Por: Carlos Burgueño.
El Gobierno sondeó la posibilidad de ampliar la ayuda financiera que China está concretando con el país. La idea, analizada por funcionarios argentinos y chinos y banqueros de ese país, es la emisión de una serie de títulos públicos que serían adquiridos por entidades financieras que operan en el Estado oriental, y con liquidación en mercados libres de acciones de fondos buitre, como Hong Kong. Si bien no se habló de montos, desde Buenos Aires se piensa en emisiones separadas de aproximadamente u$s 1.000 millones, que podrían llegar a unos u$s 5.000 millones, con la condición de que aporten una tasa de interés de mercado de un dígito (en realidad, no más de un 8% anual).
La intención de la Argentina es que China continúe siendo el principal aportante de divisas del exterior en estos tiempos, pero salir del esquema del "swap" firmado en julio del año pasado y que, por un acuerdo verbal, tiene un límite de aportes de unos u$s 5.000 millones (equivalentes a los u$s 4.700 millones comprometidos por China para las obras de las represas Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic, en la provincia de Santa Cruz).
Hasta ahora China ya desembolsó unos u$s 1.300 millones por este acuerdo, y se espera que en los próximos días se completen otros u$s 500 millones más, dinero que en su totalidad está siendo destinado a fortalecer las reservas del Banco Central. Restando los dólares que ya fueron enviados, se estima que el disponible hacia delante son unos u$s 3.000 millones más y desde Buenos Aires, por lo bajo, hay cierto clima de protesta por lo burocrático de la concreción del giro de estos dólares, ya que para el momento se esperaba que casi la totalidad del acuerdo estuviera disponible. Es por esto que se pensó en otro mecanismo para que, sin cerrar el "swap", lo complemente con más dinero que llegue desde China. La vía más flexible y rápida que se pensó es la emisión de deuda semivoluntaria, que se coloque únicamente en los bancos chinos. De aprobarse la operación, analizada en los últimos días en Pekín por funcionarios argentinos y chinos que intervinieron en diferentes reuniones en la gira que Cristina de Kirchner realizó por la capital del Estado oriental, la idea es emitir la deuda en el último semestre del año como un reaseguro para los últimos tiempos de gestión del actual Gobierno y como forma de exorcizar cualquier intento de avance sobre el tipo de cambio en meses electorales. Los cálculos oficiales evalúan que sumando el dinero que pueden aportar las cerealeras en el primer semestre (no menos de u$s 7.000 millones), las telefónicas por el resto de los pagos obligatorios por las inversiones en el sistema de 4G, los aportes rusos por unos u$s 1.000 millones y las trabas escalonadas a la demanda de dólares de los importadores locales, servirán para ir manejando la política cambiaria sin mayores estremecimientos al menos hasta diciembre. Esto incluye el pago de los u$s 6.521 millones que el 2 de octubre el Gobierno debe pagar por el vencimiento del Boden 2015, la operación financiera más importante que tiene el oficialismo en su futuro inmediato. Para esa época, el acuerdo con China ya debería estar cerrado y concertándose.
El tema de la emisión de la deuda quedó ahora en análisis en los despachos de los bancos chinos que intervinieron en las reuniones con los funcionarios argentinos. Parte del tema fue hablado el martes pasado a la noche, cuando el ministro de Economía, Axel Kicillof, y su equipo cenaron con representantes de las entidades bancarias ICBC, CDB, Bank of China, Exim Bank y la aseguradora estatal Sinosure. Formalmente, en ese encuentro se habló de futuros proyectos de inversión en distintas áreas, como energía, infraestructura y tecnología, y los representantes chinos se manifestaron interesados en avanzar en el amplio abanico de proyectos a concretar, especialmente los avances de los acuerdos con la petrolera china Sinopec para que ésta aumente sustancialmente su presencia en Vaca Muerta.