Por CLAUDIO M. CHIARUTTINI.

No fue una sorpresa. Por algo el general César Milani es, desde hace 2 años, el “preferido” de Cristina Fernández en asuntos de inteligencia. Por eso, ante la imputación que realizó el fiscal Gerardo Pollicita contra la Presidente de la Nación, el canciller Héctor Timerman, Andrés “Cuervo” Larroque, Luis D`Elia y Fernando Esteche, la 1ra. defensa fue legal, la 2da. fue comunicacional y, la 3ra., política.

Poco antes que el fiscal Gerardo Pollicita presentara al juez subrogante Sebastián Ramos, que investiga la denuncia del fiscal Alberto Nisman; la Procuraduría General del Tesoro entregó un escrito argumentando que la denuncia del fallecido funcionario no tiene pruebas y, además, no constituye delito alguno. Fue el comienzo de la defensa judicial de Cristina.

La defensa comunicacional la esgrimió el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, quién en la mañana del viernes 13/02 se despachó con calificativos tales como “maniobra desestabilizadora” o “golpismo judicial activo”, completando un extenso rosario de descalificativos contra el Poder Judicial y contra todo aquel que ose lanzar una acusación contra Cristina Fernández o un funcionario público.

Por fin, la defensa política se articuló buscando que todo miembro de importancia dentro del escalafón zoológico del kirchnerismo atacara a los enemigos de turno y defendieran a la propia tropa, un burdo juego de “amigos/enemigos” que, en el fondo, es usado por la Casa Rosada para hacer el “poroteo” y ver con qué cantidad de adhesiones reales aún cuenta.

Hablar de lo ocurrido en la semana implica entrar en una maraña de títulos, noticias y datos que no ayudan a comprender lo que está ocurriendo en el mundo político. Por eso, es necesario tener en cuenta que:

1. Pese a las maniobras para minimizar la denuncia que realizó hace casi un mes Alberto Nisman, el fiscal Gerardo Pollicita resolvió ratificarla y darle impulso para que llegue al escritorio del juez federal Daniel Rafecas.

2. Si bien el fiscal Gerardo Pollicita no pidió aún la indagatoria, fue imputado de un delito (2, para ser exactos) un Presidente de la Nación en ejercicio, superando una andanada de presiones pública y privadas como pocas veces se ha visto en la historia argentina.

3. El juez que tiene en sus manos la denuncia del fiscal Alberto Nisman anunció que acorta sus vacaciones y que comenzará a analizar la presentación de Gerardo Pollicita el miércoles 18/02.

4. Sólo un puñado de ministros, legisladores, funcionarios y aliados han dado apoyo explícito a la Presidente de la Nación. El peronismo, en pleno, ha dado un paso al costado y se mantiene en silencio.

5. En la semana, la Corte Suprema de Justicia dejó en firme la condena (6 meses de prisión) al primer funcionario público del kirchnerismo. Se trata del ex secretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime, un hombre que en vida de Néstor Kirchner, se creía intocable.

6. El vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, y otra media docena de imputados, se quedaron sin abogados, dado que el estudio jurídico Richarte & Asociados resolvió dejar a la mayoría de sus clientes que son, al mismo tiempo, funcionarios kirchneristas. Darío Richarte fue N°2 de la ex Secretaría de Inteligencia de Estado. Él se hizo cargo de las causas que llevaba adelante Javier Fernández cuando éste asumió en la Auditoría General de la Nación. Ambos fueron muy influyentes en días de Néstor Kirchner en la Presidencia y Héctor Icazuriaga/Francisco Larcher al frente del espionaje estatal con Horacio Stiuso de director de Operaciones. Fueron el vínculo con el fuero Administrativo Federal. En días de Cristina, Richarte se hizo cargo de la defensa de Boudou y otros funcionarios K. Pero Javier Fernández y Richarte frecuentan a Sergio Massa desde 2013, y en 2015 -ya sin Stiuso en actividad- el vínculo K parece cortado abruptamente.

7. En contra de las presiones, 7 fiscales, con el apoyo de la Asociación de Magistrados y Fiscales y la Unión de Empleados Judiciales de la Nación, llamaron a una marcha el #18F que, por estas horas, tiene 10 veces más menciones en las redes sociales que el #8N (fue en 2012), 2 días antes de realizarse.

8. A pesar de los “carpetazos” que han salido publicados por medios oficialistas contra los fiscales que llamaron a la marcha del 18, la movilización no deja de sumar adhesiones y se prevé, incluso si llueve, como algunos adelantan, puede ser más importante desde la Resolución 125.

9. Cristina Fernández intentó hacer una demostración de fuerza y se lanzaron varias “cortinas de humo” para distraer a la opinión pública y recuperar la iniciativa política, pero fracasaron en todos sus intentos.

10. Aunque se lanzó una masiva “caza de brujas” en el Poder Judicial, los procesamientos y avance de causas contra los funcionarios se mantiene a todo ritmo y se espera que se aceleren luego del 18F.

De esta forma, a 1 mes de la muerte de Alberto Nisman, el Ejecutivo Nacional se encuentra desorientado, sin capacidad de “hacer piso” en la crisis y de recuperar la iniciativa. Aunque se han gastado miles de millones de pesos en sostener medios oficialistas, periodistas “militantes” y solventados “referentes” sociales, culturales y comunicacionales; la voz cantante en la crisis desatada por el Caso Nisman la tienen los medios llamados “opositores” y un grupo de periodistas independientes, que han potenciado su credibilidad ante los lectores, oyentes o televidentes.

Aún nadie se anima a decir el impacto que puede tener el Caso Nisman en las elecciones dado que es un tema “en desarrollo” que tiene por producir una larga docena de noticias espectaculares más antes de “aplacarse”. Sin embargo, cuatro cosas quedan claras:

1. El costo en imagen, credibilidad y poder político, para el Gobierno, será inmenso y hará más difícil llegar hasta las elecciones de Octubre.

2. Es posible que la “ratio” guía para elegir su voto ya no sea “continuidad con cambio” o “cambio con continuidad”. Sino que vuelve el eje dicotómico “kirchnerismo/antikirchnerismo” que otorgo triunfos a Sergio Massa, Elisa Carrió, Julio Cleto Cobos y Hermes Binner en 2013.

3. Si se cumple este cambio de “ratio” decisoria, quien puede perder más votos es Daniel Scioli, quien se mantiene pegado al Gobierno; mientras que ganaría mayor intención de sufragio Mauricio Macri, dado que su alianza con Elisa Carrio le tiende un “manto” anticorrupción, que lo potencia como candidato (de ser así, es la 3ra. vez que una mujer le sirve de “trampolín” al Jefe de Gobierno porteño para ganar una elección).

4. El 18F será un hito histórico, político y electoral, dado que muchos ciudadanos comenzará a ver distinto a los candidatos presidenciales según el rol que ocupen en la marcha. Los que concurran, quizás, comiencen a polarizar; los que no vayan, quizás muestren fuga de intención de voto en el mediano plazo. Por eso, toda medición pre-marcha casi ya no tiene valor.

Sin embargo, para la Casa Rosada, la importancia del 18F consiste en que obligará a tomar decisiones a los liderazgos peronistas. No son pocos los Gobernadores, intendentes, legisladores y sindicalistas que querrían estar en Plaza de Mayo, participando de la marcha, antes que verla por televisión. Ellos saben que su lugar es en la calle, no a la distancia, tal como ensayará Cristina Fernández, quien ya anticipó que se quedará en Santa Cruz hasta el jueves 19, día de su cumpleaños N°62. Todos saben que, aún en el vertical peronismo, tanto la obediencia como la traición, tienen excepciones.

Por eso, el 18F será una bisagra en el Gobierno de Cristina Fernández y en la historia del kirchnerismo. Quizás, el peronismo decida no suicidarse y romper. Si ocurre, no será una ruptura suave. El kirchnerismo no acepta que lo desobedezcan y, en el peronismo, las fugas nunca son por goteo. Por eso, después de este fin de semana largo, vienen tres semanas que serán un verdadero huracán político y, a esta alturas, nadie tiene muy en claro cómo quedarán distribuidas las cartas luego del vendaval.

Por Álvaro Carlos Otero.

¿Es posible que el fiscal general Natalio Alberto Nisman se haya suicidado?
La respuesta es sí. Razones no le faltaban. En primer lugar, una razón profesional: el documento que había presentado denunciando a la Presidenta de la Nación y a otros funcionarios del Poder Ejecutivo por encubrimiento de Irán en la causa AMIA resultaba a todas luces muy limitado, sin objetivo penal posible (porque no se acusa de tipo penal alguno), con una prueba floja y enunciativa.

La denuncia no justificaba levantar la feria judicial de todos los eneros como lo pedía Nisman, pese a la magnitud de los denunciados. Así lo decidió la jueza de feria, Servini de Cubría.
Las escuchas contenidas en la denuncia no eran legales. Esto lo dijo el juez que supervisaba la legalidad de los actos de Nisman, Canicoba Corral.

Las descripciones del fiscal Nisman como profesional pintan un hombre con una alta imagen de sí mismo, desconfiado de los terceros, muy meticuloso en su trabajo y con ambiciones de prosperar en la carrera forense. Una denuncia floja era un obvio baldón en el curriculum del aún joven profesional.
También la oportunidad de la denuncia no parecía la fijada por Nisman. En conversaciones con una ex abogada de la AMIA, la doctora Marta Nercellas, el fiscal había anticipado que iba a presentar su denuncia recién en diciembre de 2015, cerca o después de la transferencia de la ya programada Presidencia de la Nación. Obviamente sufrió presiones que lo obligaron a anticipar prácticamente un año su presentación judicial, al margen de su propia voluntad y sin atender a la calificación que la denuncia en preparación mereciese a su autor.

Si en lo profesional había motivos para un gran abatimiento, los de su vida familiar no eran menores. Pese a información en contrario de la empresa Iberia (que sostiene que el pasaje para la fecha en que Nisman volvió a Buenos Aires había sido emitido en la capital argentina el 30 de diciembre) hay mensajes del propio fiscal hablando de lo intempestivo de su regreso. Otro detalle es haber dejado sola a su hija de quince años, una niña apenas, esperando en un salón VIP de Barajas, uno de los aeropuertos de más tránsito de Europa. Su madre llegó a buscarla tres horas después de la partida de Nisman. Esa era su premura.
Se hizo público un intercambio de mensajes con su ex esposa, en el que la mujer le reclama airadamente por el abandono de la familia del fiscal, al que enrostra su excesiva ambición escalafonaria en un tono muy amargo y muy acalorado. Nisman podría haber visto retratada una parte ingrata de su personalidad en las palabras de su ex mujer. El delicado psiquismo que se suscita después de un divorcio, con el duelo por lo perdido y lo frustrado, pudo haber contribuido a una depresión terminal del fiscal.

Detalle no menor del cuadro es que Nisman pidió armas de pequeño calibre en dos oportunidades un día antes de su muerte. En primer lugar, se la pidió a uno de sus custodias desde hace no menos de quince años. Ante la lógica negativa del personal policial, la pidió a un técnico en informática al que pagaba un alto sueldo por un asesoramiento informal.
Era obvio que una pistola calibre 22 ni siquiera hace bulto como para asustar a alguien o hacerlo retroceder. Es mucho más apta para ultimarse si se desea mantener cierta apariencia después de muerto, con un pequeño orificio de entrada suficiente para segar la vida. Esa arma apareció, según el diario La Nación del 08 de febrero, empuñada por el cadáver de Nisman.

Todos estos argumentos parecen coincidir en dar alta probabilidad a un suicidio de Nisman.

En ese caso, la marcha de fiscales programada para el 18 de febrero se convertiría en un caminar insensato contra las cosas de la vida.