*Por Mauricio Bisauta
Los acuerdos suscriptos con la República Popular China en materia nuclear, en el marco de la visita de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro Julio De Vido, ponen de manifiesto -una vez más- el compromiso del Gobierno nacional con el desarrollo tecnológico de la Argentina, que ha derrotado con creces las políticas que el neoliberalismo había impuesto al sector.
En ese sentido, el Ministerio de Planificación Federal firmó con sus pares chinos un convenio ratificando el trabajo conjunto para la construcción de la Cuarta Central nuclear(Atucha III), que llevará adelante como contratistaNucleoeléctrica Argentina (NASA).
La Cuarta Central tendrá un reactor de tipo Candú (similar al de Embalse), que emplea uranio natural como combustible y agua pesada como moderador y refrigerante, tendrá una potencia de 700 megavatios e implicará una inversión de 5800 millones de dólares que serán financiados por bancos chino con transferencia del 100% de la tecnología. Asimismo, se estima que el 70% de los componentes se fabricaran en las empresas desarrolladas por la CNEA y de la cuales es socia.
Además, se firmó con las autoridades del sector nuclear chino un acuerdo para evaluar la posible construcción de la Quinta Central, cuyo reactor empleará uranio levemente enriquecido como combustible y agua liviana como moderador y refrigerante, con una potencia de 1000 megavatios.
Se prevé para esta central una inversión de 7000 millones de dólares que también serán financiados por bancos chinos, con una participación en el 50% de los insumos, que como bien sostuvo el ministro De Vido “por ser tecnología de punta y más compleja pero también con la transferencia de la totalidad de la tecnología, lo que nos dará la posibilidad de exportarla a países de la región, garantizando más oportunidades para empresas y trabajadores nacionales”.
No hay dudas que desde el relanzamiento del Plan Nuclear Argentino en 2006 por Néstor Kirchner y Julio De Vido –luego profundizado por la Presidente de la Nación- , el objetivo de recuperar el desarrollo nuclear autónomo y soberano, ya fue superado. La intención fue, entonces, resolver las falencias y deudas que las políticas de destrucción del sector nuclear, siendo la conclusión de Atucha II la nave insignia de todo el sistema.
Los acuerdos que garantizan la financiación para la construcción de la Central Nuclear Atucha III (denominada Proyecto Nacional) y la Quinta Central son los nuevos desafíos que la Argentina se propone, ya que trabajó consolidando un sector que desde hace 7 décadas suma su conocimiento para aportar en un único objetivo: la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria.
La cuarta y quinta central nuclear comienzan a dibujarse en el horizonte cercano y son posibles pues tenemos la capacidad para construirlas y porque nos hemos preparado durante toda nuestra carrera profesional para afrontarlo. Con estas centrales, nuestro país consolidará su posición entre la selecta docena de países que en el mundo desarrolla su propia tecnología para afrontar programadamente sus necesidades.
El compromiso científico-tecnológico del Gobierno durante los últimos 10 años produjo un cambio de paradigma en el espectro nuclear argentino. La terminación y puesta en marcha de Atucha II (sumando 700 MW al sistema interconectado nacional); los trabajos para la extender la vida de la central Embalse por otros 30 años más; el inicio de las obras del Carem 25, los avances para el enriquecimiento de uranio; la consolidación del ciclo de combustible nuclear autónomo y soberano y los avances nacionales en medicina nuclear, son solamente la punta del iceberg de lo verdaderamente logrado durante este período.
Consideramos que lo más importante es todo lo que sostiene esos logros: la política para renovar y fortalecer el capital humano; la inversión en equipamiento y mejoramiento de las instalaciones; los avances en nuevas líneas de investigación y desarrollo aplicado, la ampliación y federalización de los beneficios directos de los usos de la tecnología.
Durante esta última década el sector nuclear pasó de una política de desaparición a la que nos había condenado el neoliberalismo a recuperar el lugar que tuvo desde sus orígenes, trabajar para crear, consolidar y fortalecer la soberanía tecnológica que nos haga libres.
*Vicepresidente de la CNEA