Dice el refrán que cuando el río suena, agua lleva. Y también lleva historia; una historia que es bueno recordar y transmitir, sobre todos para los que no la conocieron, al menos no como nosotros. Porque cuando el agua pasa por el lugar que ocuparán las represas, el río Santa Cruz lleva, además de historias, sueños y promesas que comienzan a cumplirse
En 1958 la provincia de Santa Cruz dejó de ser territorio, y con su nacimiento como un estado federal más, comenzó a pensar, de la mano de su naciente dirigencia, en un futuro común, porque con la elección de su primer gobernador –el radical intransigente Mario Cástulo Paradelo– los santacruceños de buenas a primeras notaron que ya eran “artífices de su propio destino”, que era por aquellos años la frase con que la dirigencia política gustaba definir a la independencia.
Y fue en esa fructífera y apasionante época en que todo era fundacional en Santa Cruz, que se habló por primera vez de las represas sobre el río Santa Cruz, y fue el ingeniero Castillo quien señaló lugares donde emplazarlas y características técnicas necesarias.
Y sucedió que el puñado de vecinos de las distintas localidades de Santa Cruz, que no acostumbraban a llamarse santacruceños –tal vez porque la gran mayoría todavía no lo era– soñaron por primera vez con energía, con riego, con agua para los hogares y, por qué no, con un futuro industrial.
Pero el gobierno de Paradelo no pudo hacer más que los trazos esenciales del proyecto, y así las represas Cóndor Cliff y Barrancosa pasaron a ser parte de la historia propia de Santa Cruz y su gente, porque todo nuevo habitante de la provincia, nacido aquí o recién llegado, a poco de andar era anoticiado del proyecto que no fue, del futuro que representaría, y de la energía, el riego, el agua para los hogares y el perfil industrial que no llegaba porque no se hacía.
La historia de las represas cortó a todo lo largo y lo ancho a Santa Cruz, extendiéndose horizontalmente por todas las poblaciones, y también verticalmente atravesando –y, por qué no, uniendo– a los protagonistas de cada etapa institucional de la provincia.
Las represas estuvieron presentes, de 1958 a esta parte, en todas las plataformas electorales de todos los partidos, y fueron mencionadas como un proyecto propio por cada una de las alianzas y candidatos que participaron en las distintas elecciones. Y fue sostenidas como la gran esperanza en cada una de todas las localidades de Santa Cruz.
También se hablaba que los fertilizantes se harían en Río Gallegos, la usina térmica en Río Turbio, el puerto en Puerto Deseado y el lavadero de lanas en Piedra Buena, pero las represas eran más, porque eran de todos.
Hay una bella canción de María Elena Walsh, “La Cigarra”, que fue casi un himno en el retorno de la democracia, en 1983, y que parece estar describiendo, para algunos, el proyecto de las represas, a las que más de una vez hemos visto alejarse de nuestro futuro, pero que hoy parecen haber vuelto a formar parte del presente más preciado.
Ya no son La Barrancosa y Cóndor Cliff sino “Néstor Kirchner” y “Jorge Cepernic”, respectivamente, y tendrán distintas potencias y un diseño más acorde con el avance del conocimiento, pero en esencia siguen siendo las mismas que, tras varios años bajo la tierra, vuelven a cantar, mostrando que, en el confín austral del continente, el río vuelve a sonar.
La activación del proyecto de las represas fue una iniciativa del ex presidente Néstor Kirchner, y no resulta difícil sospechar que hacía falta un santacruceño en la Casa Rosada para que la obra fuera puesta entre las prioridades de la Nación.
Tras muchas propuestas y planes demorados o neutralizados por distintas crisis económicas que han afectado al mundo, y que necesariamente repercuten aquí porque se trata de una inversión que requiere del concurso de actores internacionales, finalmente la tozudez por concretar el proyecto comienza a ser una palpable realidad y representa la posibilidad del gobierno de China de ingresar al país con inversiones genuinas en materia energética a cambio de toneladas de productos primarios que consume, como la soja y el petróleo.
Para el pueblo de Santa Cruz es mucho más que un sueño que se cumplirá, es una ilusión de comenzar a cambiar, definitivamente, el perfil productivo, porque de los más de $ 22.925 millones de costo total de la obra, se estima que un 70% se quedará en la provincia, mediante la contratación de proveedores de bienes y servicios locales, mano de obra y pago de impuestos varios a los distintos estamentos.
En el primero de los cinco años de construcción previstos llegarán a la zona de emplazamiento entre 500 y 1.000 trabajadores. A mitad de camino, serán entre 5.000 y 7.000. Una vez finalizada, se estima que más de 15.000 personas se instalarán permanentemente en las distintas localidades directamente impactadas, como El Calafate, Puerto Santa Cruz y Piedra Buena.
El intendente calafateño, César Belloni, explicó en la video conferencia de presentación del proyecto definitivo que "durante décadas la provincia le dio a la Nación energía con el carbón y el petróleo, ahora le vamos a dar energía hidroeléctrica, y eso significa más trabajo, esperanza y futuro para todos los santacruceños".
"Esto va a generar trabajo y progreso para El Calafate y las localidades cercanas", agregó el jefe comunal. Un escenario del que muchos más quieren participar, como el intendente de Caleta Olivia, José Manuel Córdoba, que advierte que "los municipios que estamos a varios cientos de kilómetros de distancia tenemos que ver cómo hacemos para ofrecer la capacitación y la formación a nuestros vecinos, para que puedan sumarse al proyecto”.
Córdoba afirma que “en poco tiempo vamos a estar en el tercer lugar de la generación de energía hidroeléctrica, después de Yaciretá y Salto Grande, que sumado a la producción de la usina de Río Turbio, nos colocará como segundos productores de energía eléctrica del país”.
De acuerdo a datos oficiales referenciados a diciembre de 2013, Argentina cuenta con una potencia instalada total de 31.072 MW, de los cuales el 60% proviene de usinas térmicas (vapor, gas, diesel o ciclo combinado), 36% de hidroeléctricas, 3% de usinas nucleares y 1% de producción eólica (165 MW) y solar (8 MW).
La energía hidroeléctrica es aportada por 61 centrales en servicio, de las cuales ocho están construidas sobre canales artificiales de riego.
La potencia instalada total de estas centrales es de 11.095 MW, de los cuales el 77% es producido por las cinco principales: Yaciretá (3.200 MW), Salto Grande (1.670 MW), Piedra del Águila (1.400 MW), El Chocón (1.200 MW) y Alicurá (1.050 MW).
Las represas Kirchner y Cepernic tendrán una capacidad de generación instalada de 1.140 y 600 MW, respectivamente.
Esos 1.740 MW de generación combinada, implican un crecimiento de 10% en la matriz de origen hidroeléctrico, y un aporte de 4,7% al Sistema Interconectado Nacional, que provee de energía a todo el país.
La generación anual de energía rondará 5.000 gigawatts, lo que cubrirá el 4% de la demanda, equivalente a 1,5 millones de hogares.
El financiamiento de la obra de las dos represas corre por cuenta de tres entidades: China Development Corporation, el ICBC y el Bank of China. El 76% del crédito otorgado será remitido a la Argentina en concepto de certificaciones de obras y el 24% restante permanecerá en cuentas en el país otorgante, que actuarán como agentes de pago de los proveedores de maquinarias y otros bienes de capital.
Los responsables del emprendimiento son las empresas argentinas Electroingeniería e Hidrocuyo, y la china Gezhouba, que conformaron una UTE y ganaron la licitación nacional.
El director del proyecto designado por Electroingeniería, el italiano Gianfranco Rizzo, celebró el anuncio del financiamiento: "Hubo una grandísima capacidad de negociación de parte del Gobierno, porque no hay que dejar de destacar que una financiación de casi 5.000 millones de dólares es algo fuera de lo común".
Rizzo es una palabra autorizada en la historia hidroeléctrica argentina. Llegó al país en 1974 para participar del desarrollo de Salto Grande (Entre Ríos), se ocupó de los embalses Alicurá y Piedra del Águila (Neuquén) y cimentó Yaciretá (Corrientes). Su mayor desafío ahora está en Santa Cruz, pero sabe que hay más potencial: "Desde el punto de vista técnico, la Argentina todavía tiene una capacidad de generación hidroeléctrica que no está aprovechada, que todavía es importante, o sea que esto puede ser el primer paso", sostuvo, agregando que "para Electroingeniería es una oportunidad enorme porque es el primer paso en el campo hidroeléctrico y seguramente se aprovechará para insertar en la compañía un núcleo de jóvenes que vayan aprendiendo y que puedan ser el futuro de la empresa en esta actividad".
Una vez cumplidas las condiciones exigidas por los bancos chinos, que se estiman serán saldadas en 60 días, llegaría el primer desembolso, de entre 100 y 150 millones de dólares. Sin embargo, el italiano Rizzo ya pide más. "Eso puede parecer mucho, pero para entendernos, para empezar a hacer la obra, necesitamos unos 200 millones de dólares. Ya estoy trabajando con mis colaboradores para hacer el listado de las primeras compras más urgentes, y le cuento que necesitamos ya 60 millones para los primeros equipos, así habrá que acostumbrarse a esos números", confiesa despreocupado.
Los chinos no se quedan atrás en la demostración de confianza. En diálogo con periodistas nacionales, con traductor mediante, Zhijun Hu, economista en jefe de Gezhouba, enumeró bondades del proyecto: "Es muy importante, estamos muy contentos, porque es muy beneficioso tanto para la Argentina como para China, yesperamos que también podamos concretar el otro proyecto hidroeléctrico en marcha", dijo, refiriéndose a la licitación de Chihuido I, en Neuquén, que se encuentra en etapa de evaluación de ofertas.
El acuerdo para el financiamiento de la construcción de las represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en la provincia de Santa Cruz, permitirá concretar esta obra altamente significativa para el sistema energético de nuestro país, garantizando una potencia instalada de 1.740 MW y una energía media anual de 5.246 gigawatts por hora.
Estas obras permitirán, además, mejorar la matriz energética de nuestro país y su puesta en funcionamiento implicará un ahorro anual de más de 1.000 millones de dólares en importación de combustible.
Durante el acto de firma del contrato, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se comunicó vía teleconferencia, como relatábamos, con la localidad de El Calafate. En esa ceremonia, dijo, entre otros conceptos: “Finalmente el día llegó, hemos firmado algo que es más que un convenio, es el sueño de muchas generaciones de santacruceños y que significa el aprovechamiento hidroeléctrico de uno de los ríos más caudalosos de la República Argentina, el río Santa Cruz”.
El consorcio constructor estará integrado por la UTE conformada por las firmas Electroingenieria S.A., China Gezhouba Group Company Limited e Hidrocuyo S.A., que tienen a su cargo la elaboración del proyecto ejecutivo, la provisión de la totalidad de los materiales, el equipamiento, las maquinarias, el montaje y la puesta en marcha de los mismos.
También la contratación de la mano de obra, la construcción completa mediante la obtención del financiamiento para la realización de los emprendimientos, la operación y el mantenimiento por un plazo de 15 años, sistema al que se conoce bajo el nombre de "llave en mano".
Este proyecto tiene varios puntos a destacar, entre los que se encuentran la financiación del 100 por ciento de la obra, una tasa competitiva y un período de gracia de 66 meses para comenzar a realizar el repago del préstamo.
Este punto permite que el pago se concrete a partir de la productividad de la obra realizada, con la venta de la energía que se genera.
Las obras tendrán un costo total de 4.714 millones de dólares, con un plazo de concreción de cinco años y medio y la generación de 5.000 nuevos puestos de trabajo.
El China Development Bank (CDB) aportará el 100 por ciento del financiamiento ofrecido, en colaboración con el Industrial and Commercial Bank of China Limited (ICBC) y Bank Of China Limited (BCL).
La Jorge Cepernic se ubicará a 185 kilómetros al oeste del Mar Argentino y la Néstor Kirchner a 250 kilómetros.
La capacidad de potencia a generar por la represa situada en Cóndor Cliff, será de 1140 MW, para lo cual contará con seis grupos de turbina y generador de 190 MW cada uno.
La obra de La Barrancosa, por su parte, generará 600 MW mediante cinco grupos de 120 MW cada uno.
El aporte eléctrico de estas dos obras repercutirá directamente en la economía del país. Baste con tener en cuenta que en 2013, la potencia total instalada de capacidad de generación era de 31.072 MW, y para dar respuestas a las necesidades del sistema,
Argentina también importó electricidad de Paraguay, producida por la represa binacional de Yaciretá. Esto se logró por el acuerdo firmado por el presidente Néstor Kirchner, que permitió que nuestro país cobrara la deuda de Paraguay generada por la construcción de la obra, mediante la entrega de electricidad, a razón de 8.000 GW/h por año, por un período de 40 años.
El desarrollo de la ingeniería civil y electromecánica necesaria para concretar las obras del aprovechamiento del río Santa Cruz, requieren contar con un servicio de ingeniería de amplia capacidad, compatible con la magnitud e importancia de las obras que lo integran.
Las empresas que mencionamos y que lograron la adjudicación del proyecto, ejecutarán los siguientes partes de las obras para cada una de las dos represas: obras generales y villa temporaria; desvío del curso de agua y descargador de fondo; construcción de la presa, vertedero, obra de toma, sala de máquinas y sala de control; escala de peces; caminos de acceso, tanto temporarios como definitivos, y canal de restitución.
La represa Néstor Kichner contará con una presa con una altura máxima de 77,4 metros, 2.780 metros de longitud de coronamiento y 12 de ancho y contendrá un volumen total de 13 millones de metros cúbicos. Contará con dos vertederos a cresta libre, seis vertederos con compuerta y un ancho total de 121 metros. Para ello, insumirá 35 mil toneladas de acero y 249 mil de cemento, 778 mil metros cúbicos de hormigón 14 millones de metros cúbicos de relleno. El movimiento de suelos necesario está estimado en cerca de 18 millones de metros cúbicos.
Por su lado, la represa Jorge Cepernic estará formada por una presa de 44 metros de altura máxima, un coronamiento de 2.900 metros de longitud y 12 de ancho, contendrá 6 millones de metros cúbicos y tendrá siete vertederos con compuerta. La obra tendrá un ancho total de 99 metros e insumirá, entre otros, 16 mil toneladas de acero y 167 mil de cemento, 482 mil metros cúbicos de hormigón y 6,5 millones de metros cúbicos de relleno. El movimiento de suelos necesario rondará los 2,7 millones de metros cúbicos.
De acuerdo a lo especificado en los pliegos, todo el proceso de construcción de las represas deberá hacerse con estricto apego a las normas ambientales nacionales y provinciales, como así también las de los entes crediticios.
En función de ello, la UTE que desarrollará y administrará el proyecto en su totalidad, deberá implementar una gestión ambiental eficiente en el marco del desarrollo de los aprovechamientos hidroeléctricos, cumplimentando las exigencias de la legislación ambiental aplicable, en particular la ley 2.658, su decreto reglamentario Nº 7/2006 y normas asociadas, así como el Manual de Gestión Ambiental de centrales hidráulicas y las Normas del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Para hacerlo, deberán adecuarse todos los procesos a tres etapas sucesivas:
ETAPA I: Presentación del Manifiesto de Impacto Ambiental de ambas presas y evaluación ambiental de las obras iniciales (puente y camino de acceso a Cóndor Cliff, campamentos y obradores, excavaciones iniciales).
ETAPA II: Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) y Plan de Gestión Ambiental (PGA) para la construcción y operación de ambas represas; audiencia pública para las dos obras y, finalmente, Declaratoria de Impacto Ambiental para La Néstor Kirchner y la Jorge Cepernic.
ETAPA III: Orden de inicio de las obras principales e implementación del Plan de Gestión Ambiental para la etapa de construcción de los emprendimientos.
Las represas, tantas veces soñadas y postergadas, hoy parecen ser una realidad que comienza a concretarse. Falta muchísimo para que generen el primer watt, pero si se concretan finalmente, ese tiempo habrá sido sólo un instante si lo comparamos con el largo período de frustración que debieron atravesar quienes la soñaron, para llegar a esta instancia.