El fiscal Alberto Nisman, al frente desde 2004 de la investigación por el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) que causó 84 muertos en 1994, será velado por su familia y amigos en una ceremonia privada este miércoles a partir de las 18 horas, dijeron a Infobae en la casa funeraria O'Higgins, del barrio porteño de Nuñez.
Los restos del fiscal serán enterrados el jueves en el Cementerio Israelita de Tablada. Así lo comunicó la Agencia Judía de Noticias (AJN), en base a fuentes de la comunidad.
Nisman apareció muerto en el baño de su departamento el lunes 19 de enero, con un disparo en la cabeza. Hasta ahora, el único imputado es Diego Lagomarsino, el colaborador informático de la Unidad Fiscal Especial AMIA.
Lagomarsino fue imputado bajo la figura que contempla el artículo 189 bis, apartado 4, del Código Penal: "Será reprimido con prisión de un año a seis años el que entregare un arma de fuego por cualquier título a quien no acreditare su condición de legítimo usuario".
Miño y Niz. Benítez y Durán. Ferrari y Méndez. La custodia del fiscal Alberto Nisman se hacía por parejas. Lo que en las planillas era una custodia de 10 hombres las 24 horas no significaba en la práctica que Nisman caminara rodeado por 10 agentes todo el día, sino que se iban turnando. Aparecían de a dos. La investigación ya dejó en claro que no eran Starsky & Hutch. La primera pareja de esta secuencia dejó de trabajar como policía ayer: el jefe de la Federal, Román Di Santo, pasó a disponibilidad a los suboficiales Luis Miño y Armando Niz, encargados de vigilar a Nisman el domingo, cuando apareció muerto. Los acusan de haber cometido “falta grave” por no avisar a sus superiores que habían estado buscando al fiscal durante 11 horas antes de hallarlo muerto. Pero sobre todo los echan por su comportamiento posterior al hallazgo del cuerpo: dicen que hubo entre 20 minutos y media hora donde tampoco avisaron lo sucedido ni llamaron al 911, como indica el protocolo de actuación. En esos minutos cruciales, la que tomaba decisiones era la madre del fiscal, que fue quien llamó a la ambulancia privada de Swiss Medical. La indicación de apartarlos de la fuerza la dio el secretario de Seguridad, Sergio Berni. En su área aseguraban ayer que varios policías más seguirán el mismo camino en los próximos días.
El foco de las dudas generales sobre la custodia de Nisman se corrió ahora hacia la segunda pareja, Rubén Benítez y el sargento Durán. Ellos debían cuidarlo el sábado, y también quedaron en la mira: según confirmaron a Clarín tres fuentes del caso, el sargento Durán fue el sábado a la tarde a buscar un sobre que el fiscal iba a entregarle para llevarle a un periodista.
Cuando lo hizo, subió en el mismo ascensor con Diego Lagomarsino, el hombre que en ese preciso instante iba con la pistola 22 que luego aparecería junto al cuerpo de Nisman. Las fuentes aseguran que Durán llevó el sobre hasta una casa en San Isidro y luego le contó a su compañero Benítez que había subido con Lagomarsino. El detalle es inquietante: este es el último hombre conocido en ver con vida a Nisman, ya no subió armado solo, como se creía, sino con un policía que debía custodiar al fiscal. ¿Son los hechos tal como los cuentan Lagomarsino y Durán? ¿Realmente se encontraron en el ascensor por casualidad?
Todas las fuentes policiales consultadas aseguran que quienes trabajaban en la custodia de Nisman “le tenían pánico” porque el fiscal era exigente, y los trataba con dureza. Podría ser que Nisman desconfiara de su custodia y tratara de evitar cualquier filtración de información. ¿Es posible, entonces, que un hombre tan meticuloso llamara a Durán para darle un sobre sabiendo que estaba llegando Lagomarsino con un arma que él mismo le había pedido? Extraño para alguien tan reservado que ponía distancia con su custodia y evitaba que se cruzara con la gente que iba a su departamento.
Otra alta fuente del caso confirmó ayer un anticipo de Clarín: que en los registros de la guardia de las torres Le Parc Lagomarsino aparece entrando y saliendo el sábado (día anterior a la muerte de Nisman), pero luego entrando de nuevo el sábado más tarde y saliendo el domingo. Los investigadores no aseguran que esto haya sucedido así, pero afirman que es lo que figura en los registros, que “se suelen confeccionar de forma bastante precaria”, según admiten. También es posible que Lagomarsino figurara aún adentro cuando encontraron el cuerpo del fiscal, y entonces alguien de la guardia pudo haber “arreglado” el libro para dejar por escrito lo que la realidad decía y se les pasó por alto: que en algún momento tuvo que salir. ¿O Lagomarsino tenía algún conocido que vivía en otra de las torres?
Benítez es el suboficial más antiguo que integraba la custodia de Nisman y el que más conocía al fiscal. El es quien debe explicar a quién le pasó la información que le iban dando sus compañeros de la custodia: Durán le dijo el sábado a la noche que subió con Lagomarsino; y Miño y Niz declararon que el domingo, cuando no encontraban a Nisman, también se lo dijeron a él. ¿Supieron eso el comisario Eduardo Soto y el subcomisario Guillermo Fariña, jefes del área de custodias al poder judicial? Lo nuevo en la investigación es que la cuestión ya no parece agotarse en los dos policías echados ayer, sino en un grupo más amplio de custodios que, al parecer, se fueron enterando entre ellos de que Nisman no aparecía por ningún lado. ¿Hasta qué punto de la cadena de mandos realmente subió esa información? ¿Algún jerárquico lo supo y minimizó su importancia? Si fue así, el pensamiento de una gigantesca negligencia podría dispararse al de una zona liberada.
El otro punto es cómo funcionó esa misma cadena cuando el suboficial Niz encontró el cuerpo del fiscal. Tras una vacilación inicial de varios minutos, Miño y Niz llamaron a Prefectura (es la fuerza que tiene jurisdicción en Puerto Madero) y recién después a sus superiores. Al rato comenzaron a llegar los responsables del área de custodias, el subjefe de la federal, el jefe y el secretario Berni.
La supervivencia de la plana mayor de la Federal depende ahora de cómo logren convencer a Berni de los pasos de cada uno, detalladamente, en un informe minucioso que el secretario les urgió a que le entregasen esta misma semana.
Ayer los investigadores volvieron al departamento de Nisman para buscar pistas de las armas que el fiscal tenía a su nombre. Un detalle también sobrevolaba el allanamiento: ¿Cuántos juegos de llaves tenía el fiscal? ¿Cuántos había en el departamento? La puerta de servicio que el cerrajero dijo que estaba abierta tenía otra cerradura que había abierto la madre de Nisman, con su llave. ¿Alguien pudo salir por ahí y cerrar desde afuera? ¿Falta una llave de los juegos de Nisman? Difícil armar el rompecabezas sin avanzar en todas direcciones. Y las preguntas se apilan como las fojas del expediente.
Los custodios que estaban de turno el día en que se presume que murió el fiscal Alberto Nisman fueron pasados a disponibilidad preventiva en la Policía Federal, informaron a la agencia NA fuentes oficiales.
Se trata de Luis Miño y Armando Niz, los agentes que trabajaban para la División Seguridad y Custodia del Ministerio Público y Fiscal y Defensa de la Nación, y se encontraban afectados a la seguridad del fiscal el domingo en el que apareció muerto.
Efectivos de la policía volvieron a allanar este martes por la tarde el departamento de Le Parc, en Puerto Madero, donde vivía Alberto Nisman. El objetivo era dar con las dos armas que el fiscal especial de la causa AMIA tenía registradas en el RENAR o documentación sobre las mismas. Por el momento no se conocen los resultados de este nuevo procedimiento.
Los investigadores ya determinaron que el disparo que terminó con la vida de Nisman salió de la pistola Bersa, calibre 22, que Diego Lagomarsino, experto en informática y colaborador estrecho del fiscal, dijo haberle prestado el sábado 17.
El allanaminto en la propiedad fue ordenado por la fiscal Viviana Fein y autorizado por la jueza Fabiana Palmaghini. Fuentes judiciales indicaron a Infobae que hay algunos armarios que todavía no fueron revisados.
Fein, quien ayer por la mañana corrió vista del expediente a la jueza, también estuvo en Le Parc para realizar una inspección ocular junto a Sara Garfunkel, madre de Nisman, y la hermana del funcionario fallecido. Esta última se retiró minutos después de las 15, según informó el canalAmérica 24. En tanto, Garfunkel hizo lo propio poco antes de las 18 y retiró pertenencias de Nisman.
La fiscal imputó el lunes a Lagomarisno por haberle entregado el arma a Nisman. Lo hizo bajo la figura que establece el artículo 189 bis del Código Penal, que establece que "será reprimido con prisión de un año a seis años el que entregare un arma de fuego por cualquier título a quien no acreditare su condición de legítimo usuario".
Según trascendió, Lagomarisno declaró en la Justicia que facilitó el arma a quien entonces era su jefe luego de que éste se lo requiriera argumentando que no se sentía seguro.