“Reducir los precios de la energía con mayor competencia y diversificación, por lo que se ampliará el terminal de Gas Natural Licuado (GNL) de Quintero y se construirá, con el apoyo de ENAP, otro terminal en la zona centro-sur del país”.
Ese fue uno de los compromisos de la Agenda Energética, documento elaborado por el Gobierno y que fue presentado por la Presidenta Bachelet en mayo del año pasado. Pero la realidad ha demostrado que un proyecto de esa magnitud -considerando los sobre US$1.000 millones que costó levantar el terminal de Quintero y otro tanto el de Mejillones- no se justifica en este momento.
La petrolera estatal ha analizado en profundidad este tema, mediante una serie de estudios para dar viabilidad a la propuesta. Sin embargo, para la compañía que lidera el ex ministro de Energía, Marcelo Tokman, es más eficiente perfeccionar el abastecimiento mediante camiones -el llamado gasoducto virtual por mar- que construir una instalación tan costosa como un puerto de regasificación.
Eso no quita que ENAP mantenga su compromiso a firme de colaborar con la masificación del gas natural en el país, lo que está haciendo en su rol de soporte del sistema energético nacional, que es lo que le encomendó a la estatal la presidenta Bachelet.
“Nuestro compromiso es asegurar que (el país) pueda tener la alimentación que había antes de la crisis del gas argentino, y parte de eso lo estamos haciendo con nuestro uso de camiones o gasoductos virtuales. A las industrias que no estaban conectadas a ninguna de nuestras redes se les está instalando sistemas de gasificación individuales y se está ya utilizando eso a donde no estábamos llegando con gas”, explicó el gerente general de la empresa, Marcelo Tokman.
El ejecutivo dijo además que el compromiso de la compañía es tratar de llevar, a precios competitivos, más gas a la zona centro sur y eso se está haciendo y se seguirá haciendo.
Respecto a los estudios para construir un nuevo terminal de GNL, añadió que “lo que hemos hecho es evaluar las posibilidades de demanda real que hay y en segundo lugar ver cuáles son las mejores alternativas para llegar con ese gas adicional. Por ahora por los volúmenes que vemos nos parece que lo mejor es seguir haciéndolo como lo estamos haciendo que es a través del gasoducto virtual a través de los camiones y la regasificación”.
Pensando a futuro, Tokman planteó que en la medida en que haya más demanda se seguirá evaluando.
“Además no olvidemos que tenemos que seguir muy de cerca lo que está pasando con el terminal flotante asociada a la central (de EDF) El Campesino. Si es que ese proyecto sigue adelante esa quizás sea la mejor alternativa para traer gas desde el sur y si eso ocurre y se requiere algún tipo de apoyo lo veremos, pero hay que estar preparado”, comentó.
Las dudas en el sector
En el sector eléctrico esta fue una de las ideas que generó inquietud dentro de la Agenda Energética, y por varias razones.
Una de ellas es, tal como plantea Tokman, si existe la demanda suficiente como para justificar la construcción de un nuevo terminal de gas. Aunque el plan de fondo es reemplazar la leña que se utiliza para calefacción en ciudades como Temuco, Los Ángeles o Concepción, esto depende de cómo se logra reducir la brecha de precios existente hoy entre ambos combustibles, para generar los incentivos para que la gente decida cambiarse al gas.
A ello se añade que no existe un parque de generación termoeléctrica en esa zona -salvo el proyecto El Campesino, de 1.200 MW pero que levantará su propio terminal flotante- y sí hidroeléctrico, el que también tiene potencial para seguir creciendo. En ese contexto, en la zona central hay algunas unidades como Candelaria (Colbún) o Renca (AES Gener) que no cuentan con suministro a firme, por lo que sería conveniente concentrarse en abastecer a esas unidades
Finalmente, otro punto en contra del GNL en el Biobío es que los dos terminales existentes en Chile, Mejillones y Quintero, tienen amplio potencial para crecer, pudiendo abastecer de manera virtual -por tierra o mar- al centro-sur del país.