Más allá del débil resultado del año pasado, la clave para que laeconomía peruana durante el 2015 logre un crecimiento más cercano a su potencial (5,5%) depende, en gran parte, de la recuperación de la inversión privada. Un indicador del que nadie discute su importancia (hoy ya representa el 21,9% del PBI real), pero que en el 2014 experimentó por primera vez –desde el 2010– un comportamiento negativo, al registrar una caída de 1,5%, según reciente cifras del Banco Central de Reserva (BCR).
Para nadie es un secreto que la caída de la inversión privada es el reflejo de las expectativas empresariales (con relación al futuro), que en los últimos meses del 2014 estuvieron bastante cercanas al tramo pesimista, producto del cambio en las condiciones internacionales y del ruido político.
Teniendo en cuenta –como señala Hugo Perea, jefe de Estudios Económicos del BBVA– que el PBI está condicionado a la inversióny a la confianza, y que la inversión no minera (uno de los motores del gasto privado y de la demanda interna) se desaceleró entre el 2013 y 2014, bien vale la pena preguntarse qué pasará con la inversión privada este año: ¿se recuperará?, ¿acaso logrará darle el impulso que la economía necesita para llegar al 4,8% de crecimiento que hoy estima el Gobierno?
¿PANORAMA POSITIVO?
Frente a lo que podría suceder este año, el presidente del BCR, Julio Velarde, se ha mostrado moderadamente optimista. En una reciente presentación, el funcionario señaló que la inversión privada se recuperará y registraría un crecimiento de 3% este año.
“La caída que se registró el año pasado fue consecuencia de la menor inversión en minería. Este año veremos un ligero repunte, alentado fundamentalmente por las grandes obras en infraestructura”, asegura.
En esa misma línea, Pablo Nano, jefe de Estudios Económicos de Scotiabank, también espera un alza y coincide con Velarde al señalar que existe una serie de grandes inversiones en infraestructura que empezaron incipientemente en el último trimestre del 2014 y que irán cobrando fuerza paulatinamente el 2015.
“De los más de US$17.000 millones concesionados por el Gobierno, alrededor de US$3.000 se ejecutarán en el 2015. Y aunque el pico se apreciaría entre el 2016 y 2017, en la segunda mitad de este año se empezará a notar su impacto”, adelanta.
Y a pesar de observar una recuperación en el desempeño de este indicador, Hugo Santa María, economista jefe de Apoyo Consultoría, es más cauto. Para él, la evolución de la inversión privada se ubicará muy por debajo del nivel alcanzado en el 2013, cuando logró crecer 6,5%. “Este año sí se observará un rebote pero no se logrará superar la cifra del PBI (estimada entre 4,8 % y 5%)”, sostiene.
RUIDO POLÍTICO
Pero, más allá de los buenos augurios, ¿qué se tendría que hacer para asegurar que la inversión privada se recupere y evitar que un nuevo ruido político o un panorama internacional adverso golpeen o deterioren la aún débil confianza empresarial?
Para César Álvarez, profesor principal de Centrum Católica, el ruido político es uno de los factores que más ha afectado la confianza empresarial. En ese sentido, señala que si se quiere incentivar la inversión privada para asegurar el crecimiento del PBI del 2015 y de los años venideros, la solución pasa por atacar dicho problema.
Y aunque su propuesta podría resultar polémica, el catedrático opina que “un cambio en el actual gabinete ministerial” es lo que se impone. “Lo mejor es incorporar nuevas figuras que ayuden a recuperar la confianza y evitar que el crecimiento de este año se ponga en riesgo”, afirma.
Lelio Balarezo y Luis Salazar, presidentes de Capeco y de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), respectivamente, coinciden en señalar que es indispensable que el ruido político (generado por los retrocesos en algunas de las reformas emprendidas por el Gobierno y los casos de corrupción en varias regiones) se diluya para no afectar el PBI y la inversión. “Lo que hoy está afectando el crecimiento y las inversiones es una crisis de confianza. Solo si el ruido político se controla, existirá la posibilidad de alcanzar nuestro potencial”, refiere Salazar.
Sin embargo, para Santa María resulta difícil atribuirle ‘solo’ a la política la caída de la inversión. Tratando de encontrar una salida, Roberto Abusada, director del Instituto Peruano de Economía (IPE), precisa que el Perú tiene condiciones macroeconómicas ideales para recobrar esa confianza perdida.
“El Gobierno debe tomar el liderazgo para destrabar megaproyectos no solo para restaurar el carácter unitario de la nación, sino para atacar el caos burocrático y la maraña de la tramitología”, enfatiza.
AÑO PREELECTORAL
Desde afuera, Jaime Reusche, analista del Grupo de Riesgo Soberado de Moody’s, asegura que las condiciones para invertir en el país siguen siendo favorables, tanto por la estabilidad macroeconómica como por los sólidos fundamentos económicos y el manejo macrofiscal prudente, que se han convertido en “parte intachable del perfil crediticio del Perú”.
Y a pesar de que el 2015 es un año preelectoral, el economista no cree que se afecte la inversión privada, al menos no en el corto plazo. “El ciclo electoral hacia el 2016 no debería estar sujeto a mucha incertidumbre, porque a diferencia de lo que ha pasado en elecciones anteriores, hoy en día muchos de los posibles candidatos son políticos conocidos y hasta ahora no ha surgido ningún outsider”, precisa. Algo en lo que no coincide Balarezo, para quien las inversiones en el sector inmobiliario sí se podrían retraer ligeramente.
¿QUÉ MAS SE NECESITA?
Pero, más allá de pensar en nuevos paquetes de reactivación, Hugo Santa María opina que el mejor camino para recuperar la confianza de los inversionistas privados es poner en marcha las decisiones que fueron anunciadas el año pasado y quedaron pendientes, sobre todo aquellas que apuntan a destrabar los proyectos de inversión y disminuir la tramitología.
“Cualquier cosa que pueda hacer el Gobierno no pasa por hacer más anuncios sino por ejecutar los que ya hicieron y por acelerar lo que dijeron que iban a acelerar. Hoy se deben concentrar en desatar los nudos, esa es la carta que se tienen que jugar”, refiere.
Respaldando lo dicho por el economista, Lelio Balarezo considera que el punto de quiebre pasa por destrabar la gran cantidad de proyectos de inversión que hoy permanecen paralizados.
“La tramitología y la permisología son un gran problema. La inversión privada se ha detenido, el año pasado ha sido tan malo que no hemos crecido. Si se logra destrabar los proyectos, se va a dar una señal de que la economía y el desarrollo van para adelante, pero si seguimos así, estamos mal”, dice.
Si bien la mayoría de los consultados para este informe coinciden en que la inversión privada se recuperará en el 2015, también sostienen que difícilmente se volverá a registrar una tasa de crecimiento de dos dígitos como sucedió hasta el 2012, no solo porque el escenario internacional ya no es igual de propicio sino porque los próximos meses estarán marcados por la campaña preelectoral que ya empezó a tomar bríos.
Así la cosas, debemos aspirar –como dicen los expertos– a que este indicador del cual depende parte importante la economía peruana, crezca por encima de la expansión del PBI. Si podremos lograrlo o no, dependerá no solo de una economía internacional propicia para ello sino, y básicamente, de las decisiones que en el frente interno se tomen para inyectar confianza a los empresarios, un elemento clave al momento de invertir. Ojalá y las previsiones se cumplan.