Sacyr se lanza a la minería. El gigante español,buque insignia de la burbuja inmobiliaria y de la obra pública, anunciaba el pasado 15 de enero que su nueva filial Valoriza Minería firmaba un acuerdo con la mayor financiera mundial de este negocio, la canadiense Macquarie Capital (Macquarie), para activar proyectos mineros en España. Afirma Valoriza que “tras dos años de investigación dispone de una cartera extensa de proyectos de cobre, oro, estaño ywolframio”. Gonzalo García San Miguel, director general de Valoriza Minería, asegura que el acuerdo “supone una extraordinaria oportunidad para colaborar con aquellos promotores que por motivos económicos o técnicos no han podido desarrollar sus permisos de investigación, o sus concesiones mineras”.
“Están aludiendo al proyecto de la mina de Corcoesto”, afirma Ramón Varela, portavoz de la plataforma ‘Salvemos Cabana’, movimiento vecinal que se opone a la reapertura de una antigua mina de oro ubicada en la comarca de Bergantiños (A Coruña). La canadiense Edgewater Exploration, que obtuvo los permisos para su explotación, no pudo arrancar. En julio de 2013 la Xunta rechazó el proyecto y solicitó a la empresa mayores garantías técnicas y financieras.Y es aquí donde entrar en juego la poderosa Sacyr. “Edgewater no tenía capitalización. Pero para Sacyr, el aval que pueda solicitar la Xunta será pecata minuta y podría reactivar el proyecto desde cero”, se lamenta Varela.
Un gran movimiento vecinal sin precedentes en Galicia echó toda la carne en el asador para evitar un proyecto consistente en una mina a cielo abierto con dos balsas de 650.000 metros cuadrados para depositar los restos y que podría dejar 800.000 toneladas de residuos cianurados. “Si a esto le sumas los demás posibles proyectos que se extienden por Galicia, es para echarse a temblar”, asegura el portavoz de ‘Salvemos Cabana’.
Un gran movimiento vecinal sin precedentes en Galicia consiguió paralizar el proyecto de Corcoesto Según los datos recogidos en el catastro minero del Ministerio de Industria, Energía y Turismo en el caso del oro existen 150 peticiones de concesión para proyectos extractivos. La zona norte de España es la más demandada, con 43 peticiones en Castilla y León, 30 en Asturias y 35 en Galicia.
“Cuando se están intentando paralizar este tipo de proyectos, que aparezca una compañía de aquí que pueda tener mejores contactos y relaciones con las administraciones, en un contexto de paro como en el que estamos, siempre es un riesgo”, asegura Paco Segura, portavoz de Ecologistas en Acción. En Asturias, la presión ciudadana y los informes de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) han acabado con el proyecto de reapertura de la mina de Salave (Tapia de Casariego) por parte de la empresa Asturgold.
El 19 de diciembre, el Principado emitía una Declaración de Impacto Ambiental negativa, basándose en el dictamen de la Confederación que avisaba de los altos riesgos para los ecosistemas acuáticos colindantes. “La consejera emitió una declaración negativa porque no le quedaba otro remedio, tras los informes de la CHC, dependiente del gobierno estatal. Ella decía que lo hacía en contra de su voluntad”, alerta Segura, consciente de que el proyecto se podría reabrir en cualquier momento.
Así pues, estos triunfos se tambalean con la llegada de Sacyr a la escena minera. Tanto desde Ecologistas en Acción como desde Salvemos Cabana alertan de que las empresas que han liderado los proyectos podrían simplemente haber realizado el “trabajo sucio” para conseguir los permisos de explotación y luego cedérselos a grandes empresas que si podrían desarrollarlos.
“Nos podríamos encontrar que la única intención de Edgerwater Exploration hubiera sido especular con el yacimiento de Corcoesto al ser poseedora de los derechos mineros. Lo que se desprende de todo esto es que, si nos dejamos llevar por esta información, nunca hubiera tenido la intención de explotar la mina, sino su único fin sería dejarlo todo preparado para revender el proyecto generando un beneficio a una compañía mayor”, concluye Varela. “Es por ello que no es el momento de bajar la guardia. Hemos ganado una batalla, pero no la guerra”, sentencia.