El líder de la Sonami ya tiene el apoyo público de tres ramas además de su gremio de origen

"Soy hijo de un ingeniero de minas y crecí en este mundo. Me crié en Copiapó y viví en Paipote. Mi padre trabajaba en Enami y fue ingeniero y gerente en esa misma localidad. Siempre lo vi muy feliz en ese ámbito (...) Jamás dudé de qué estudiaría. Siempre supe que sería ingeniero civil de minas de la Universidad de Chile. Dado que mi padre era un destacado profesor en la Escuela de Ingeniería y ocupaba cargos ejecutivos en la industria, y me comparaban mucho con él, cuando egresé busqué diferenciarme y hacer una carrera propia. En esa condición opté por ser empresario y, obviamente, al no tener capital alguno comencé como un pequeño minero".

Así se definió Alberto Salas en el marco de la entrega de la Medalla al Mérito que el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile le entregó en noviembre del año pasado.

Y es que quien a todas luces sucederá a partir de marzo a Andrés Santa Cruz en la presidencia de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) -luego de las definiciones de esta semana de la Sofofa, CChC y la CNC- siempre ha estado ligado a la pequeña y mediana minería.

Además, su suegro, Luis Gordo, era el mandamás de Eulogio Gordo y Compañía, una gran empresa constructora y proveedora de minería y fue muy activo en la Sonami. Salas estuvo a cargo de los negocios mineros de Eulogio Gordo en los años 80 y 90, además de emprendimientos propios siempre en minería.

Hoy Salas es director de empresas, de la Minera Valle Central, que procesa los relaves de El Teniente; de Quebrada Blanca -en representación de Enami- y en Amerigo Resources, una compañía minera junior de Canadá que es dueña de Valle Central.

Salas es muy conocido en el mundo minero, donde cuenta con el respaldo de ejecutivos clave como Diego Hernández, CEO de Antofagasta Plc, así como del presidente ejecutivo del Consejo Minero, Joaquín Villarino.

Para llegar a la CPC su nombre fue promovido por Rafael Guilisasti, ex presidente de la multigremial y actual vicepresidente de la Sofofa.

De hecho, la primera rama de la CPC en hacer público su apoyo a Salas fue la Sofofa y eso ocurrió este martes 13. Un día después, se sumaron la CChC y la CNC. Con esos tres respaldos más su rama de origen, la Sonami, Salas es virtualmente el próximo presidente de la CPC.

Sus pros y contras

Uno de los puntos fuertes de Salas es que conoce a la Presidenta Michelle Bachelet desde su anterior mandato y su relación es buena, particularmente por la sencillez de Alberto Salas, afirman fuentes empresariales y también de Gobierno.

"Tiene mucha más sintonía con la Presidenta Bachelet que Andrés Santa Cruz (actual presidente de la CPC)", ejemplifica uno de sus amigos. También conoce los pasillos de la multigremial como pocos. "Ha sido parte del comité ejecutivo y de otras instancias por lo menos unos 15 años", agregan.

Entre sus puntos en contra, algunos advierten que Salas no se ha caracterizado por tener una "potente capacidad negociadora" en proyectos relevantes para el empresariado, justo en momentos en que se requiere de un dirigente que logre realmente incluir las propuestas del sector privado en los proyectos del Gobierno.

Otros agregan que Salas deberá ampliar sus redes de contacto en otros sectores más allá de la minería y la CPC. "Es necesario un permanente contacto con los empresarios para no perder vínculo con la realidad. No basta la relación con las seis ramas de la CPC", sostiene un dirigente empresarial.

Si bien el titular de la Sonami ya cuenta con los votos necesarios para liderar la CPC a partir de marzo, ha optado por ser cauto y no referirse en profundidad a su próximo desafío. Esta semana se limitó a agradecer a las ramas que le han dado su apoyo, a la espera de las definiciones que tome la SNA y la ABIF. Estos dos gremios la próxima semana informarían qué postura tomarán respecto del sucesor de Andrés Santa Cruz.