Por Sofía Bustamante.
Según los últimos datos oficiales, el financiamiento monetario del Banco Central (BCRA) al sector público asciende a $ 14.232 millones, es decir que en tan solo un mes y medio la asistencia al Tesoro casi iguala los $ 19.478 millones registrados en 2010.
Conciente de ello, el organismo monetario sigue aspirando pesos de la plaza porteña: lleva esterilizados $ 35.290 millones para contrarrestar el exceso de liquidez, y por lo tanto, para evitar un incremento de la inflación.
Tal como detalló el economista Jefe de Orlando Ferreres, Fausto Spotorno, la cifra que retiró del mercado el Central es tan alta porque todavía tiene que esterilizar parte de lo emitido en los últimos días de diciembre. El 28 de ese mes, el banco presidido por Alejandro Vanoli giró al Tesoro $ 28.890 millones, llevando el monto mensual a los $ 32.921 millones, $ 2.000 millones más que en noviembre de 2014 y $10.000 millones más que en diciembre de 2013.
En cuanto a la asistencia anual, el año pasado el BCRA destinó $ 161.508 millones al sector público (el 14% del gasto corriente y de capital del Gobierno), un 71,6% más que en 2013.
Si bien es cierto que, producto de la inflación, los cerca de $ 19.500 millones de 2010 no representan la misma cifra que en la actualidad, de hecho según cálculos privados equivalen a unos $ 52.000 millones, en la City porteña creen que la emisión del Central para "salvar" al Tesoro continuará, en especial porque está claro que el gobierno no tiene intenciones de bajar el gasto público ni de financiarse por otros medios.
Esta estrategia monetariamente ortodoxa implica un contundente uso de las Lebacs, instrumento por el cual se aspira liquidez. No obstante, hay alerta en la plaza porteña por el costo que esto significar. El último informe de Finsoport hizo referencia a los $ 303.116 millones a los que llegó el stock de las letras -hace un año era de 115.458 millones- y a los $ 85.000 millones anuales que deberán pagarse de intereses, ya que "el stock tiene un costo medio de 28% y un plazo promedio de vencimiento de 150 días.
Asimismo, desde Finsoport resaltaron que el próximo gobierno deberá hacerse cargo de, al menos, $ 36.333 millones de vencimientos en los primeros dos meses de mandato. "Esta cifra seguirá aumentando a lo largo del año, estableciendo un verdadero chaleco de fuerza sobre la autonomía de las nuevas autoridades para fijar una política monetaria equilibrada y lograr una disminución efectiva de la inflación", expresaron.
Por otro lado, la política monetaria hace que disminuya la capacidad prestable de los bancos. Los préstamos al sector privado muestran una tasa de crecimiento global del 18% casi equivalentes a la mitad de la inflación -medida en términos privados- del ultimo año. La excepción son los préstamos vía tarjetas de crédito, pero el resto de las líneas muestran una marcada desaceleración.
Para el economista Jefe de Econviews, Eric Ritondale, la herencia que pueda dejar el Banco Central puede ser alarmante por otros aspectos. "Me preocupa más la que los pasivos en pesos crezcan al 30% y que los activos en dólares lo hacen al 9%. Es un problema patrimonial que se resolvió en enero pasado" con una devaluación, explicó el especialista.
A su vez, recordó que antes se licitaban Lebcas para robustecer las reservas, a diferencia de lo que pasa hoy, que se emite para pagar el gasto mientras las arcas se debilitan.
El Gobierno debió duplicar la ayuda que recibe del Banco Central, en lo poco que va del año, para poder cubrir su rojo financiero: el Tesoro se vio obligado en el comienzo de este año a tomar la mayor parte de las utilidades que mantenía depositadas en el organismo (limitado ahora por la cantidad de adelantos transitorios que puede recibir por ley de la entidad) y darle mayor velocidad a una emisión de pesos en la economía que nutre la demanda de dólares y le pone un piso al dólar "blue". El organismo giró $ 14.158 millones al sector público este año; un 95% más que lo que había transferido en el mismo período del año pasado ($ 7.233 millones).
El fisco vuelve a ser, de este modo, el factor principal que está detrás de la fuerte expansión de liquidez que hace Alejandro Vanoli. El Tesoro resolvió retirar una buena parte de los pesos que tenía depositados en el organismo por utilidades que fueron giradas durante el año pasado (aprobadas en el balance de 2013). "A fin de diciembre tenía $ 15.000 millones en moneda nacional y unos u$s 1.100 millones en moneda extranjera; pero durante enero se registró una caída en el stock que lo dejó prácticamente con todo en pesos. A partir de entonces, se observa una nueva reducción, de unos $ 9.100 millones, que claramente está representada por pesos que finalmente tienen impacto en la base monetaria", comentó a este diario el economista Andrés Méndez, de AMF Economía.
Por este fenómeno, el ritmo de emisión de pesos se disparó y se acercó al 30% anual. Y amenaza ahora con multiplicar, simultáneamente, los esfuerzos que debe hacer Vanoli para mantener bajo control la liquidez del sistema y moderar las presiones cambiarias, en un momento en que el mercado también observa con atención el aumento de los pasivos del Central y el deterioro de su patrimonio. El año pasado, el BCRA debió emitir $ 94.600 millones en Lebac para reabsorber una emisión de pesos que se desbordó y llegó a los $ 161.500 millones para financiar al Tesoro (un 73% más que el año anterior). Si las necesidades fiscales persisten, el Central se verá obligado a aumentar aún más el stock de su deuda.
"Quizás, con esta relajación de la política monetaria, el Gobierno pretenda generar impulsos reactivantes en una economía que no logra escapar de la recesión. Pero, una vez más, se equivoca: el abandono de la astringencia monetaria no proveerá estímulos al nivel de actividad, sino que se canalizará a mayor inflación y brecha cambiaria", advirtió el economista Federico Muñoz. "Si quisieran dinamizar la economía, la alternativa más eficaz sería -precisamente- recurrir al crédito externo para conseguir dólares que alivien al cepo importador. De todos modos, a esta altura de los acontecimientos, ya no debiéramos sorprendernos cuando Kicillof insiste, una y otra vez, en conducir la política económica por el camino del error sistemático", completó.