El Sindicato Nacional de Mineros (NUM) de Sudáfrica alertó que la minería ilegal le cuesta al país y a las empresas del sector millones de dólares en pérdida de ingresos anuales.
Según un estudio de impacto difundido por el gremio laboral, los trabajadores ilícitos en las minas sudafricanas se han multiplicado durante los últimos cinco años y ya integran organizaciones bien administradas.
Estamos diciendo a las autoridades gubernamentales y a los oficiales de seguridad y protección de los yacimientos que urge encontrar variantes para detener este flagelo pernicioso de cara a la macroeconomía doméstica, apuntó el sindicato.
Por su lado, el Comisionado de Policía de Gauteng, Lesetja Mothiba, señaló que el problema de la minería ilegal ha estado subestimado en Sudáfrica y la práctica se está tornando cada vez más violenta.
Mothiba recordó que el jueves pasado 10 presuntos mineros ilegales se involucraron en un tiroteo público con 20 uniformados que vigilaban un antiguo silo aurífero en la localidad de Ekurhuleni, cerca de Johannesburgo.
Los patrulleros informaron que los hombres de repente abrieron fuego con fusiles AK-47 contra dos oficiales que estaban en una ronda rutinaria.
Más de 14 mil personas en Sudáfrica están involucradas en el negocio de la minería ilegal, de acuerdo con un informe actualizado difundido por el Departamento de Recursos Minerales (DRM).
El gobierno estima que hay unos seis mil mineros ilegales constantemente hurgando en silos subterráneos, y otros ocho mil trabajando en las superficies.
Estas cifras representan un alza de 24,7 por ciento respecto a un estudio de 2009 y equivalen a aproximadamente al 10 por ciento del número de trabajadores legales en este sector industrial.
Trascendió igualmente que alrededor del 70 por ciento de todos los individuos en tales labores son inmigrantes indocumentados procedentes de Zimbabwe, Lesotho y Mozambique.
Guardias de seguridad han explicado que el principal problema a la hora de combatir este delito es que los mineros ilícitos, al huir, se esconden en huecos a 100 y 200 metros de profundidad y ningún policía los persigue hasta allá.