Por JULIAN GUARINO.
Irrumpe YPF con sus intenciones de colocar deuda en medio de un contexto internacional y doméstico nada generoso. El humor de los inversores parece haber cambiado y la expectativa de un ajuste en las tasas de interés de la Reserva Federal promete ser un imán para los capitales que pasarán a pedir más tasa para compensar el riesgo asumido. La fuerte caída en el precio del petróleo tampoco es un signo que facilite los planes de expansión de YPF, pero al menos la recuperación de casi 20% operada en los últimos días promete un margen de alivio en los cálculos de rentabilidad.
Sería naif pensar que los u$s 750 millones que YPF conseguirá hoy serán sólo para la petrolera. En definitiva, quien sacará mayor partido de esos capitales será, en un primer momento, el Banco Central, que podrá contabilizar en las reservas ese ingreso de divisas. A la vez, si YPF demuestra que la Argentina o una empresa de bandera puede conseguir fondos en el mercado internacional a menos del 9% (incluso en medio de la disputa con los fondos buitre), los bonos argentinos podrían incrementar su cotización. Afectada por el riesgo buitre, YPF deberá pagar casi el doble que otras firmas similares, pero también pagará menos que lo que le cobrarían a la Argentina por una gestión similar. Por supuesto con esto no alcanza: para mayores montos, Vanoli seguirá acudiendo al gobierno chino.