(Por Mariangel Marcos*) Desde 2003, PBI de Perú creció un 86%. También la demanda energética. Desde entonces, la demanda en electricidad ha crecido un 92% mientras que el consumo de hidrocarburos líquidos y el gas natural se duplicó. Ollanta Humala quiere dejar su huella y su Ministerio de Energía y Minas (MEM) con su ambicioso Plan Energético Nacional, el PEN 2014-2025, que contempla un inversiones por más de U$S 50.000 millones, enfocadas en el cambio de la matriz energética y la reducción de la huella de carbono, acorde con los compromisos peruanos frente al Cambio Climático.
La mayor premisa es la sustitución de la demanda de diesel por gas natural. La actual demanda energética es de 5.800 MW y, si la economía crece 4,5% o 6,5%/año la demanda de energía crecerá 9.500 MW y 12.300 MW, respectivamente, hacia 2025. Gracias al desarrollo de proyectos mineros e industriales y del suministro en las principales ciudades del país.
La cobertura energética ha pasado del 71% en 2003 a 91% en 2013. En dos segmentos: el Regulado, 6,5 millones de familias (55%), y el segmento libre con 260 consumidores, principalmente industrias y minas.
La masificación del gas natural de Camisea ya le ahorró al país, en 10 años, U$S 41.000 millones. Y el plan es gasificar mucho más el país con la construcción de grandes ductos.
Al Gasoducto Sur Peruano (GSP), adjudicado y en obras, se sumará el Gasoducto del Norte (GNP), cuyo perfil técnico y económico se espera concluir, aceleradamente, este semestre. En 2018 ya operará el GSP y en 2025 estarán listos el GNP y Gasoducto del Centro, la ambiciosa Red Nacional de Gasoductos.
Más petroquímica, impulso a la exploración y desarrollo de hidrocarburos, y modernización de las obsoletas refinerías La Pampilla y Talara completan el esquema. Así la matriz energética de Perú apunta a un marcado protagonismo del petróleo y el gas, casi un 80%. En 2025 la producción de crudo debería saltar de los 62 barriles día (MBD) de hoy a 153MBD. Y el consumo de combustibles líquidos, de 210.000 MBD. Se espera que la demanda fluctúe entre 285 MBD y 339 MBD.
La producción de petróleo se ha frenado por los complejos estudios de impacto ambiental; la Ley de Consulta Previa y las trabas burocráticas. Según la Sociedad Peruana de Hidrocarburos (SPH), las petroleras en Perú sólo han explorado la tercera parte de las reservas del país, y ello impacta en un déficit externo de U$S 3.000 millones.
La producción se redujo a la mitad en 30 años y están paralizados 3 lotes en producción y 30 lotes en exploración, comprometiendo inversiones en U$S 3 000 millones. El reciente Reglamento Ambiental en Minería e Hidrocarburos da un gran paso. Reemplaza los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) para exploración sísmica, por Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA), EIAs de clase III. “La palabra clave del reglamento es predictibilidad, en trámites, requisitos y plazos para ejecutar proyectos, a fin de que los inversionistas tomen mejores decisiones, principalmente, en la etapa de exploración”, remarcó el MEM.
“A comparación de otros países, tenemos una matriz energética variada que nos permite apostar por las energías limpias y contribuir a la solución del cambio climático, por ello, al 2025, vamos a doblar el porcentaje de energías renovables, reduciendo aún más las emisiones, con un 60% de fuentes renovables y 40% de gas natural, la energía fósil más limpia” promete el ministro de Energía y Minas, Eleodoro Mayorga.
En ese camino, las nuevas centrales de generación hidroeléctrica se irán incorporando en 2018 (aproximadamente 2 000 MW están en construcción). Para 2020 y 2021 estarán en operación los 1.200 MW de generación licitados en 2014. Las energías renovables no convencionales suman 746 MW, un 3% de la torta. Ya se ha culminado la subasta de 500.000 sistemas fotovoltaicos offgrid equivalentes a 50 MW de capacidad que se instalarán en las áreas rurales. A eso se sumará la tercera subasta de Regulación de Energías Renovables (RER) el 2015.
* Directora de Mining Press Perú