La minería ilegal se está convirtiendo en un serio problema en Sudáfrica. Las empresas dedicadas a la extracción de oro y otros minerales preciosos están perdiendo millones de dólares. Inmigrantes y autóctonos con poco recursos arriesgan sus vidas, invadiendo las minas sin protección alguna para extraer los minerales del interior y entregárselos a las mafias que los dirigen.
Hein Westraadt, responsable de seguridad del mayor productor de oro de Sudáfrica, ha vivido en persona la ocupación de sus minas por parte de estas bandas.
Treinta y tres mineros ilegales entraron clandestinamente a una de las minas más grandes de Sibanye Gold Ltd. y consiguieron robar mineral durante tres meses sin ser detectados, mientras que vivían a más de una milla (1,6 kilómetros) de profundidad.
El descubrimiento de Westraadt permite echar una mirada al comercio ilegal de metales preciosos de Sudáfrica, que mueve unos 1.300 millones de dólares anuales y del que forman parte inmigrantes pobres, empleados de las minas, vendedores de metal, refinerías improvisadas y bandas delictivas.
La mezcla de corrupción y pobreza que impulsa a los hombres a extraer metales de forma ilegal se está extendiendo de las minas abandonadas a las activas, poniendo en peligro las instalaciones de una industria de 120 años de antigüedad que ha producido un tercio del oro del mundo.
Es un problema enorme que se da en toda Sudáfrica, dijo Graham Briggs, máximo responsable ejecutivo de Harmony Gold Mining Co., que cerró Kusasalethu, su principal explotación, durante dos semanas en octubre después de que la invadieran más de cien presuntos mineros ilegales. Sin duda hay más agresión y más competencia. Los mineros ilegales pueden ser una amenaza para la organización, en especial desde el punto de vista de la seguridad.
Los 33 mineros que entraron en las minas de Sibanye Gold Ltd fueron detenidos. Miembros de la seguridad privada de las minas gatearon por túneles en desuso a 38 grados Celsius (100 grados Fahrenheit) y finalmente encontraron un tramo excavado lleno de botellas de plástico, envoltorios de alimentos y heces.
Tras acorralar a los ladrones, detuvieron a los 33 hombres, que parecían haber vivido allí unos tres meses, y los entregaron a la policía que se encontraba en la superficie, contó Westraadt. La piel se les había puesto grisácea y la luz del sol les lastimaba los ojos después de pasar tanto tiempo bajo tierra, dijo.
Ahora ya no se conforman con las minas abandonadas sino que buscan minas activas con mineral más rico, señaló. Esa fue nuestra redada más grande pero siguen viniendo.
Los hombres detenidos, todos de Lesotho, un país rodeado por Sudáfrica, se declararon culpables de robo y fueron sentenciados a entre veinte meses y ocho años de cárcel, dijo Sibanye. En los siguientes tres meses, otras 66 personas fueron arrestadas y después de declararlas culpables por cargos relacionados con la minería ilegal en las instalaciones de Sibanye, según informó la compañía.
Los mineros ilegales pueden alquilar las tarjetas de acceso de los empleados por unos 1.700 dólares cada vez que entran a las minas, de acuerdo con las entrevistas realizadas a más de una docena de ejecutivos de las minas, personal de seguridad, policías y abogados. Disfrazados de trabajadores legales, suelen bajar en los ascensores que les llevan hasta las áreas de extracción de minerales.