Cecilia López Montaño, exministra y actual presidenta del Centro Internacional de Pensamiento Social y Económico (Cisoe), aseguró que se perdió una nueva oportunidad de crear una verdadera base productiva conformada por un sector rural que produzca, un sector industrial que se modernice y compita, y un sector de servicios menos informal. Esta fue una de las principales reflexiones del encuentro con expertos realizado por el Centro de Pensamiento Minero de la Universidad Naciones, en el que se destacó cómo los bajos precios internacionales del petróleo ratifican dicha premisa.
Refiriéndose al término “bonanza minera”, la exministra mencionó que se creía que esta iba a durar mucho más. “Colombia no es una potencia en este sector, si acaso en carbón, pero los precios de este también están por el suelo”, aseguró.
En su opinión, está claro que el sector minero debe seguir impulsándose pues todavía hay recursos por explotar, pero sin perder de vista que también se debe diversificar la producción.
Los analistas convocados por la U.N. para formar parte del taller “Economía y sostenibilidad de la industria minerometalúrgica” criticaron la poca previsión que se ha tenido con la bonanza de un producto del cual Colombia no es productor por excelencia y del que, además, no se han producido buenos réditos en otras épocas.
Juan Manuel Ospina, profesor investigador de la Universidad Externado de Colombia, afirma: “Este es un país con minería, pero no es minero”. Para este experto, parte del problema surge en los últimos dos o tres gobiernos, pues se empezó a apostar sobre la minería como el gran motor impulsador del desarrollo económico, basado fundamentalmente en un boom de precios.
Montaño y Ospina destacaron que centrarse en la minería llevó a descuidar el desarrollo de los sectores productivos no mineros, como el agrícola y el industrial. Ello generó una dependencia peligrosa, que ahora hace que el país se enfrente a una inestabilidad de precios.
Además señalaron: “Si bien, esta no ha afectado la base productiva nacional, ya no deja las utilidades que se estaban obteniendo en el mercado internacional, lo que ocasiona un horizonte de mucha duda”. Agregaron que “meter todos los huevos en una misma canasta” ha sido el error de muchos gobiernos colombianos, que ya fallaron también en épocas doradas como la cafetera, por ejemplo.
De acuerdo con Cecilia López Montaño, el Gobierno actual tendrá que hacer una nueva reforma tributaria para tratar de compensar los recursos que ha dejado de obtener por la caída de los precios. Esta medida es complicada, si se tiene en cuenta que se está sobrecargando con impuestos muy altos a sectores como la industria.
“También se tendrán que emprender políticas sectoriales: rural, minera y de servicios, pero ¿cómo lo van a hacer?”, se preguntó la presidenta de Cisoe, quien agrega que el Gobierno confía en que las alianzas público-privadas se lo van a permitir.
Por su parte, el profesor Ospina comentó que no se puede seguir creyendo que la minería y los energéticos van a ser la varita mágica que saque al país de la pobreza.
Por el contrario, argumentó que es necesario recuperar la capacidad productiva del aparato económico nacional, darle la importancia al mercado interno y no apostar por un solo producto o sector.
En ese sentido, el investigador destacó la labor que viene desarrollando el Centro de Pensamiento Minero de la U.N., debido a que trata un tema que se ha sobre politizado en el país y “se ha llenado de cargas emocionales que han alejado la posibilidad de encontrar la verdad de las cosas, por lo que es precisamente desde iniciativas como éstas, que se puede trabajar en propuestas para una minería que impulse el desarrollo y que sea sostenible e incluyente”.
La dirección a seguir
Antonio Romero, profesor de la Facultad de Minas de la U.N. Sede Medellín y director del Centro de Pensamiento Minero, ratificó que Colombia es un país de bonanzas que no se han aprovechado.
Por lo anterior, afirma que desde la Universidad Nacional se piensa que otra bonanza de la minería está lejana, por lo que asegura que es necesario crear infraestructura de producción.
En su opinión, el Gobierno y las empresas deben fortalecer lo que han denominado la agroeconomía, es decir, la unión entre agricultura, minería, energía, petróleo y gas, turismo y transporte, especialmente el fluvial. “Estamos pensando en una gran posibilidad de que el campo sea el motor de la economía, en un modelo colaborativo del que participe también la minería bien hecha”, concluyó el docente.