Por Silvia Naishtat.
Estaba previsto como un encuentro en el que varios iban a alzar la voz y por eso impidieron, según intentaron justificar, el ingreso de los fotógrafos. Lo cierto es que en la esperada reunión del comité ejecutivo de la Unión Industrial en la que se definiría la posición respecto a los acuerdos con China, hubo roces pero en tono civilizado. Y el que fue un sencillo almuerzo provisto por el delivery de la zona, que se extendió tres horas, terminó con un comunicado en el que se insiste en las críticas, se reclama participación del sector privado en las negociaciones y se le pide audiencia a Cristina.
Como pocas veces, hubo asistencia casi perfecta con la excepción de José de Mendiguren de vacaciones familiares en EE.UU. Y para la redacción del comunicado final, que fue discutido línea por línea, industriales que generalmente delegan la tarea en los técnicos, se quedaron hasta verlo finalmente escrito. Tenían sus motivos. Miguel Saiegh, en nombre de los industriales de la provincia de Buenos Aires, se resistió a que el texto viera la luz.
La reunión estuvo precedida por un choque entre quienes se opusieron al acuerdo con China que ya cuenta con media sanción del Senado y da el marco a los negocios que se concretaron en la gira presidencial a Beijing y quienes lo aceptan sin titubeos. En las últimas semanas, el jefe de la UIA, Héctor Méndez y el secretario de la entidad José de Mendiguren, llevaron la voz cantante de los críticos. Juan Carlos Lascurain, vice de ADIMRA (industriales metalúrgicos), la del apoyo. Con una posición intermedia se ubicó la Copal, que aglutina a alimenticias. Daniel Funes de Rioja lo explicó de este modo: “Nadie puede no avalar la integración con China. La industria de alimentos argentina exporta por US$ 30.000 millones e importa por apenas US$ 1.000 millones y buscamos venderles con mayor valor agregado”. En la misma línea se expresó José Urtubey: “Hay que impulsar un comercio complementario”.
El debate arrancó con reproches hacia la conducción de la UIA por haber difundido un documento sobre el acuerdo marco con China que incluye datos económicos y compara cómo negoció Brasil con Beijing, “sin tantas concesiones”.
Eso sentó las bases para que el comunicado se centrara en los polémicos artículos 5 y 6 del acuerdo que el oficialismo apura ahora en la Cámara de Diputados. “Son los relativos a la adjudicación directa de obras de infraestructura que cuenten con financiamiento de origen chino y a las condiciones de ingreso de mano de obra de dicho país. Ambas cuestiones podrían afectar la provisión local de bienes y servicios”, indicaron.
Durante el encuentro, alguien se tentó de hacerle notar a Lascurain que un acuerdo como el de China, que implica importación de equipos, puede afectar a sus asociados como el grupo Pescarmona, líder en turbinas y hoy en serios problemas. “Los problemas de Pescarmona no tienen que ver con China, son deudas contraídas en otros lugares”, se atajó al recalcar que las represas de Santa Cruz o las usinas atómicas representan una oportunidad por US$ 17.000 millones. Pocos le creyeron. Lascurain recalcó que hoy lo confirmará con el ministro de Vido.
Ya eran las 15,30 cuando Cristiano Rattazzi se retiraba apurado. Raro en él, salió a la calle sin hacer declaraciones.
En su reunión habitual de los martes, el comité directivo de la Unión Industrial Argentina decidió que solicitará una reunión formal con la presidenta, Cristina Kirchner, y las comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados para debatir las cláusulas de contrataciones directas y regulaciones laborales de trabajadores chinos en el marco del acuerdo de intercambio comercial que el país firmó con la República Popular de China.
"Las relaciones comerciales con China son positivas, pero solicitaremos hablar con el Ejecutivo y Diputados para clarificar los puntos sobre financiación directa, contrataciones y licitaciones, las condiciones laborales que se propician para el ingreso de trabajadores de ese país", dijo José Urtubey, vicepresidente segundo de la central empresaria a LA NACION.
Tal como expresaron la semana pasada algunos de sus miembros, en el comité directivo de la UIA se presentan diferencias dado que el acuerdo abre la posibilidad a adjudicar directamente obras a proveedores chicos por el sólo hecho de proveedor financiación.
Ámbito Financiero. Por Mariano Martín.
La Unión Industrial Argentina (UIA) resolvió ayer pedirle una audiencia a Cristina de Kirchner para obtener de primera mano aclaraciones respecto de los convenios bilaterales de inversión con China, que ante la posibilidad de adjudicaciones directas causaron preocupación en la entidad fabril y una disputa interna entre sus miembros. Las quejas de los industriales, además, habían disparado la reacción del Gobierno: los funcionarios las atribuyeron a la influencia sobre algunos de sus referentes del líder del Frente Renovador, Sergio Massa.
La UIA retomó ayer su actividad formal. Durante la primera reunión del Comité Ejecutivo hubo asistencia casi perfecta. Incluso de los protagonistas de la interna de la semana pasada: el presidente de la entidad, Héctor Méndez, y el referente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra), Juan Carlos Lascurain. El cruce surgió por la posición cercana al Gobierno de Lascurain y la respuesta de Méndez, que había defendido un informe crítico a los convenios con China y había tildado de subsidiario del Estado al metalúrgico.
Acusaciones
Ayer, según los presentes en la reunión, ambos tuvieron la oportunidad de aclarar las acusaciones mutuas. Incluso, Lascurain terminó por validar el documento final en el que la conducción de la entidad solicitó una reunión aclaratoria con el más alto nivel del Ejecutivo. El único ausente de la reunión fue el expresidente de la UIA José de Mendiguren, diputado nacional por el partido de Massa y sindicado como ideólogo del informe crítico al acuerdo con el gigante asiático, que viajó a Europa para visitar a un familiar.
El encuentro del Comité Ejecutivo repasó los diez puntos de los convenios bilaterales. Y se detuvo en el quinto y el sexto, eje de las quejas de la mayor parte de los industriales y también del sindicalista Gerardo Martínez (albañiles, UOCRA), que pidió a legisladores oficialistas rechazar la iniciativa en la Cámara de Diputados.
Preocupaciones
Sobre el quinto punto, el documento de la UIA alertaba sobre la posibilidad de que las obras de infraestructura financiadas con capitales chinos fuesen adjudicadas de manera directa a empresarios de ese origen sin pasar por un proceso licitatorio con chances para industriales argentinos. Mientras que el sexto, a juicio de empresarios y del sindicalista Martínez, abre la puerta a la llegada a la Argentina de mano de obra china.
Esas preocupaciones habían quedado plasmadas en el informe técnico que había dado a conocer De Mendiguren mientras Méndez se encontraba de vacaciones, aunque con su aval. El ministro de Economía, Axel Kicillof, apuró una respuesta a los temores con el argumento de que tenían raíz política, en alusión a Massa.
El documento firmado ayer fundamenta el pedido de audiencia con el Ejecutivo en "la importancia de contar con la aclaración sobre el contenido y alcance de concesiones" y en la necesidad de "conocer en forma detallada la totalidad de los acuerdos complementarios que puedan incidir sobre la producción y el empleo nacional".
El gobierno nacional salió a responderle hoy a los sectores de la Unión Industrial Argentina (UIA) que pusieron reparos a los acuerdos comerciales rubricados con China, tras la misión diplomática de Cristina Kirchner en ese país. "La cuestión electoral y el partidismo está tiñendo un poco las opiniones de empresarios", señaló el ministro de Economía, Axel Kicillof.
José Ignacio de Mendiguren, secretario de la UIA y diputado del Frente Renovador, había cuestionado los acuerdos bilaterales al señalar que, a partir de las cláusulas que contienen, "hemos negociado como un país de segunda". Incluso, insinuó la llegada de una ola de trabajadores chinos al país: "China firmó acuerdos así en África. Exigió una cláusula de personal y hoy hay más de 200 mil trabajadores chinos en Angola". La opinión del legislador massista está en sintonía con un documento crítico difundido por la entidad patronal presidida por Héctor Méndez, otra voz distante al oficialismo, en la que se caracterizó que el convenio "contiene" aspectos de "enorme riesgo para el desarrollo argentino".
Esa postura contraria a la política bilateral adoptada por la Casa Rosada provocó la respuesta de Kicillof. El funcionario le contestó con dureza a este sector de los industriales y atribuyó a las críticas de De Mendiguren a "una cuestión electoral", ya que el ejecutivo milita por la candidatura de Sergio Massa y en las internas partidarias de la UIA.
"Puesto así parece que (tras los acuerdos) van a venir barcos con trabajadores chinos, indocumentados y muertos de hambre. Ahora los empresarios están escandalizados cuando se la pasaron pidiendo por trabajo barato. Me llama la atención porque siempre los he escuchado pedir lo contrario, que sean peores las condiciones de trabajo con el eufemismo de la competitividad", fustigó Kicillof en diálogo con radio Del Plata.
En este sentido, el ministro negó que los acuerdos planteen algún privilegio en términos de legislación laboral o migratorios para los trabajadores chinos, y precisó que aquellos que ingresarán al país son ingenieros hídricos capaces de diseñar las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. Además, estimó que el acuerdo con el gigante asiático implicará en el rubro de la construcción 148 mil empleos.
"Es un ataque absurdo", insistió Kicillof, y fustigó los señalamientos como "gataflorismo intelectual y
político". El ministro explicó también que el plan del Gobierno con China "es una integración financiera y productiva" para mejorar el desequilibrio en el comercio entre ambas naciones, con la intención de lograr "un incremento de las exportaciones" hacia ese país. Según indicó, Argentina tiene un rojo en la balanza comercial de 5.000 millones con el antiguo imperio oriental.
El cruce verbal con el Gobierno dejó expuesta la interna en la entidad patronal. Mientras su actual dirigencia salió al choque de lo convenido con el presidente Xi Jinping, el dirigente metalúrgico y ex presidente de la UIA, Juan Carlos Lascurain criticó la postura de sus pares empresarios. "Hay un grado de apresuramiento y de intencionalidad política. Es una posición que no ha contemplado a todos los socios. Acá se marca claramente que la UIA responde a los intereses de algunos y no de todos, y se sigue manejando con un grupo de cinco o seis personas con intereses muy marcados, algunos son intereses políticos y otros son otro tipo de intereses", cuestionó.
Por HORACIO RIGGI.
La falta de dólares en la Argentina y la recesión en Brasil está provocando la caída del comercio entre ambos países y el comienzo de las rispideces entre los empresarios del vecino país y el gobierno de Cristina Kirchner.
Ayer, el ministro de Economía, Axel Kicillof, no dudó en afirmar que "es descabellado que en Brasil digan que no están de acuerdo con que se financien represas" en Argentina. "Tenemos una integración elevada" con Brasil. "Tenemos acuerdos y tenemos también mutuamente necesidades que a veces esperamos que se cumplan de otra manera, pero tenemos una relación muy madura", agregó el ministro en declaraciones a Radio Del Plata.
Sin embargo, el empresario brasileño Pedro Luiz Passos, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial (IEDI) aseguró que el acuerdo entre la Argentina y China resentirá aún más a la industria brasileña y pueden perjudicar incluso al sector agrario de Brasil.
Por la tarde en Economía afirmaron que no existe ninguna presión del gobierno de Dilma Russeff y que la visita a la Argentina del flamante canciller Mauro Vieira ex embajador de Brasil en la Argentina es sólo protocolar. Vieira se reunirá hoy con el canciller Héctor Timerman y con Kicillof.
La presión de los brasileños viene básicamente del sector de los fabricantes de bienes. Los brasileños sospechan que la Argentina le va a comprar más a China y menos a Brasil.
Ayer, se conoció que el empleo en el sector industrial brasileño cerró 2014 con una caída acumulada de 3,2%, según mostró la muestra Industrial Mensual, Empleo y Salario (Pimes) realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Otra muestra es la producción y exportación de autos, muy sensible a lo que sucede en la Argentina y viceversa.
En enero, por ejemplo, hubo una reducción de 13,7% en la producción de autos en Brasil, dijeron los fabricantes de autos (Anfavea) en su último informe. En los últimos 12 meses, la producción acumula una caída de 14,9%, agregó. En tanto, las exportaciones registraron una caída de 27,9% en enero en relación al mismo mes de 2014.
"Nuestro gran mercado continúa siendo Argentina. Pero las ventas en ese país cayeron cerca de 39% en enero en comparación con el mismo mes del año pasado. Eso viene afectado las exportaciones", dijo el presidente de Anfavea, Luiz Moan.
A las menores ventas al mercado argentino, se suma el desempleo en el sector. También según datos de Anfavea se cerraron 12.774 puestos de trabajo en 2014. La culpa, en Brasil, dicen que es del vecino.
Pero Argentina tiene argumentos para defenderse. Las ventas a Brasil también disminuyeron: en 2014 cayeron 20% y la balanza sigue siendo negativa para la Argentina. "A raíz de dicha caída, la Argentina pierde posicionamiento
como proveedor del mercado brasileño ubicándose en el cuarto puesto, detrás de China (u$s 3.703 millones), Estados Unidos (u$s 2.542 millones) y Alemania (u$s 901 millones)", destacó la consultora abeceb.com.
"Cayó el comercio en general, nosotros le compramos menos porque ellos nos compran menos", dijo una fuente de Economía.
Ayer, los industriales brasileños tuvieron un guiño que los hizo un poco más competitivos contra Argentina. El dólar alcanzó su máximo valor en Brasil en la última década. El real se depreció un 2,05% frente al dólar, divisa que cerró la sesión negociada a 2,833 reales para la compra y 2,835 reales para la venta.