¿Qué habría pasado en Venezuela si China no le hubiera facilitado miles de millones de dólares en financiación durante los últimos años?
Pekín se ha convertido en un gran prestamista de la Revolución Bolivariana.
Desde 2007 le han extendido al gobierno venezolano financiación por más de US$45.000 millones, indica la agencia Bloomberg.
Estos compromisos están respaldados por petróleo venezolano.
En medio de la tan comentada polarización de la sociedad venezolana, esta situación convierte a China en socio valioso de las transformaciones sociales que ha logrado el gobierno, según los defensores de la posición "bolivariana".
O en un factor que permitió a los actuales gobernantes llevar a cabo sus equivocadas políticas económicas, como sostiene la oposición.
Hace pocos días Ricardo Hausmann, economista venezolano basado en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, alimentó la discusión cuando publicó una columna en el diario británico Financial Times, "acusando" al gobierno chino de haber jugado una parte en los males económicos que experimenta Venezuela.
Según Hausmann, China le ofreció miles de millones de dólares al gobierno de Nicolás Maduro sin establecerle mayores limitaciones para que los gastara a su antojo.
Lo que llevó, en opinión del economista venezolano, a que el gobierno de su país malgastara buena parte de esos fondos.
Y lo que debería llevar, según el experto, a que China se hiciera un examen de consciencia similar al que le pidieron al Fondo Monetario Internacional sobre su participación en la crisis de Argentina de 2001.
Hausmann agrega que, en medio de las crecientes dificultades fiscales venezolanas, China ahora enfrentará la pesada e impopular carga de cobrar la deuda, lo que llevaría al gobierno chino a perder la buena imagen que pudo haber tenido en Venezuela durante los años en que estaba extendiendo créditos al gobierno.
Y a afrontar tensiones políticas como las que se dieron entre el FMI y muchos de sus deudores latinoamericanos en años anteriores.
Muchos dirían que China no puede ser criticado por los resultados de su apoyo financiero al gobierno de Maduro, cuando precisamente una de las características de su financiación es que viene sin condicionamientos que obliguen al país receptor a adoptar una u otra política.
"China presta miles de millones de dólares a muchos países en América Latina y África y mantiene en todos esos países la misma política de no interferencia. No le dicen a los países lo que deben hacer. Eso los distingue de los que vienen de Occidente", dice Mark Weisbrot, del Center for Economic Policy Research, un investigador quien frecuentemente ha defendido al gobierno venezolano.
Pero otros ven un vínculo más directo, para bien o para mal, entre la financiación china y la implementación de los programas de los gobiernos bolivarianos.
"Sin los casi US$50.000 millones en financiación china (desde 2007), la mayoría de los objetivos del gobierno venezolano no se habrían cumplido", le dice a BBC Mundo Margaret Myers, directora del programa América Latina-China en Dialogo Interamericano, una organización no gubernamental estadounidense.
BBC Mundo buscó la reacción de la embajada china en Venezuela, pero no obtuvo respuesta a una solicitud de comentario sobre ese tema.
Otro temor planteado por Haussmann es la posibilidad de que el peso de la deuda eventualmente lleve a tensiones políticas como las que empañaron la relación entre el FMI y América Latina en años anteriores.
Pero la alianza entre Pekín y Caracas sigue siendo fuerte, a juzgar por las declaraciones oficiales.
El 8 de enero pasado, el presidente chino Xi Jinping se refirió en un discurso a su homólogo venezolano Nicolás Maduro como "un buen amigo del pueblo chino" y aseguró que su país respaldaba los esfuerzos de Caracas por restructurar la economía.
Algunos analistas dudan fuertemente que las dificultades financieras de Venezuela vayan a enturbiar la relación entre China y Venezuela y mucho menos hacerle perder el sueño a las autoridades en Pekín.
"China tiene US$3,6 billones en reservas, así que lo que tiene comprometido en Venezuela es trivial para ellos", asegura Mark Weisbrot.
Por el contrario, asegura, China está interesado en tener acceso a las enormes reservas petroleras venezolanas.
Y en cualquier caso, coinciden los investigadores consultados, Venezuela es el más interesado en buscar buenas relaciones con una nación tan poderosa como China, independiente del hecho que la financiación proveniente de esa nación pueda no ser tan generosa en el futuro.
En el medio de la discusión está la pregunta de si China seguirá financiando a Venezuela al mismo ritmo que lo ha venido haciendo hasta el momento.
El presidente venezolano Nicolás Maduro manifestó después de su reciente gira por China que había conseguido US$20.000 millones en inversiones chinas, pero sin ofrecer muchos detalles adicionales.
Pero Kevin Gallagher, experto en relaciones entre China y América Latina de la Universidad de Boston, cree que las cosas van a cambiar.
"China está sobreexpuesta a Venezuela así como Venezuela está sobreexpuesta a China en términos de préstamos. China se equivocó en quedar tan sobreexpuesta con Venezuela", le dice el catedrático a BBC Mundo.
Aunque para Gallagher, los términos en que se dio esta financiación y su respaldo con petróleo venezolano cuidan los intereses de China, éste no cree que vaya a haber fondos nuevos en montos similares a los que se dieron en la última década.
Posición que comparte el economista venezolano y frecuente crítico de las políticas económicas del chavismo, Jose Manuel Puente.
"China estaba actuando de manera pragmática con un socio circunstancialmente rico. Con precios altos de petróleo no había muchos riesgos de repago de deuda", le dice Puente a BBC Mundo.
"Pero ahora con el escenario nuevo de precios mucho más bajos, menos de la mitad del promedio de 2014, Venezuela afronta serios problemas para hacer frente a sus deudas con China", agrega el experto, actualmente residenciado en Reino Unido.
Puente también dice que duda que haya muchas alternativas de financiación.
"Maduro estuvo en una gira mundial por los países árabes buscando financiamiento. Pero el gran colateral que le daba credibilidad a Venezuela eran los altos precios del petróleo. Ahora con precios bajos se hace muy difícil que alguien más tome el rol de gran financista que asumió China en el pasado", agrega.
Venezuela debe ser el país peor gobernado del planeta. El periódico «The Daily Telegraph» de Londres describió el desastre en un reciente reportaje montado sobre ocho gráficas espeluznantes.
En el 2015 la economía se contraerá en un 7% del PIB. Los venezolanos serán notablemente más pobres y tendrán menor capacidad de consumo.
La inflación es la más alta del mundo. Los expertos de Caracas Capital Market la sitúan en un 120% anual. Como la productividad es bajísima y el aumento de los salarios no compensa, la vida cotidiana será mucho más cara.
El bolívar, la moneda nacional, tiene varios cambios. Oficialmente, está a 6,30 por dólar. En realidad, se acerca a los 190 en el mercado negro. La diferencia es el modo más directo de enriquecer a los corruptos boliburgueses. Compran a 6.30 para importar, usan una parte yrevenden clandestinamente la otra. En pocas horas cualquier idiota con conexiones puede hacerse millonario.
El valor promedio del barril de petróleo hoy está un 50% por debajo del precio que tenía en enero de 2014. Eso es gravísimo en un país cuyoingreso en divisas depende en un 96% de las exportaciones de crudo. Añadiéndole sal a la herida, la producción de PDVSA disminuye y anda por los 2.4 millones de barriles diarios, cuando debería estar produciendo entre 4 y 5. Esto sucede por una mezcla de incapacidad y falta de inversiones.
Para agravar la situación, los venezolanosconsumen diariamente algo más de 700.000 barriles se petróleo por el que no pagan prácticamente nada. Llenar el tanque de gasolina de un coche grande -allí casi todos son enormes- vale menos de un céntimo. Ese subsidio a la clase media y alta -los que tienen autos-le cuesta al país entre once mil y trece mil millones de dólares al año, pero nadie se atreve a suprimirlo. ¿No decían que el petróleo era de todos los venezolanos?
El gobierno en el 2014 importó bienes y servicios por un monto de 60.5 mil millones de dólares y exportó petróleo cobrable (hay otro previamente comprometido) por treinta y nueve mil millones. La diferencia, claro, se convirtió en parte de la deuda y es una de las razones que explica el desabastecimiento. No tienen divisas para importar los insumos que necesita un país en el que el chavismo ha diezmado a la clase productora y ha cerrado siete mil empresas de todos los tamaños.
Venezuela probablemente no pueda afrontar el pago de la deuday tenga que declararse en quiebra, de acuerdo con las sombrías predicciones del Banco Mundial. Este año la nación tendrá que abonaronce mil millones de dólares en intereses y obligaciones, y carece de liquidez para pechar con ese compromiso. En el 2016 le volverá a suceder lo mismo. La quiebra, posada como un buitre sobre los tejados de los bancos, le encarecerá notablemente las líneas de crédito.
Simultáneamente, el subsidio a Cuba, de acuerdo con el economista Carmelo Mesa Lago, alcanza los trece mil millones de dólares al año, y ahí se incluyen 107.000 barriles de petróleo que llegan diariamente a Cuba, de los cuales la isla revende unos 40.000.
Venezuela se calcutiza, pero con un agravante, las ciudades no sólo están cada día más sucias y llenas de escombros: el crimen es la principal causa de muerte. Ni el cáncer ni los infartos, ni los episodios cerebrales, por separado, matan tanto como lo que en ese país llaman «los malandros».
El año pasado fueron asesinadas 25.000 personas y el 94% de esos crímenes quedaron impunes. Es menos arriesgado pasearse con un ejemplar de «Charlie Hebdo» en las manos por las calles de Damasco que ir a comprar el pan en Caracas. Tal vez no haya pan, pero seguramente encontrarán maleantes.
El gobierno, además, ha armado y convertido a los delincuentes en milicias paralelas para controlar, acosar y, si es necesario, dispararle a la oposición, como se ha visto en cien vídeos exhibidos por internet. Cuando no persiguen a los opositores, persiguen los anillos, billeteras y relojes de los aterrorizados ciudadanos.
Una buena parte de la vida del venezolano -sobre todo de las mujeres- transcurre en las colas a la búsqueda y captura de cualquier objeto necesario: comida, medicinas, útiles de aseo personal. A veces hay peleas por unos muslos de pollo o por unos cartones de leche. Cada día que pasa faltan más objetos. El papel higiénico se ha convertido en una obsesión nacional. En Miami, los exiliados venezolanos, en venganza, han hecho imprimir miles de rollos con la cara de Maduro para darle su fétido merecido al presidente.
En esta atmósfera no es extraño que los venezolanos más educados quieran marcharse del país. Ya lo ha hecho, afirman, millón y medio.Se les ve, laboriosos y eficientes, en España, Panamá, Colombia, Ecuador y Estados Unidos.
En el gran Miami, la ciudad de Doral es fundamentalmente venezolana, incluido su alcalde. A Weston, 20 kilómetros más al norte, la llaman Westonzuela. En Aventura, un rico vecindario costero a 35 kilómetros de Miami, se han asentado los judíos venezolanos, con el prestigioso rabino Pynchas Brener a la cabeza, y allí han llevado sus saberes, sus capitales y sus buenas costumbres empresariales y profesionales.
En Miami, además, los venezolanos han revitalizado el teatro en español, poseen un diario, varias estaciones de radio y al menos dos canales de televisión. La desgracia de Venezuela ha sido una bendición para el sur de la Florida. Lo lamentable es que la mayor parte de esos refugiados no regresarán a su país cuando amaine la tormenta. Se quedarán en EE.UU. a generar riqueza, criar a sus descendientes y disfrutar de la institucionalidad de la más vieja democracia del hemisferio.
Tal vez es importante preguntarse por qué uno de los países potencialmente más ricos del mundo ha caído en ese abismo.
Se trata de una nación de más de 900.000 kilómetros cuadrados, y menos de 29 millones de habitantes («supervivientes», dicen allí), dotada por la naturaleza con todos los bienes imaginables: petróleo, hierro y otra docena de minerales valiosos, tierras fértiles, agua potable en abundancia, playas paradisíacas, fabulosas selvas vírgenes, y una población educada en la que abundan los profesionales formados en universidades nacionales y extranjeras en las que han adquirido su postgrado.
¿Por qué semejante paraíso, al que durante décadas emigraban los canarios y gallegos, los italianos y centroeuropeos, en busca de un mejor destino, sufre hoy este descalabro?
Fundamentalmente, se debe a que en el país prevalecían varias ideas y actitudes totalmente erróneas que pueden resumirse en una palabra:populismo. Muchos venezolanos pensaban, porque así se lo aseguraban los políticos, que el país era rico, y no que la riqueza se creaba mediante el trabajo metódico. Creían que la pobreza de muchos venezolanos era debida a la riqueza de los que habían conseguido prosperar. Bastaba con arrebatársela a los pudientes para establecer una sociedad más justa.
Pensaban que esa situación cambiaría cuando un grupo de personas bienintencionadas, dirigidas por un caudillo enérgico, acabara con las injusticias. Ese personaje fue el nefasto Hugo Chávez. Los venezolanos no eran capaces de advertir que los 25 países más prósperos y felices del planeta son democracias regidas por la ley y sustentadas en instituciones de Derecho.
Estaban decididos a terminar con el bipartidismo y liquidar a los dos partidos tradicionales, a los que acusaban de ineficientes y corruptos -algo de eso había-, sustituyéndolos con los iluminados populistas antisistema de Hugo Chávez, pese a que en los 40 años transcurridos entre 1959 y 1999 -la etapa democrática- Venezuela había experimentado el mejor periodo de su turbulenta historia. El resultado está a la vista: Venezuela es hoy la nación más corrupta de América Latina según Transparencia Internacional, en la que nadie sensato invierte un dólar, de donde escapa todo el que puede, regida por un tipo estrafalario que habla con los pajaritos y obedece a un comisario cubano, tristemente patrullada por unas Fuerzas Armadas controladas por narcogenerales.
Tomen nota los españoles. En todas partes cuecen habas. Basta con que prevalezcan las ideas populistas para que un país se hunda irremisiblemente.