¿Cuál es el valor del yuan o renminbi (RMB) chino? Nadie lo sabe porque el yuan chino se gestiona por parte del Banco Central de China (PBOC) en un banda de paridad del yuan al dólar estadounidense. La paridad del yuan chino al dólar ha cambiado en el tiempo de 8 yuanes a 1 dólar a la paridad actual de 6,24 a 1.
Una divisa en paridad con otra se revaloriza y devalúa en relación a otras divisas según la divisa base que haya elegido. Cuando el dólar se debilitó desde 2010 hasta mediados de 2014 el yuan chino se debilitó junto al dólar. Esto permitió al banco central chino reducir la banda de paridad sin afectar la competitividad del yuan chino.
Ahora que el dólar se ha revaluado un 16% en menos de un año, esa revalorización está arrastrando al yuan haciendo las exportaciones chinas menos competitivas en mercados extranjeros que no sean los EE.UU. u otros mercados que mantienen una paridad con el dólar.
La revalorización del dólar ha obligado a los chinos a ampliar la banda de fluctuación para permitir una ligera debilitación del yuan frente al dólar. La masiva devaluación del yen japonés está llevando a pensar a algunos analistas que China estará obligada a abandonar la paridad del yuan con el dólar o relajar las banda de fluctuación para igualar la depreciación del yen japonés.
¿Qué pasaría si China abandona la paridad del yuan con el dólar?
Nadie lo sabe y por eso probablemente los dirigentes chinos no se han lanzado todavía a hacerlo. Si China abandona la paridad del yuan con el dólar habrá muchos factores que puedan influir para definir su valor en el mercado. Una divisa funciona como una materia prima porque su valor se define por la oferta y la demanda. Si hay una demanda fuerte por el yuan y una oferta limitada en los mercados de divisas, el valor debería subir. Si hay poca demanda pero una oferta abundante, el valor bajará en comparación con otras divisas.
El problema del mercado de divisas es que incluso para un país como China es complicado manipular o gestionar el mercado de divisas y por eso deben estar dudando si deberían abandonar la paridad del yuan con el dólar. La clase dirigente china está acostumbrada a controlar las principales palancas económicas de sus economía y la idea de que fuera el mercado global que fijará el valor del yuan en relación a otras divisas debe crear muchas dudas.
A pesar de que el gobierno chino tiene reservas de divisas gigantescas de 4 billones de dólares (más o menos 4 veces el PIB español, o sea todo lo que España produce en valor monetario en 4 años) los mercados de divisas negocian más que el total de sus reservas todos los días. Obviamente China podría defender su moneda en el mercado durante bastante tiempo, pero incluso con reservas de divisas de 4 billones no sería suficiente si es una valoración que está muy alejada de las expectativas del mercado.
Una divisa refleja mucho más que los tipos de interés que se pagan por la deuda pública y sus reservas de divisas, también refleja sus superávits o déficits fiscales o comerciales, la sostenibilidad de su economía, la capacidad del gobierno de gestionar su economía, los créditos concedidos por los bancos, la transparencia, la corrupción, la facilidad de crear nuevos negocios, como de fácil es invertir en el país y el nivel educativo y técnico de su mano de obra.
El coste económico de la catástrofe ecológica en China para su divisa
Un coste que pocos analistas parecen tener en cuenta son los lastres de China, no solo con sus planes de pensiones o su sistema sanitario, sino también los terribles daños que ha sufrido su medio ambiente.
Esos lastres serán una carga para China durante décadas y sus reservas harán falta para esos años que se pagarán con beneficios de las empresas privadas, los asalariados y los ingresos del gobierno.
Si no se toman medidas para realmente remediar el grave problema medioambiental chino, esos costes los pagarán sus ciudadanos con una mala salud y vidas productivas mucho más cortas. Este problema no se puede mantener con una paridad a través de una moneda. Muchos expatriados de nivel ejecutivo ya están rechazando lucrativos puestos en China por no querer llevar a sus familias a un país tan contaminado, con tantos problemas en la calidad de su aire, agua y calidad de vida.