El anuncio del Ejecutivo de que se analizará un aumento de la remuneración mínima vital (RMV), posiblemente para el segundo semestre de este año, ha generado un interesante debate. ¿Favorecerá una medida así a la reactivación económica que intenta el gobierno, o por el contrario acentuará la desaceleración? ¿Cuál sería el impacto sobre la rigidez laboral? ¿Será un incentivo para la informalidad?
SE conversó al respecto con dos economistas de la Universidad del Pacífico: Germán Alarco (GA), profesor e investigador, y Juan Mendoza (JM), director de la maestría en economía. Sus miradas sobre este anuncio son diametralmente opuestas. Aquí sus respuestas.
Al margen del contexto político, ¿cuáles son los principalesdrivers económicos que sustentarían un incremento del salario mínimo?
GA: El ajuste de la RMV está plenamente justificado de acuerdo a una evaluación de productividad en el largo plazo, al costo de la canasta básica, un análisis comparativo a nivel regional (donde sólo nos gana con un menor salario mínimo Bolivia) y la necesidad de promover un mayor nivel de demanda agregada interna. Mantener el poder de compra de la RMV de enero de 1962 es equivalente a que hoy sea S/. 1,400 mensuales. Si es el de diciembre de 1967 la RMV debería ser de S/. 2,100 mensuales. Si es enero de 1980 S/. 1,800 mensuales. Su poder de compra es la tercera parte de la década de los sesenta.
JM: Primero, quiero decirte que estoy en contra de que haya salario mínimo porque no es efectivo. Nosotros tenemos cien años de legislación (diferentes variantes) sobre salario mínimo, y no ha tenido ningún efecto. El resultado ha sido más bien contraproducente. Ahora suponiendo que hay un aumento del salario mínimo, puede ser por inflación o porque hay productividad. Pero si son más o menos 30 meses, la inflación acumulada ahí es como casi 8%. Y realmente el aumento de la productividad es difícil estimarlo, en ese segmento de trabajadores que están afectados por el salario mínimo, digamos que puede ser 4%. Entonces el salario mínimo podrías aumentarlo entre 10% y 15%. Pero creo que es bastante contraproducente en el sentido de las expectativas de las empresas.
Yo eliminaría el salario mínimo, pero evidentemente eso políticamente no creo que sea factible. Creo que lo que la mayoría de la gente va a decir es que hay que subirlo. Yo pienso que hay que eliminarlo. Si lo quieres subir, bueno, se puede subir igual que la inflación; más o menos lo que te decía, si la productividad hubiera aumentado algo. Ahora, el salario mínimo lo reciben muy pocas personas; esto es más un saludo a la bandera. Aproximadamente el 20% de la fuerza laboral está en planilla y de ese 20% de los que estén afectados por el salario mínimo, no debe superar el 5% de la fuerza laboral, y eso es bastante optimista. Es más una cosa política.
¿Usted piensa que la consecuencia final será que la economía se desacelere o que el posible aumento de la RMV tendrá algún beneficio? ¿Cuáles cree que serían los sectores más beneficiados y más perjudicados?
GA: La mayoría de los economistas razona con la economía neoclásica que tiene graves errores en este y otros temas. Estos trabajan con la ley de Say y conciben a los salarios sólo como un costo de producción. Están equivocados, el salario real es la primera fuente de demanda interna. En el razonamiento estándar hay dos falacias, la de composición y abusan del ceteris paribus. En el primer caso se olvidan de que lo que puede ser bueno para uno (menores pagos de remuneraciones), no lo es para todos. Por otra parte, suponen que la RMV no tiene efectos directos sobre el abanico salarial y hasta los ingresos de los independientes. La RMV eleva la demanda y la producción y este efecto es superior al mayor costo real unitario.
JM: El problema de la legislación del salario mínimo y, no sólo en nuestro país, es que reduce el empleo, la contratación. Hay ganadores (que son las personas que están ganando el salario mínimo y que cuando se aumenta el salario mínimo reciben más). Y hay un montón de perdedores que son los trabajadores que no van conseguir trabajo ya que va a haber menos empleo porque se hace más cara la contratación; especialmente las empresas formales que no pueden esquivar la legislación. El otro efecto es que va a aumentar la informalidad, yo no veo por donde esto ayude la economía. Pero al mismo tiempo va a ser un efecto pequeño, el efecto digamos del empleo porque muy poca gente recibe el salario mínimo.
El otro efecto potencial podría ser un poco de confusión en las expectativas de los empresarios. Sacan una ley como la “Ley Pulpín” y después sacan otra cosa que va por otro lado. Entonces una cosa es flexibilizar más allá de que esté bien o mal. Pienso de que el sector privado ha internalizado que este gobierno no sabe lo que quiere y ya está esperando que va a pasar en el 2016. Entonces, el efecto creo que va a ser bastante pequeño si es que hay uno, pero un efecto negativo claramente.
Por último, el gobierno el año pasado buscaba impulsar la inserción de los jóvenes en el mercado laboral formal con la llamada ‘Ley Pulpín’. Y ahora, con la evaluación sobre el aumento de la RMV, lo que el gobierno estaría haciendo es restringir el acceso a este mercado ya que estaría poniendo barreras. ¿Qué opina usted de esto?
GA: La rigidez laboral es un gran cuento. La mayoría de los trabajadores están bajos regímenes temporales. La reducción del peso de la masa salarial en el PBI es suicida, ya que se afecta negativamente al consumo privado. Por el lado de la inversión privada la IED es insensible a modificaciones en los salarios reales. Sólo las exportaciones no tradicionales se pueden ver ligeramente afectadas, aunque no nos olvidemos que operan bajo regímenes laborales especiales. La carrera loca por reducir salarios reales en el mundo lo único que genera es la reducción del tamaño de mercado para todos. Todo lo anterior no significa que los salarios se puedan subir al infinito ya que hay restricciones por la disponibilidad de divisas y la capacidad productiva.
Para mi es claro que hay que mejorar la participación de los salarios y de los ingresos de los independientes en el PBI a niveles de los años sesentas. La ruta actual de mantenerlos deprimidos o reducirlos explica buena parte de las crisis y el estancamiento de la economía internacional. En el caso del Perú el ajuste de la RMV es tardío y por tanto menos efectivo de lo que hubiera sido hace un año atrás. Hace un año el incremento del 10% de la RMV hubiera generado un aumento de 0.7 puntos porcentuales sobre el PBI. Las condiciones macroeconómicas ya cambiaron, pero como dice el dicho, “preferible tarde que nunca”.
JM: Ha pasado todo esto de la “Ley Pulpín” por hacer más flexible y también abaratar el costo de la mano de obra en los segmentos de los jóvenes y esto es todo lo contrario [aumentar la RMV] porque afectaría a los jóvenes. Ahora, los que ganan con salario mínimo son muy pocos (los que tienen trabajo formal) y los que pierden son muchos: porque como hace una mayor diferencia entre lo que paga el empleador y lo que recibe el trabajador se reduce el empleo y la formalización; y eso es confuso para un empresario porque un empresario no sabe bien digamos cuál es la política laboral del gobierno. Si quiere más bien flexibilizar o si quiere seguir legislando. A mí me parece que el problema fundamental o un problema bien importante en el mercado laboral es esta constante legislación laboral en todo sentido. No solamente el salario mínimo (en lo que se discutió con la “Ley Pulpín”, sino en general, las inspecciones; es decir, eso en lugar de ayudar a los trabajadores y a las empresas (la ley como es demasiado ambiciosa y hace difícil su cumplimiento), causa incertidumbre sobre qué cosa realmente quiere el gobierno.
El mandatario afirmó que en el análisis del posible incremento, que estará en manos del Consejo Nacional de Trabajo (CNT), se tomarán en cuenta los indicadores de productividad.
"De esta manera se puede abordar un tema de importancia nacional, con responsabilidad y sensatez", expresó Humala durante una visita a Huánuco.
De otro lado, reiteró su llamado a las fuerzas políticas que no participaron en el primer diálogo convocado por el gobierno a sumarse a este.
"Espero que, en las siguientes reuniones, aquellos que no tuvieron la suerte, la oportunidad o la certeza de lo que buscábamos con este diálogo puedan entenderlo ahora y estar presentes, porque en democracia no hay ninguna fuerza que pueda sentirse pequeña o grande, todas son iguales", refirió.
Dijo que la próxima cita se daría antes de fin de mes, tal como lo anticipó la jefa del gabinete, Ana Jara, quien convocó el encuentro.
"Ella es la que va a dar la fecha, pero tendrá que ponerse de acuerdo con las demás fuerzas políticas y trabajar la agenda. La primera reunión tuvo una agenda bastante abierta, con una serie de temas (...). Habrá ahora una agenda más precisa, a fin de abordar los temas en profundidad", anotó.
Martín Pérez, elegido anoche por unanimidad como presidente de la Confiep hasta el 2017, señaló que buscará representar a todas las empresas del país y no solo a las más grandes. Asimismo, criticó la propuesta del presidente Ollanta Humala sobre una posible alza del sueldo mínimo.
“Vamos a hacer un esfuerzo importante para acercarnos a todos, especialmente a los pequeños y medianos empresarios que están en las regiones. Para ello realizaremos consejos directivos descentralizados”, adelantó el electro presidente de la Confiep.
Indicó que de esa forma buscará dar continuidad a una agenda aún pendiente para la Confiep: ampliar su presencia a nivel nacional e incluir temas macrorregionales.
Respecto al alza del sueldo mínimo propuesta por el presidente Humala, precisó que, como han advertido economistas, esta solo beneficiaría a una minoría y que se debe apuntar hacia una política laboral más competitiva.
“La preocupación debe ser impulsar medidas que incluyan más bien a todos los que se encuentran en la informalidad”, dijo, en referencia a la propuesta alza del sueldo mínimo.
Pérez reconoció que asumirá la presidencia de la Confiep en una coyuntura complicada para el país, marcada por un proceso electoral, por lo que buscará tender puentes de diálogo con todas las agrupaciones políticas.
Señaló que las últimas medidas del Gobierno para dinamizar la economía van en el camino correcto, pero que aún se necesita facilitar algunos procedimientos y trámites para que la inversión privada se materialice.
Pérez sucederá en el cargo a Alfonso García Miró, quién se mantendrá como presidente del gremio de gremios hasta el 24 de marzo. García Miró saludó la elección de Pérez y aseguró que su experiencia política contribuirá a posicionar y fortalecer a la Confiep.
Lo acompañan en el Comité Ejecutivo Oscar Rivera, presidente de Asbanc y Lelio Balarezo, presidente de Capeco en las vicepresidencias; Elena Conterno, presidenta de la SNP, será la tesorera y Carlos Gálvez, de la SNMPE, el protesorero. Los vocales son José Vera (APA), Guillermo Ferreyros (Comex-Perú), Edwin Derteano (AAP), José Altamirano (Fedecam Sur), Esteban Chong (IPAI), Gonzalo Prialé (AFIN) y García Miró como past president.
TRAYECTORIA DE PESO
Su recorrido por las gerencias de Auto Corp, Minka, Ransa, CPN y Credicorp, y su pasado como congresista y ministro de Comercio Exterior y Turismo (2009-2011) han convertido a Pérez en un viejo conocido también en el sector público a sus 50 años.
Ahora lidera la Asociación de Empresas Prestadoras de Salud y se conoce su estrecha relación con el Grupo Romero. Fuentes cercanas a él destacan su capacidad para tender puentes, su trato horizontal y atención a los detalles.
Las declaraciones de Martín Pérez sobre el sueldo mínimo se dieron horas después de que el ministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura, señalara que estaba de acuerdo con que se debatiera un alza del sueldo mínimo en el seno del consejo Nacional del Trabajo, tomando en cuenta indicadores como la productividad.