El ingeniero Fernando Puntigliano dejará a fines de febrero la gerencia en Uruguay del proyecto Aratirí de la empresa minera Zamin Ferrous.
Según informa La Diaria, Puntigliano comunicó su decisión en 2014 al dueño de la empresa, el cual está a la espera de la autorización del Poder Ejecutivo y la firma del contrato con el Gobierno para comenzar a operar.
Puntigliano, que fue presidente de la Administración Nacional de Puertos durante el primer Gobierno de Tabaré Vázquez, no ocupará cargos en el Estado.
POR GUILLERMO POPELKA*
Aquí nadie sabe nada de minería pero todos opinan. Los pocos que saben algo ya no se atreven a enfrentar la marejada de críticas que van desde lo ecológico, la denuncia de contubernio político pasando por la inveterada lucha contra el imperialismo que quiere esquilmar nuestros recursos cual si fuéramos otra ignorante republiqueta bananera. Si algo pasa en este país es que casi nunca pasa nada. Sabíamos que había hierro desde hace un siglo y solo hubo contados impulsos para explotarlo. Quizá el más notable se lo debamos al propio Wilson Ferreira Aldunate que era un político que decía y hacía las cosas, no como otros.
Wilson siendo ministro creó la Comisión de Investigaciones para el Desarrollo Económico (CIDE) la que en 1965 elaboró el primer proyecto de explotación de Valentines y el anteproyecto de una industria siderúrgica nacional. De sus resultados más conocidos está el haber evaluado los recursos de suelo de cada hectárea del país, un avance científico y técnico que hasta hoy da frutos. A Wilson le confirmaron que había hierro para una industria siderúrgica y siendo un hombre de campo no dudó en vislumbrar los beneficios que le reportaría al país una industria extractiva, minera, en medio de las cuchillas que lo vieron nacer y que recorrió desde niño.
Pero como casi nunca pasa nada, no pasó nada hasta el 2007 donde una empresa privada, extranjera, puso 200 millones de dólares de su peculio para investigar científicamente las reservas y de paso hacernos saber, sin esfuerzo alguno de nuestra parte, que teníamos 40 veces más hierro de lo que jamás hubiera podido imaginar Wilson. Ahora bien, no basta que estos privados entreguen lo sustancial de la información obtenida, el pueblo quiere saber los 2000 folios que contienen todo aquello que a ellos les costó ese dinero y por el cual el Estado ya percibió impuestos de reserva minera. Vamos a ver estos señores, ¿cuánto van a sacar y cuánto le vamos dejar llevarse?
No importa lo que fije el Código de Minería, o sea, la ley que hicimos, haremos lo que nos convenga, ¡qué se piensan estas aves de rapiña! Pero sigamos, porque si antes era porque nadie ponía la plata ahora es por el daño que nos van a hacer al medio ambiente. Cualquier cosa sospechada de dañar al medio ambiente será menospreciada y en lo posible impedida de llevarse a cabo sin la más mínima consideración técnica. ¿Piensa usted que los países europeos permitirían una minería que contaminara? Suecia, que tiene los más altos estándares medioambientales tiene minería de plomo, cobre, plata, oro y es el primer productor de hierro de Europa. ¿Por qué no podemos hacerlo bien nosotros?
En nuestra región se han publicitado algunos desastres medio ambientales lamentables de origen minero y eso ha provocado el rechazo de toda minería de gran porte en general, sin exclusiones y por las dudas. En los países andinos donde hay falta de control y la geología volcánica crea ambientes químicos ácidos de alta reactividad, pueden producirse daños graves si no hay un monitoreo oficial estricto. La geología del Uruguay y del Brasil no tiene nada que ver con la geología andina. Nuestra minería no es ácida, no tenemos volcanes y nuestras rocas son por lo menos 500 millones de años más viejas que las volcánicas del Pacífico. Solo tenemos que moler la roca y sacar el hierro con imanes.
Pero surge otro reparo de los agoreros del apocalipsis, las aguas, las que se van a consumir, las que se van a envenenar y las que dañarán los acuíferos. Digamos que al Uruguay le llueven 40 lagunas Merim todos los años y esas aguas casi no las represamos, por lo que nos limitamos a verlas pasar mientras van a parar al mar. Todo el que las use para algo productivo, bienvenido. Como ya dijimos no hay venenos en esta explotación de hierro, se deben apilar debidamente las partículas estériles producto de la molienda, cosa técnicamente factible y probada. Por suerte en el subsuelo de Valentines y sus alrededores hasta Cerro Chato no hay ningún acuífero de qué preocuparse. Solo hay agua de lluvia almacenada en las fisuras de las rocas, que no fluyen como en un acuífero. Una perforación aquí, donde se está a una altura de 300 metros sobre el nivel del mar y sobre rocas impermeables difícilmente produzca más de 500 litros de agua subterránea por hora, el chorro de un dedo meñique. Una explotación de canteras como las previstas para el hierro con un kilómetro de diámetro, se practica desde hace 70 años en las inmediaciones de Minas, capital departamental con 40.000 habitantes, sin provocar perjuicio del que se tenga noticia.
Simultáneamente a la explotación de nuestro hierro podemos ser procesadores de hierro proveniente del interior del continente. Bolivia necesita vender su hierro del yacimiento más grande conocido hasta ahora: Cerro Mutum, podría bajar por la hidrovía hasta nuestro país y salir por nuestros puertos, procesado. Brasil es el segundo productor de hierro del mundo y tiene muchos yacimientos algunos podríamos procesarlos nosotros.
Sería tedioso enumerar las ventajas que supondría para un país sin industrias y monoproductor agrícola-ganadero como el nuestro el entrar en la liga de países con industria pesada. La Liga de las Naciones precursora de las Naciones Unidas comenzó como un acuerdo para impulsar el desarrollo siderúrgico y eso hizo de Europa lo que fue Europa. Imagínese solo las posibilidades de tener astilleros, diques de reparación de navíos, equipos de transporte de carga ferroviarios, trenes de pasajeros, automóviles, el impulso de la construcción cuyos costos en un país cementero como el nuestro siguen siendo altos.
La diversidad de industrias anexas, las fuentes laborales desde el más sencillo obrero a los más especializados ingenieros, seríamos un país nuevo, un país con más familias, un país con una productividad tan diversa que resulta difícil imaginárselo.
* Licenciado geólogo senior, UdelaR