El dólar en el mercado de cambios de San Pablo llegó a operarse ayer por encima de los 2,90 reales. Un precio que no alcanzaba desde hace diez años. Por quinta sesión consecutiva se negoció en alza pero al cierre retrocedió a niveles de 2,897 reales, ante el ingreso de dólares de una colocación privada de deuda en el exterior. Entre la rebaja de la calificación de Moody's a la deuda rusa, algunas declaraciones del ministro de Hacienda, Joaquim Levy, que inyectaron más incertidumbre sobre el devenir del ajuste anunciado, y una importante compra de divisas por parte de una empresa estatal se coadyuvaron para detonar la suba del dólar por sobre los 2,90 reales. A pesar del retroceso final el sentimiento del mercado apunta a un dólar firme en esta banda de precios.
En lo que va del año la moneda brasileña acumula una depreciación del 7,54% (en 2014 fue del 13%).
Las expectativas del mercado, reflejadas en el sondeo semanal del Banco Central, muestran el ajuste en el ánimo de los operadores que casi sobre el cierre del año pasado estimaban que el dólar a fin de 2015 estaría en 2,62 reales, y ahora lo ven por encima de 2,90 (ya en enero pasado elevaron la estimación a 2,80). Más allá de los precios proyectados, se consolidó el consenso de un real más débil este año, más de lo que se preveía el año pasado. Incluso ayer entre industriales se operaba como si el dólar valiera ya 3 reales.
Para este año las proyecciones de los economistas brasileños dan cuenta de que tampoco habría crecimiento del PBI, es más, ya estiman una caída de más de medio punto porcentual. No es una buena noticia para el comercio exterior argentino. Aunque con vistas a lo ocurrido el año pasado, puede preverse que el impacto del bajo nivel de actividad en Brasil podría quedar acotado a ramas industriales puntuales con epicentro en el sector automotor. Al respecto vale señalar que la mitad de las exportaciones argentinas al mercado brasileño son autos (algo similar ocurre con los embarques brasileños a la Argentina).
Pero la depreciación del real es sin duda un duro escollo para la estrategia oficial de anclar el peso (frente al dólar) en un año electoral para contener la inflación. Según cálculos de la consultora M&S el tipo de cambio bilateral se está acercando aceleradamente al peor momento de 1999-2001 (hoy estaría a menos de 18% de ese nivel).
El panorama actual y las perspectivas para el resto del año constituyen un nuevo obstáculo para el comercio bilateral, sobre todo porque sufrirán más la competitividad de los embarques argentinos.
En Brasil se preparan para un tipo de cambio más devaluado y un ajuste gradual de los déficits externos. De modo que los exportadores argentinos perderán por la menor demanda brasileña y por la mayor fortaleza del peso frente al real. Los analistas reconocen que la depreciación del real fue más rápida de lo esperado pero está en línea con los fundamentos macro, domésticos y externos. Por eso apuestan a una recuperación del saldo de la balanza comercial gracias a un tipo de cambio más depreciado y un nivel de actividad más magro contribuyen a contener a las importaciones.
La confianza de los industriales en la economía del país cayó en febrero a su peor nivel desde 1999, cuando comenzó a ser divulgado el índice, informó ayer la patronal del sector. El Índice de Confianza del Empresario Industrial (ICEI) fue de 40,2 puntos este mes, con un retroceso de 4,2 puntos respecto a enero de 2015, según un sondeo divulgado por la Confederación Nacional de Industria (CNI) a 2.830 empresas entre el 2 y 12 de febrero.
El indicador, que en febrero retrocedió en todas las regiones y sectores de la industria brasileña, acumula una caída de 12,2 puntos en los últimos doce meses. Durante este período, el índice medido por la CNI se ha situado por debajo del listón de los 50 puntos, en una escala de entre 0 y 100, es decir, en un área que refleja la desconfianza de los industriales. La falta de confianza volvió a ser generalizada entre todas las empresas, independientemente de su tamaño, ya que el índice es de 39 en las pequeñas, 38,7 en las medianas y 41,5 en las grandes industrias.
Por sectores, la industria de la construcción registró el peor índice de confianza (39,8), seguido del de transformación (40,1) y el extractivo (42,7).
La producción industrial brasileña se redujo en un 3,2% el pasado año, su peor resultado anual desde 2009, y según otra encuesta divulgada recientemente por la CNI, las industrias del país reducirán sus inversiones con respecto a años anteriores debido a la crisis.
De acuerdo con los datos de la patronal, los principales miedos de los industriales brasileños son la incertidumbre de la economía brasileña, la previsión de que ocurra una retracción de la demanda y el encarecimiento del crédito.