Desde hace tres meses, en forma silenciosa, los mineros informales y las fábricas o plantas concentradoras trabajan para traerse abajo el proceso de formalización, iniciado por el gobierno en el 2011, porque consideran que ha fracasado.
Ayer, en el tercer encuentro minero-artesanal desarrollado en la localidad de Chala del distrito de Caravelí (Arequipa), unos doscientos mineros demandaron la derogación de todo el paquete de decretos legislativos dictados por el Ejecutivo nacional para combatir la minería informal e ilegal en todo el país.
Reunidos en la mina Paraíso del litoral del Pacífico, que posee una gran planta procesadora de minerales que acopia de los informales, cuestionaron el esquema puesto en marcha por el gobierno para que los mineros ingresen al terreno legal.
Los mineros informales se sienten victoriosos porque se ha retrasado el proceso de formalización, ha sido suspendida la interdicción (destrucción de yacimientos y maquinaria) y el Alto Comisionado en Asuntos de Formalización de la Minería, Interdicción de la Minería Ilegal y Remediación Ambiental de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), Augusto Soto Castagnola, ha dejado el cargo.
Es necesario señalar que las primeras interdicciones se desarrollaron en 2011, en aplicación de una política estatal de “tolerancia cero” con la minería ilegal que destruye y contamina amplios territorios de la amazonía peruana. Esta acción cesó a mediados del año pasado.
De igual forma, cuestionan el proceso porque aseguran que en tres años del proceso solo siete mineros han sido formalizados. “Ha sido un fracaso”, anotó Celso Cajachagua Güere, presidente de la Federación Nacional de Pequeños Productores Mineros y Mineros Artesanales del Perú (Fenamarpe).
“A tres años de gestión el gobierno solo ha formalizado a siete de los 70 mil mineros que se acogieron al proceso”, añadió.
Otro cuestionamiento al actual proceso es que un minero invierte alrededor de 70 mil dólares para pasar al terreno formal, pero cuando se acabe la veta en su área de trabajo “ya no podrá entrar en otra zona y se quedará sin trabajo”, según Solís.
PROPUESTA DE PARTE
Los mineros informales preparan una propuesta alterna para "hacer efectivo" el proceso. Lo llaman “la verdadera formalización” y pasa por inclinar la balanza a favor de los mineros y dejando en segundo plano la protección del medioambiente que destruye con la minería informal e ilegal.
Ulises Solís, presidente de la Asociación Nacional de Plantas de Beneficio Formales, explica así su propuesta: “Que se haga un censo para saber exactamente cuántos son; pero no dónde trabajan, cuánto producen, cuánto ganan, sino la cantidad y dónde están ubicados para darles un título sobre el área donde están trabajando”.
De igual forma, plantean que se elabore un esquema legal de formalización diferenciado para la costa, sierra y selva. Cajachagua asegura que la minería que se practica en la costa es filoniana, es decir en vetas ubicadas en zonas eriazas; y en la selva como Madre de Dios impera la aluvial (en los ríos y arroyos).
La propuesta de los informales estará concluida en 45 días y será entregada al Ejecutivo para que sea aprobada. Si el Ejecutivo no lo toma en cuenta y convoca a una nueva 'mesa de diálogo', volverán a tomar las calles.
“(Si el gobierno) no acepta, la única forma de hacernos escuchar es en las protestas. Recordarán que en el 2009 y el 2010 paramos totalmente desde Ocoña hasta Cañete. Ese será el camino”, apuntó Cajachagua.
Economista Hernando de Soto ofrece apoyo a mineros informales
Los mineros informales y el Instituto Libertad y Democracia del economista Hernando de Soto conformaron en noviembre del 2014 la Comisión Cívica para la Formalización de la Minería Informal para impulsar la suspensión del proceso.
Ayer De Soto participó en el encuentro y se mostró a favor de la supresión de los decretos legislativos.
Asimismo, apoyó a los mineros en su afirmación de que el actual proceso constituye un fracaso y consideró que el trabajo debe quedar suspendido.
De similar opinión fueron Juan Carlos Ramírez, viceministro de Minas en el gobierno de Fujimori, y Miguel Vega Alvear, ex presidente de la Sociedad Nacional de Industrias.
El presidente del Instituto Libertad y Democracia, expuso su plan alternativo para formalizar a los más de millón 800 mil mineros que hay en todo el país.
En la localidad de Chala, en Arequipa, mineros informales de distintas partes del país se dieron cita en el tercer encuentro minero – artesanal.
La reunión sirvió en buena cuenta para exigir una vez más la derogatoria de los decretos legislativos promulgados por el gobierno para formalizar supuestamente a los mineros de todo el país, una medida cuyos logros podrían calificarse de discretos.
Sin embargo, llamó poderosamente la atención una presencia sin duda importante: la del economista Hernando de Soto, presidente del Instituto Libertad y Democracia (ILD). Desde hace algunos meses, De Soto se reúne con mineros informales de todo el país para encontrar una solución alternativa al tema de la formalización, en algo que se ha denominado Comisión Cívica para la formalización de la Minería Informal, encabezada por él.
De Soto, se sumó a la solicitud de derogar los decretos, pero fue más allá. Acompañado de personalidades como Miguel Vega Alvear, ex presidente de la Sociedad Nacional de Industrias y Juan Carlos Ramírez, ex viceministro de Energía y Minas, de Soto expuso detalles de su plan para formalizar a los más de millón 800 mil mineros que hay en todo el país. El punto central: la titulación de las áreas de tierra donde trabajan.
De Soto pretende que la formalización ya no recaiga en una regularización desde el punto de vista medioambiental y que se haga una distinción: una cosa son los mineros de la costa y la sierra y una muy distinta, los de la selva. Mientras en la costa, la minería es filoniana, es decir en vetas ubicadas en zonas eriazas, en la selva es aluvial con el consiguiente impacto en ríos y afluentes.
¿Es demasiado audaz la propuesta de De Soto? No hay que olvidar que el tema de la titulación de tierras y la formalización han sido parte central de su discurso intelectual desde siempre, lo que le ha valido el reconocimiento a nivel mundial. Los mineros parecen alinearse en torno a este nuevo punto de vista.
Ya ha habido reuniones en Canta, en Nazca y ayer en Chala. Dicen que las próximas reuniones serán en Arequipa y Juliaca ¿Llegará a buen puerto la iniciativa del economista? Veremos qué pasa en los siguientes meses.
El economista Hernando de Soto planteó reducir la burocracia que aparentemente impide la formalización de unos 70.000 mineros en Perú, tras una reunión con una federación minera en la localidad de Chala, al sur del país.
De Soto, presidente del Instituto Libertad y Democracia (ILD), afirmó que el método planteado por el Gobierno peruano para lograr la formalización de los empresarios mineros no ha tenido éxito.
"Solo 7 de 70.000 mineros reconocidos han logrado formalizarse y no es porque no quieran sino por las innumerables trabas que impone el sistema para que lo logren", expresó De Soto en una nota de prensa de su entidad.
De acuerdo con un estudio del ILD, los mineros necesitan más de 3 años y medio e invertir más de 80.000 dólares para formalizarse, y en todo ese tiempo no podrían realizar operaciones mineras.
El autor de títulos como "El otro sendero" y "El misterio del capital" planteó, ante un auditorio de 2.000 mineros informales en Chala, integrar a formales e informales "bajo un mismo derecho" y crear una entidad especializada que trascienda el ámbito ministerial.
"Nuestra propuesta es destrabar los bloqueos burocráticos para que los mineros se organicen como empresas, para que consigan crédito, capital y territorio; es decir, empoderarlos para que se sientan parte del Perú evitando enfrentamientos", indicó el reconocido economista.
Según el análisis del IDL, los mineros informales en Perú están organizados en más de 300.000 empresas informales y juntas aglutinan a alrededor de 1,6 millones de personas.
El ILD y la Federación Nacional de Pequeños Mineros y Mineros Artesanales del Perú organizaron el encuentro en Chala, de la misma forma que congregaron a 4.000 mineros en Nazca en noviembre último.