El subsecretario de combustibles durante la gestión de Néstor Kirchner entiende que es prioritario cuidar la producción en las refinerías, antes que seguir reduciendo los valores en el surtidor. En este contexto, propone tomar los recaudos para frenar cualquier tipo de incremento de las importaciones.
Para Argentina la caída del crudo en las plazas internacionales por debajo de los 50 dólares impactó de manera favorable y negativa, en función del punto de vista que se lo mire. Poniendo el foco en el déficit energético es una buena noticia, ya que se estima un ahorro de 2.000 millones de dólares por las compras previstas al exterior en el presupuesto nacional.
Pero este alivio macroeconómico es de alguna manera pan para hoy y hambre para mañana, evalúan los entendidos en la materia, considerando que en el plano de las inversiones demora los planes de las principales petroleras, hasta hace días muy entusiasmadas con el yacimiento Vaca Muerta, el reservorio de hidrocarburos que deben extraerse a través de métodos no convencionales.
En este contexto, Cristian Folgar, experto en energía y funcionario durante la presidencia deNéstor Kirchner, opina que “no es el momento para que el gobierno baje más los precios porque eso puede afectar la producción y elevar la importación”. Son las prioridades que enfrenta el país. El crudo por encima de los 70 dólares funciona como barrera a estos movimientos externos.
“Si tuviéramos un tipo de cambio de equilibrio no habría problema, pero en un contexto de tipo de cambio fuertemente retrasado, es preferible cuidar divisas y sostener la producción local. De lo contrario el `beneficio´ para los consumidores se esfumaría por la devaluación del peso”, sostiene ante la consulta de surtidores.com.ar.
Es una mirada global sobre las reacciones en el mercado, profunda y de largo plazo, no sesgada por reducir en lo inmediato los productos en las estaciones de servicio. Folgar prefiere mirar las dos caras de la moneda: producción y demanda, en un escenario donde las cuentas públicas no dan tregua.
¿Cómo evolucionará el consumo? El experto considera que “en términos de volumen seguirá, como siempre, muy vinculada a la actividad económica. No se prevé un año muy bueno. Quizás no sea tan malo como el 2014, pero no será un año donde se dispare el consumo”.
Los primeros datos no son muy alentadores: sigue cayendo la venta de vehículos; el agro espera una cosecha sin sobresaltos mientras que la industria sufre los coletazos de un mundo en crisis y con fronteras cada vez más cerradas. Mientras tanto, la inflación sigue afectando la competitividad, lo que empeora las expectativas de las exportaciones.