(Por Daniel Bosque*) AFA, AFIP y ahora AFI. Cristina sueña con pasar a la historia, con quedarse o con volver. El tema está resultando menor al lado de las variadas reformas que va imponiendo al rol del Estado, a caballo del tan mentado 54% y su tranquila mayoría legislativa.
Previsiblemente, el Justicialismo se ahorrará consideraciones particulares y sancionará sumarísima la creación de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), lo que apunta a transparentar el espionaje estatal y garantizar los derechos humanos de los ciudadanos argentinos. Las escuchas telefónicas para todos y todas quedarán en manos de la siempre lista Alejandra Gils Carbó, con lo cual opositores y divergentes de opinión no tienen qué temer. La defensa de la democracia, sale más fortalecida que nunca y la muerte del fiscal Alberto Nisman no ha sido en vano, según la óptica presidencial.
El Servicio Meteopolítico Nacional parece haberle pifiado en sus alertas y el 2015, en su primer doceavo tramo aparece como un arduo escenario político en el que, hasta ahora, el peronismo va de tráiler de la mesa chica de la Casa Rosada. El ahora ex juez cortista Eugenio Zaffaroni ya sostiene abiertamente que todo se trató de un intento de golpe de Estado.
El FPV – PJ, que la semana pasada puso la cara y la firma para avalar los volantazos de su líder con respecto a la muerte del fiscal, tendrá en los próximo días una nueva instancia en su dilema entre la salud de su aparato digestivo y la necesidad de triunfar en las elecciones para seguir gobernando. Para ser coherentes con los designios de Cristina, el gobierno y su arco legislativo deberían avanzar en el corto plazo con el silenciamiento de la prensa golpista (cuyo medio insignia tendría algo que ver con la muerte del fiscal, según su mirada), la cesantía de los jueces antidemocráticos y la puesta en vereda de los periodistas que atentan contra la soberanía popular y los intereses del país. La gran pregunta es si el horno está para bollos. Hasta donde la política nacional seguirá, y hasta dónde el libreto escrito, por el grupo iluminado, en la inquietante placidez de Olivos. Una incógnita que se despejará en el corto plazo.
*Director de Mining Press y EnerNews. director@miningpress.com
La Presidenta disolverá la ex SIDE y propone una amplia reforma
La Nación
En medio de una guerra declarada con un sector de los espías, y luego del impacto que generó la muerte del fiscal Alberto Nisman,Cristina Kirchner redobló la apuesta: anunció el envío de un proyecto de ley al Congreso para disolver la Secretaría de Inteligencia y crear un nuevo organismo, con atribuciones aggiornadas y una purga de su personal de planta.
"A mí no me van a extorsionar, no me van a intimidar, no les tengo miedo", lanzó la Presidenta, en un mensaje de casi una hora emitido por cadena nacional. Con el propósito de retomar la iniciativa y después de un mes sin discursos públicos, volvió al ruedo desde Olivos para sentar posición en lo que considera el momento más complicado de su gestión.
En recuperación de su fractura de tobillo, apareció en silla de ruedas y vestida íntegramente de blanco. Cuando llegaba a la mitad de su intervención, sorprendió con la decisión de crear una Agencia Federal de Inteligencia que reemplace a la ex SIDE, una vieja idea del ala dura del kirchnerismo que nunca prosperó y que, puertas adentro de la Casa Rosada, algunos funcionarios consideraban una bandera poco oportuna para avanzar en este contexto.
El nuevo organismo estará conducido por un director general y un subdirector, que serán designados por el Poder Ejecutivo, como hasta ahora, pero con un agregado: deberán contar con acuerdo del Senado. Así, habrá que ver qué pasa con la cúpula nombrada en diciembre pasado, encabezada por Oscar Parrilli y Juan Martín Mena, que se supone que no cambiará, según estimaban anoche en Balcarce 50.
Una de las diferencias centrales, en comparación con la legislación actual, es que la potestad de realizar las escuchas que ordenen los jueces será transferida al Ministerio Público Fiscal, al que Cristina consideró un ente "extrapoder".
Más allá de esa aclaración técnica, la procuradora general y cabeza de esa repartición, Alejandra Gils Carbó, suele actuar en fina sintonía con los planes oficiales.
Recién en el minuto 17 de su discurso, y por única vez, mencionó el ahora nombre maldito para el oficialismo: Antonio "Jaime" Stiusso. Lo hizo para recordar una anécdota que contó Aníbal Fernández, de su época como ministro del Interior, en la que asegura que Nisman y el ex agente todopoderoso no querían viajar a Europa para lograr que Interpol fijara las alertas rojas sobre los iraníes acusados.
Sin hacer alusión directa a él, más adelante, deslizó que un sector de los servicios de inteligencia se enfrentó a la Casa Rosada cuando arrancó las gestiones para sellar un entendimiento con Irán, en el marco de la causa AMIA. Así, sostuvo que empezaron a bombardearla con denuncias "de lo más insólitas" que se promovían desde oficinas del Estado, "más precisamente de la SIDE".
La Presidenta insistió en relatar un modus operandi para desestabilizarla, que consiste en una "calesita" en la que intervienen "grupos de fiscales, jueces, denunciadores anónimos y periodistas amplificadores". Esa afirmación va en línea con la teoría del complot esbozada en la última semana por el coro de voces oficialistas.
La iniciativa de inteligencia, según dijo, está en revisión en la Secretaría Legal y Técnica, a cargo de Carlos Zannini, y será remitida al Congreso antes de su partida a China, prevista para el sábado. Para eso, la Presidenta convocó a sesiones extraordinarias y espera que la norma sea aprobada cuanto antes, para su entrada en vigor en un plazo "no prorrogable" de 90 días, luego de su promulgación.
Anticipó que el texto establece que las tareas de inteligencia nacional se basan en la "reunión y análisis de información referida a hechos y conflictos que afecten la seguridad de la Nación", y citó entre su competencia la "prevención de amenazas internacionales, narcotráfico, tráfico de personas, ciberdelitos y delitos de orden económico y financiero". Este proyecto viene a modificar la regulación que establece la ley 25.520, de diciembre de 2001, antes de que cayera el gobierno de la Alianza.
La agencia sumó otras facultades. Por ejemplo, se hará cargo de la Dirección Nacional de Inteligencia, que depende del Ministerio de Seguridad. En cambio, nada dijo Cristina sobre el uso de fondos reservados, un agujero negro de dinero sobre el que no se rinden cuentas, y era un enigma la letra chica del proyecto del que Cristina repasó ejes generales.
Manejada con absoluto hermetismo, la reforma de la ex SIDE tomó de imprevisto a gran parte del gabinete. Como nunca, Cristina confía en unos pocos funcionarios, entre ellos, Zannini y Parrilli, considerados como sus más incondicionales. Nadie, hasta anoche, se animaba en el Gobierno a predecir el resultado de esta nueva cruzada de la Presidenta.
Nuevo organismo. El proyecto de ley anunciado por la Presidenta anoche por cadena nacional consiste en la creación de la Agencia Federal de Inteligencia, organismo que estará cargo de un director y subdirector. Ambos funcionarios serán designados por el Poder Ejecutivo, pero requerirán la aprobación del Congreso
Seguridad nacional. La iniciativa, que será presentada en el Congreso antes del viaje de la Presidenta a China, establece que la Agencia Federal de Inteligencia reunirá y analizará hechos, riesgos y conflictos que afecten la seguridad de la Nación y sus habitantes. Tipificará para ello la prevención de amenazas internacionales del terrorismo, la trata de personas, el narcotráfico, el tráfico de armas y el ciberdelito
Escuchas telefónicas. El proyecto establece la transferencia de la totalidad del sistema judicial de escuchas al Ministerio Público Fiscal, en razón de ser "el único ministerio extrapoder". En los hechos, la norma por tratarse en el Congreso otorga esa facultad a la Procuración General de la Nación, hoy en manos de la kirchnerista Alejandra Gils Carbó
Penalidades. Según anticipó la Presidenta en su discurso, en el proyecto se establecen penalidades para quienes no cumplan con la disposiciones vigentes, con penas de 3 a 10 años de prisión, delito no excarcelable. Serán penados los funcionarios que tomen contactos por fuera de los canales institucionales con miembros de la flamante agencia
Razones. Según la Presidenta, la disolución de la ex SIDE "es una deuda de la democracia. Tal vez me toca a mí hacer la reforma. Hemos visto una suerte de calesita permanente de fiscales, jueces, medios de comunicación, que evidentemente ha quedado a descubierta y que hay que cortar de cuajo", justificó Cristina Kirchner
Julio Cobos
Diputado UCR y ex vicepresidente
"El Gobierno nos está corriendo el escenario, pero acá hay una denuncia muy grave contra la Presidenta y la muerte de un fiscal. Ése es el quid de la cuestión"
Margarita Stolbizer
Diputada GEN
"El kirchnerismo convirtió al sistema de inteligencia en un organismo paraestatal, más funcional a la persecución de opositores"
Darío Giustozzi
Diputado Frente Renovador
"Esta nueva agencia que promueve es de un enorme riesgo, porque las escuchas pasarán a manos de Gils Carbó, cuando en realidad deberían depender de la Corte Suprema"
Ernesto Sanz
Presidente de la UCR
"La inteligencia del Estado no se corrige con una ley, sino con un cambio de gobierno (...). Ofende a la inteligencia que la Presidenta diga que el problema es la SIDE.
Cristina rechazó la acusación de Nisman y habló de un asesinato
Clarín
A ocho días del hecho que conmocionó al país, por cadena nacional, Cristina Kirchner habló por primera vez sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman y volvió a considerarla un asesinato, como había hecho por las redes sociales. Lo comparó con el crimen del militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, y le pidió a la Justicia “investigar en serio” para esclarecer el caso y encontrar a los culpables.
Fue en un mensaje grabado en Olivos, vestida de blanco y en silla de ruedas, en el que defendió el memorándum de entendimiento con Irán por la causa AMIA, descalificó la acusación de Nisman contra ella, el canciller Héctor Timerman y otros dirigentes kirchneristas por presunto encubrimiento a los iraníes acusados de planificar el atentado a la mutual judía y anunció un proyecto de ley para disolver la Secretaría de Inteligencia y crear una nueva agencia, que enviará al Congreso para ser tratado en sesiones extraordinarias en febrero.
“En este caso tiene un gran desafío, como lo tuvo cuando se produjo el asesinato de Mariano Ferreyra: demostrar que es posible encontrar a quien mató a alguien, que es posible enjuiciarlo con los jueces de la Constitución, condenarlo de acuerdo con lo que prescribe nuestro Código Penal y reconstruir la confianza de todos los argentinos en su Poder Judicial”, aseguró la Presidenta, luego de negar que en su primera carta de las dos que publicó en Facebook hubiera dado por descontada la hipótesis del suicidio, al argumentar que lo había escrito entre signos de interrogación. En su segundo mensaje por las redes sociales lo descartó de manera tajante: “El suicidio (que estoy convencida) no fue suicidio”.
La fiscal Viviana Fein, que lleva la investigación de la muerte de Nisman, caratuló el caso como “muerte dudosa” y no descarta ninguna hipótesis, incluida la del suicidio. En un tramo de su discurso la Presidenta le apuntó a Diego Lagomarsino, empleado de la Fiscalía del caso AMIA, a quien la fiscal imputó ayer por haberle entregado a Nisman el arma encontrada junto a su cadáver (ver pág. 7). Cristina lo calificó como “opositor” por sus expresiones en Twitter.
“¿Me están tomando el pelo o estás hablando en serio?”, relató que le dijo a la ministra de Seguridad, Cecilia Rodríguez, cuando en la madrugada del lunes la informaba sobre “un incidente en el departamento del fiscal, con un charco de sangre” en el baño. “A esa hora se enteró la Presidenta de este desgraciado suceso”, dijo, sin expresar condolencias a la familia del fiscal.
También volvió a descalificar la denuncia presentada por Nisman cuatro días antes de su muerte: la consideró “absurda” e insistió en su hipótesis de que no había sido escrita por él, como había sugerido en Facebook: “No hay un solo abogado que pueda creer que haya sido escrito por un abogado y menos por un fiscal”, ratificó, y atribuyó a sectores de los servicios de Inteligencia el regreso de Nisman al país y la presentación de la acusación “en el marco de la conmoción por los sucesos de París”.
En los primeros minutos de la cadena, que duró casi una hora, negó que Néstor Kirchner hubiera tomado la decisión de que Nisman quedara al frente de la unidad especial de investigación del atentado a la AMIA: “Fue designado por la Procuración, a cargo de Esteban Righi. De ninguna manera dependió del Poder Ejecutivo”. También hizo un repaso de la causa desde su inicio, de su actuación como integrante de la comisión especial como legisladora y se refirió al impulso de los juicios por delitos de lesa humanidad para asegurar que “el compromiso de nuestro Gobierno fue combatir la impunidad”.
Luego de defender el acuerdo con Irán, al que calificó como un “salto cualitativo muy importante” para tomarles declaración a los acusados y que “la causa saliera de la parálisis”, apuntó a la ex SIDE por reaccionar contra el memorándum con un “bombardeo” en el que incluyó las causas judiciales que la involucran: “Una serie de denuncias de lo más insólitas contra esta Presidenta comienzan a sucederse con un ritmo de vértigo con la complicidad de un grupo de fiscales, jueces, periodistas. Se empezó a hacer desde algunas oficinas del propio Estado nacional”. Y que la situación se agravó a partir de su decisión de desplazar a agentes de la SI en diciembre, entre ellos a Antonio “Jaime” Stuiso, aunque ayer no le apuntó directamente.
Fue el paso previo al anuncio del proyecto para reformar el sistema de Inteligencia “que evidentemente no ha servido para los intereses nacionales”. Los bloques oficialistas en el Congreso buscarán sancionarlo el mes próximo, luego de 11 años de gobiernos kirchneristas y a poco más de 10 meses de que Cristina entregue el poder. La Presidenta adelantó que el texto llegará al Parlamento esta semana, junto con el llamado a sesiones extraordinarias, antes de viajar a China.
Sobre el final se mostró desafiante –durante la mayor parte mantuvo un tono firme aunque sin sobresaltos- en su disputa con un sector del Poder Judicial. “A mí no me van a extorsionar, yo no les tengo miedo. Que hagan las denuncias que quieran”, dijo.
Siguiendo el estilo de la Casa Rosada de utilizar las comillas para camuflar las ironías en citas, titulo esta breve columna con verbos que sintetizan tres (o cuatro) puntos clave del último mensaje de la Presidenta de la Nación, en el que anunció la disolución de la Secretaría de Inteligencia, consecuencia de la muerte del fiscal Nisman.
Cristina Kirchner "mató" a Nisman. La Presidenta hizo mención a sus cartas en Facebook y aclaró que ella siempre tuvo dudas en torno a la muerte del fiscal Alberto Nisman.Reiteró lo que dijo en su segundo comunicado: que había escrito la palabra "suicidio" entre signos de interrogación.
Ahora, hacia el final de su mensaje, la mandataria desafió a jueces y fiscales. "No me van a extorsionar, no les tengo miedo", dijo con la mirada fija ante la cámara. Y enumeró "las responsabilidades" que hoy tiene el Poder Judicial en torno a la muerte del fiscal, entre las que señaló: "demostrar que es posible encontrar a quien MATÓ a alguien". La Presidenta reforzó así su hipótesis de que la muerte del hombre que la denunció fue un un homicidio. Y de paso, giró el foco de atención: la Justicia es a quién "le cargaron el muerto".
En un segundo pasaje, Cristina también "condenó" a Diego Lagomarsino. "Fue el último que vio al fiscal con vida y el que le entregó el arma", insinuó CFK. Y agregó además quees un "feroz opositor al Gobierno" que emitió mensajes "impropios" en Twitter "en contra de la figura de la Presidenta". Añadió que Lagomarsino solicitó su pasaporte al Ministerio del Interior el 14 de enero, el día que el fiscal presentó su denuncia."Obviamente, fue retenido por los motivos de público conocimiento", señaló Kirchner.
La mandataria abonó así la teoría de la conspiración y el complot en contra del Gobierno. Todos son opositores y como tales, son sospechosos del "crimen de Nisman": el fiscal y Stiuso se oponían al memorándum con Irán, la jueza Fabiana Palmaghini y Lagomarsino se oponían a su Gobierno. Todos conspiran contra el kirchnerismo.
En un tercer pasaje, y vinculado con el anterior, Cristina mencionó que Lagomarsino "es hermano de un miembro de un importante estudio que asesora al Grupo Clarín".Como si ser "hermano de" fuera un delito y "trabajar para" lo convirtiera a uno -o a la empresa que lo contrata- en homicida. CFK le volvió a pegar así al monopolio, como lo hizo en su primera carta, y sumó un nuevo actor en la teoría conspirativa. Clarín desmintió automáticamente que el hermano de Diego Lagormasino "haya trabajado alguna vez en una empresa del Grupo".
Cristina "olvidó" al menos dos cosas. En primer lugar, brindarle las condolencias a los familiares de Alberto Nisman. Porque por más que el fiscal haya sido un rival político y/o judicial, los muertos y sus familiares merecen respeto. En segundo término, ausencia de autocrítica. Hace 12 años que el kirchnerismo está en el Ejecutivo y que tiene bajo su órbita la SIDE. Recién tras la muerte de Nisman, la Presidenta impulsa cambios en la Secretaría de Inteligencia.