Así, el precio del crudo de la OPEP, que perdió más del 60% desde junio pasado, se mantiene estos últimos días relativamente estable, aunque en niveles no vistos desde hace casi seis años, muy inferiores a los promedios anuales, superiores a los US$100, de los años 2011-2013.
El barril de crudo de la OPEP se apreció hasta los US$43,24 el martes, un 0,8% más que la jornada anterior, informó hoy en Viena el grupo petrolero.
Tras un leve descenso el lunes, que situó al barril de crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por debajo de los US$43, el "oro negro" del grupo de doce países volvió a superar ayer esa cota.
Así, el precio del crudo de la OPEP, que perdió más del 60% desde junio pasado, se mantiene estos últimos días relativamente estable, aunque en niveles no vistos desde hace casi seis años, muy inferiores a los promedios anuales, superiores a los US$100, de los años 2011-2013.
En 2014 esa media fue de US$96,29, mientras que en lo que va de este mes y este año es de US$44,40.
Gary Cohn dijo a Bloomberg que el negocio de materias primas está “muy, muy fuerte. Si usted es consumidor y quiere cubrirse en estos precios, puede ser mucho más agresivo que nunca en los mercados de cobertura”.
Una buena noticia para los importadores, y muy mala para los productores. Es que hoy el presidente de Goldman Sachs, Gary Cohn, anunció que sus previsiones sobre el precio del petróleo son que este commodity seguirá bajando fuerte, hasta niveles de US$ 30 por barril.
“Estamos en la parte más baja del rango a largo plazo”, ha admitido el directivo del banco americano.
El precio del petróleo se ha desplomado un 60% desde junio, debido al exceso de oferta en el mercado y a la negativa de la OPEP de recortar su producción. Gary Cohn ha señalado a Bloomberg que el negocio de materias primas está “muy, muy fuerte. Si usted es consumidor y quiere cubrirse en estos precios, puede ser mucho más agresivo que nunca en los mercados de cobertura”.
Además, el presidente de Goldman ha dicho que “la otra cara es que si eres un país exportador y miras los precios actuales, si esperas precios 10 ó 15 dólares más altos en el futuro, tienes que considerar intentar cubrirte con ese precio futuro”.
Pero Irán, uno de los países más importantes a nivel productor de la materia prima, es incluso más pesimista en sus proyeccciones: el ministro de Petróleo de ese país, Bijan Zanganeh, ha señalado que los países exportadores podrían soportar ese precio de 25 dólares, aunque un valor óptimo para el país persa estaría entre 72 y 75 dólares.
“Incluso si el crudo cae a 25 dólares por barril, la industria petrolera no se verá amenazada”, ha explicado Zanganeh, según ha recogido la agencia de noticias Fars. Aunque también ha añadido que Zanganeh dijo para cuadrar el presupuesto iraní, el precio mínimo del crudo debería oscilar entre 72 y 75 dólares por barril.
La situación que atraviesa hoy la industria no ofrece un panorama claro, pese a que para casi todos los países este es el primer producto en las operaciones de comercio exterior. Hay expectativa.
Arabia Saudita tenía el control sobre el petróleo hace unos años, cuando con solo cerrar o abrir un poco la llave llevaba el precio a los niveles que su organización de países exportadores del crudo quisiera.
Eso parece haber acabado o, por lo menos, ese reino ya no quiere ‘jugar’ ese papel, pues ahora solo espera que el precio se “estabilice con el tiempo”, como lo dijo Ali al–Naimi, Ministro de Petróleo Saudí.
Estados Unidos, por su parte, se dedicó con tecnología a buscar su ‘independencia’ de estos países que hacían con los precios del petróleo lo que quisieran.
Ahora tiene inundados sus inventarios de barriles, que alcanzaron hace poco niveles que no se veían desde hace 80 años.
Esas épocas en las que tenían que importar petróleo parecen haberse esfumado, gracias a la revolución de la industria que hacia el 2008 apuntaba a que el recurso natural estaba en declive, llevándolo a registrar 147 dólares por barril.
Primero, lograron superar a Rusia como mayor productor de gas, lo que motivó una alta producción en esquistos desde el 2010, permitiendo que a finales del año pasado alcanzaran niveles de producción que superan a cada uno de los miembros de la Opep.
A esto se suma otro gigante, Canadá, que con sus arenas petrolíferas hoy la pasa mal (económicamente hablando) por la caída de los precios del petróleo.
Detrás de toda esta revolución energética en Estados Unidos, tenemos un incremento del empleo, junto con la recuperación económica, que lo tienen a la cabeza en las estimaciones de crecimiento, algo que hace años no se veía, pues todo se concentraba en China.
En el pasado, los precios del petróleo subían por un consumo mayor del gigante asiático, debido a los conflictos que interrumpían el bombeo en países como Libia, Sudán, Nigeria, Irán e Irak.
Esto nos lleva a un ámbito geopolítico que siempre ha tenido como discordia al petróleo, pues hoy es una fuerte medida de control que ejerce Estados Unidos en conjunto con sus aliados frente a Rusia, un gigante que con el presidente Vladimir Putin a la cabeza venía haciendo retroceder a occidente de varias de sus posiciones en la región árabe y donde hoy tienen un pulso importante vecino a Europa, Ucrania.
Esta caída en los precios no ha podido llegar en mejor momento, pues urge a Europa salir de su crisis, lo que sumado a los planes de estímulo planteados recientemente, debería brindarles una recuperación más notoria en el corto plazo.
Claramente esto también hoy beneficia a una economía china que crece a la mitad que hace 10 años, y que de sumarse a esa ‘nueva ola’ de estímulos económicos, podría motivar más temprano que tarde la tan anhelada recuperación de los precios de las materias primas de las que tanto depende Latinoamérica en general.
La pelea, hoy, se concentra en la cuota de mercado, especialmente por parte de Arabia Saudita, ya que su más importante comprador (EE.UU.) hoy produce a borbotones; debido a ello ha tenido que salir a ofrecer su crudo en Asia y Europa con descuentos, lo que ha llevado a que los precios caigan dramáticamente en los últimos seis meses.
Con esto apuntan a que quienes tengan mayores costos de producción, como los esquistos en Dakota del Norte, cierren pozos, campos y se reduzca el bombeo, logrando recuperar parte del mercado mundial y, obviamente, el precio por barril.
Estos precios buscan no solo pelearle a los esquistos, sino también a lo que vienen haciendo Canadá, Rusia, Brasil y regiones del África, que han tenido éxito en el mar.
Así como se ha anunciado ya por las petroleras en Colombia, se están reduciendo considerablemente los planes de inversión en todo el mundo, lo que traerá para este mismo año una reducción considerable del bombeo de petróleo de aquellos pozos menos eficientes y más costosos.
Una pelea de ‘grandes billeteras’, pues el que tenga más caja y menos deuda, aguantará.
Venezuela es el país más vulnerable ante la situación actual. Rusia ha vivido una fuerte caída en bolsa, su moneda –el Rublo– se ha desplomado frente al dólar y las calificadoras ya pasan sus bonos a escalón ‘basura’.
Ahora hasta el radical islamista Boko Haram en Nigeria podría verse beneficiado de todo esto, pues tiene una dependencia mayúscula del petróleo (cercana al 95 por ciento), lo que limita su fuerza para combatir a esta insurgencia.
Para después de mayo, según lo plantea la Agencia de Energía de Estados Unidos, podría verse una reducción considerable de barriles en el mercado, pues tendrían efecto las reducciones actuales en los planes de inversión, lo que traerá despidos, reducción en consumo y deberá evaluarse inclusive el posible golpe a las economías estadounidense y canadiense, así como a la apertura energética en México, hechos de importancia mayúscula para la región.
Debemos anotar que desde ya muchos en su negocio de esquistos están estudiando la forma de que esta tecnología revolucionaria se reduzca en costos con el fin de reactivar los campos que hoy estén cerrando.
Esto nos llevaría a un equilibrio de los precios del crudo para los próximos años en un mundo que busca recuperase económicamente con materias primas baratas.
Camilo Silva Jaramillo,
Socio–Fundador Valora Inversiones