multas de la Organización Mundial de Comercio por las decisiones tomadas durante la gestión de Guillermo Moreno en Comercio. "Vemos muy poco probable que no logre traspasar el costo al próximo ciclo político", concluye Paladino. Pero, claro está, eso no importa en la economía del dique.
Por Javier Blanco
El Banco Central (BCRA) retiró ayer del mercado 6360 millones de pesos al renovar íntegramente los títulos de deuda en moneda nacional que le vencían -por $ 9150 millones- y lograr colocar nuevas letras por otros 8653 millones.
La cifra supone apenas el 1,4% del total de la base monetaria (que ronda los $ 450.300 millones) y menos de la mitad de los recursos (unos $ 14.200 millones) que ya emitió en lo que va del año para ayudar al Gobierno a maquillar su creciente déficit fiscal. Pero, aun así, muestra el empeño de la actual conducción económica por mantener bajo control los agregados monetarios para restarle combustible al dólar paralelo.
La entidad que conduce Alejandro Vanoli recibió ofertas de compra por $ 17.859 millones por los títulos que emitió ayer y aceptó casi la totalidad ($ 17.803 millones).
A su vez, como sólo enfrentaba vencimientos por $ 9150 millones, encontró la oportunidad para retirar dos tercios de lo que venía emitiendo en lo que va del mes ($ 9300 millones hasta a mitad de mes) para asistir al Gobierno.
Sin embargo, esa tarea le resulta cada vez más costosa. Ayer, por caso, debió pagarles a los bancos e inversores que habían invertido en esos títulos $ 2293 millones en concepto de intereses. Vale recordar que los títulos que están venciendo se colocaron a tasas algo más altas que las que el ente monetario valida hoy. Iban del 27 al 30%, de los 90 a los 365 días; mientras que en la actualidad el rango de tasas que paga va del 26,3 al 29% nominal, sin cambios desde hace varias semanas.
Con el resultado de ayer el stock de la deuda emitida por el BCRA con fines de regulación monetaria ya trepó hasta $ 322.112 millones y creció en 41.900 millones sólo en lo que va del año.
LOS DÓLARES SE RESISTEN
Pero el éxito que tiene al emitir en pesos le es esquivo a la hora de ofrecer títulos en dólares para captar precisamente los billetes que les den una base de sustento menos volátil a sus reservas.
Ayer, por caso, el BCRA debió declarar desierta la subasta de nuevas letras en dólares (que denomina segmento "N", por nuevas) que ofrece a los bancos con tasas algo más atractivas para tratar de convencerlos de que sean más activos a la hora de captar plazos fijos en dólares entre los clientes a los que les venden divisas (dólar ahorro) cada mes. La semana pasada, en el estreno del sistema, había logrado captar, al menos US$ 1 millón.
Pero ayer no hubo ofertas pese a que, en los últimos días, el propio Vanoli les había pedido a los gerentes de los bancos más participación en las subastas de las nuevas letras en dólares, aquellas que "gratifican" con tasas de hasta 4,2% anual a los que resulten más persuasivos con los ahorristas..
La dura retórica de Axel Kicillof contra el mediadorDaniel Pollack y los denominados fondos buitre no entorpeció la remontada de la deuda argentina.Prácticamente la totalidad de la curva de rendimientos nacional opera entre el 8% y el 9% anual, demostrando una vez más que el cambio de mando presidencial pesa más que la saga de los holdouts a la hora de tomar decisiones. Los bonos provinciales, en tanto, ofrecen retornos más suculentos, aunque éstos también se han ido replegando en las últimas jornadas.
Los inversores favorecieron el tramo más largo de la curva en el comienzo de año. Es el caso del Discount ley N.Y., que mediante una recompensa del 8,7% en dólares, ha trepado un 10,1% en lo que llevamos de 2015. El Discount bajo ley local no se quedó atrás: logró un avance del 8,5% y ya rinde un 9,7% anual, un punto menos que hace un mes. Cabe destacar asimismo la performance del Par N.Y., un papel que ha ganado un 6,6% en el año, validando así un rendimiento del 8,1%.
Retracción
Por otro lado, se ha moderado la escalada de los títulos cortos, con la notable excepción del Global 2017, que avanzó un 9,2% en casi dos meses. Ahora rinde un 8,5% anual, medio punto por encima del Bonar X, título sujeto a legislación local que también vence en 2017. Los rendimientos de estas dos emisiones han exhibido una retracción de dos puntos en apenas dos meses, reflejando la avidez por riesgo argentino que se palpa en los mercados internacionales.
El freno fue evidente en el Boden 2015, puesto que volvió a cotizar en los 102 dólares. Hace una semana su retorno arañaba el 7% anual, pero una ligera toma de utilidades lo regresó hasta el 8,3%. De todos modos, sigue cómodo por delante de los 97 dólares que ofreció el Gobierno en el frustrado canje de diciembre. El Bonar 2024, la colocación para resarcir a la española Repsol, se mantuvo además en torno a su máximo histórico. Cotizó el viernes en los 104,80 dólares, arrastrando su rendimiento al 8,4% anual.
En el caso de las series provinciales, la deuda porteña se consolida como la apuesta más segura: los bonos de la Ciudad de Buenos Aires a 2015 ratifican un retorno del 8,5%, al tiempo que los que vencen en 2017 lo hacen en un 8,3%. La novedad es que los bonos del Gobierno bonaerense han reducido la brecha con sus pares porteños. Los papeles de Buenos Aires que expiran en 2015 y en 2017 rinden ahora un 11,3% y un 10,3%, respectivamente.
Ni lentos, ni perezosos, los inversores también aprovecharon los altos rendimientos de los bonos Córdoba 2017 y Buenos Aires 2021. En sólo cuestión de un mes, el primero pasó de prometer un retorno del 16% a uno del 12,9%, mientras que el restante lo mutó de un 12,6% a un 11% anual.