El listado de proyectos eléctricos de base que había en 2010 era bastante ambicioso. Entre las iniciativas en construcción, por ejecutar y potenciales, se hablaba de 26.774 MW en carpeta, con HidroAysén, Barrancones, Punta Alcalde y Castilla como punta de lanza.
Se trataba de la serie de proyectos surgidos tras la crisis del gas argentino, desatada en 2006, y que obligó a las eléctricas a rehacer sus planes de expansión, que por esos años se basaban en el hidrocarburo importado. Precisamente por ello, las eléctricas se vieron obligadas a desempolvar proyectos que habían sido puestos en el congelador justamente por la oferta de gas barato y abundante proveniente de Argentina, entre los que se contaban fundamentalmente centrales hidroeléctricas y a carbón.
Pero desde 2010 hasta ahora, el “boom” de proyectos eléctricos quedó trunco. De hecho, de las veinte mayores iniciativas incluidas en el catastro de inversiones energéticas elaborado por Sofofa hace cinco años, apenas tres fueron concretadas y ya están operativas. De ellas, sólo una con la capacidad original. Y la gran mayoría está hoy postergada indefinidamente.
El proyecto más emblemático es HidroAysén, complejo hidroeléctrico que pretendían levantar Endesa y Colbún y que hace cinco años se encontraba tramitando su permiso ambiental. La autorización fue otorgada en 2011, pero las protestas generadas y la demora en la decisión del Comité de Ministros de la anterior administración para resolver las reclamaciones interpuestas por terceros y por la propia compañía echaron por tierra el proyecto, que hoy está oficialmente desechado por sus propietarios.
En una situación parecida está Castilla, termoeléctrica ligada al grupo brasileño MPX y a la alemana E.On, que tras haber obtenido los permisos ambientales en las instancias administrativas perdió su RCA en la Justicia.
Entre las obras que sí se construyeron figuran la termoeléctrica Angamos, de AES Gener; Santa María (de Colbún, aunque sólo la primera unidad de las dos que consideraba el plan inicial fue materializada), y la eólica Talinay, hoy de Enel Green Power, que ha levantado 90 MW de los 500 considerados en el plan inicial.
En construcción figuran Alto Maipo (AES Gener, 531 MW), Kelar (500 MW, BHP Billiton) y Cochrane, de AES Gener, que aportará 518 y que al igual que Kelar se ubica en el SING.
Con planes de partir obras está Infraestructura Energética Mejillones, de E-CL, y sin aprobación del directorio, pero avanzando, está Cuervo, de Energía Austral.
“Efectivamente es preocupante que varios proyectos de energía base económica hayan sido rechazados o postergados. Este tipo de proyectos es el que necesitamos para dar seguridad y continuidad de suministro y, sobre todo, reducir los precios finales a consumidores residenciales e industriales”, señala el director de Systep y académico UC, Hugh Rudnick. Añade que es posible que algunas de esas iniciativas se retomen a futuro, pues es dable esperar resultados positivos de las acciones que realiza el Gobierno en temas como asociatividad y ordenamiento territorial. “Fundamental también es que estos proyectos incorporen medidas que acoten sus impactos ambientales”, advierte.
Francisco Aguirre, socio de Electroconsultores, agrega que los inversionistas no realizarán grandes inversiones sin tener la certeza de que sus proyectos sí podrán ejecutarse en plazo y forma y en el marco de una institucionalidad estable.
