En lo que se refiere a los canales interoceánicos, los panameños tienen un siglo de experiencia. De modo que mientras su vecina Nicaragua emprende un plan para construir lo que alega ser un canal más grande y mejor, algunos panameños observan con interés y perplejidad.
“Tomamos muy en serio la posibilidad de la construcción de un canal en Nicaragua”, afirmó Francisco J. Miguez, vicepresidente ejecutivo de finanzas y administración de la Autoridad del Canal de Panamá.
El plan nicaragüense es viable, dijo Miguez. “Nuestra opinión es que, técnicamente, el proceso se puede construir…. con suficiente tiempo y recursos”.
Miguez no expresó una preocupación indebida de que pudiera tener lugar una rivalidad entre los canales en el istmo centroamericano, la cual podría afectar a los consumidores y negocios de EEUU que dependen del comercio global.
A fines de diciembre, el presidente nicaragüense Daniel Ortega y el empresario chino de telecomunicaciones Wang Jing comenzaron el trabajo en lo que dijeron será un canal de 173 millas de longitud, capaz de dar paso a los barcos de mayor calado del mundo entre los océanos Pacífico y Atlántico.
El proyecto nicaragüense está rodeado de misterio, especialmente la manera en que Wang planea financiar un canal que se espera costará $50,000 millones, y tal vez más. Muchos expertos occidentales sugieren que es posible que el gobierno chino acabe revelándose como el mecenas del proyecto.
Panamá está duplicando la capacidad de su canal, añadiendo un tercer conjunto de esclusas para acomodar navíos de una capacidad de más del doble que en el pasado. La expansión de $5,250 millones ha sido completada en un 85 por ciento, y se espera que sea operativa a principios del año próximo.
Expertos marítimos independientes afirman que Panamá tiene razón para preocuparse sobre un canal rival en Nicaragua.
“Si lo construyen de verdad, y si es administrado de un modo razonable, ellos van a encontrar clientes”, dijo Richard Wainio, consultor de envíos y ex director del Puerto de Tampa en la Florida. “La gente lo usará, y Panamá perderá clientes”.
Pero Miguez dijo que los expertos del Canal de Panamá sospechan que Nicaragua se equivocaba en pensar que atraerá a supertanqueros y barcos contenedores más grandes de los que podrían pasar por el Canal de Panamá después de expandido.
“Nuestra evaluación preliminar es que no existe (el mercado). No hay tendencias en este momento que muestren que en este momento habrá barcos mayores que los barcos contenedores de 14,000 unidades. No hay ninguna tendencia que vaya en esa dirección”, dijo Miguez.
Desde que el Canal de Panamá, de 50 millas de largo, abrió en 1914, los barcos de mayor capacidad que podían pasar por las esclusas se llamaban barcos Panamax, equipados para cargar alrededor de 5,000 unidades (contenedores de 20 pies). Luego de la expansión, los mayores barcos que podrán pasar, conocidos como Post-Panamax, podrán cargar entre 13,000 y 14,000 contenedores de este tipo.
Una descripción del proyecto dada a conocer el mes pasado por HKND Group dijo que el canal nicaragüense podría recibir navíos gigantes que carguen hasta 25,000 contenedores de 20 pies.
Un experto estadounidense de envíos cuestionó la probabilidad de que navíos de semejante calado puedan encontrar rutas ventajosas que pasen por el posible canal nicaragüense.
“No creo que se transporten ni siquiera granos en navíos de ese calado”, dijo James R. Brennan, asociado de Norbridge, empresa consultora de compañías de envíos y puertos radicada en Concord, Massachusetts.
El gobierno de EEUU ha mantenido en gran medida el silencio con relación al proyecto, y Miguez dijo que eso de debía probablemente a que una segunda ruta comercial no afectaría los intereses comerciales de Estados Unidos.
“Recuerden, alrededor del 60 por ciento o más de la mercancía que pasa por el Canal de Panamá o va o viene de EEUU. De modo que si Estados Unidos tiene una segunda ruta disponible, eso significa redundancia y más confiabilidad”, dijo Miguez.
Si las tendencias de envíos pasaran a barcos mayores, dijo Miguez, Panamá estaría listo para construir una cuarta senda en su canal para acomodarlos.