La multa de $ 85,7 millones aplicada el jueves pasado por la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias del Banco Central al HSBC por incumplir normas sobre prevención del lavado de dinero asusta a los banqueros de la City porteña. No es para menos: es la segunda sanción más alta que pone el BCRA desde la asunción de Alejandro Vanoli, luego de la aplicada al Banco de Valores por $ 162 millones. En sus tres meses y medio de gestión, el ex presidente de la CNV (cuyo mayor anhelo en su vida era poder llegar a ser director del Central), ya puso multas por$ 430 millones.
Y va por más. Pero no está sólo. Forma parte del grupo "Los Intocables": junto al presidente de la Comisión Nacional de Valores, Cristian Girard; el titular de la Unidad de Información Financiera, José Sbatella; y el número uno de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), Carlos Gonella.
En el Banco Central descansan 80.000 expedientes que datan de años previos prontos a salir a la luz. Esto recién comienza. Prometen que habrá más inspecciones a agentes bursátiles y bancos, que podrían derivar en nuevas suspensiones y multas millonarias. Todo para frenar al dólar blue y al liqui. "Mucho circo para tener controlado al dólar, con un show mediático, donde a menudo se suelen ver cámaras de televisión y fotógrafos cuando hacen allanamientos", revela uno de los banqueros que vio este despliegue. "Si estuviera trabajando en una empresa privada, Vanoli no hubiese llegado ni siquiera a jefe de sector", asegura el directivo de uno de los grandes bancos, con cierto resentimiento por cómo las medidas impuestas por él (como el tope de tasas y no poder aumentar comisiones) están golpeando el balance. Sin embargo, saben que las órdenes de las multas por lo general no vienen por parte de Vanoli, sino del Superintendente de Entidades Financieras, Germán Feldman, hombre de Axel, quien suele presentar un power point en una exposición sobre el caso al directorio del BCRA.
En su mayoría, los sumarios financieros son por incumplimiento de los recaudos en la prevención de lavado de dinero relacionados con el principio de "conozca a su cliente", mediante falta de confección de legajos con documentación que sustente declaraciones juradas acerca del origen y licitud de los fondos.
Según describen los principales actores de la City, es una forma de amedrentar al mercado para que las grandes manos se abstengan de operar y, de esta forma, no se realicen transacciones de magnitud y así evitar que suba el dólar paralelo.
Ante este nuevo escenario, el cuevero de hoy se parece al viejo almacenero de barrio: anota todas las operaciones en un cuaderno. Pero más de uno escribe todo en lápiz en lugar de hacerlo con birome, porque sabe que de esa forma no constituye una prueba fidedigna ante un eventual allanamiento. Por temor a las inspecciones, las financieras que venden dólares pueden llegar a cambiar mensualmente de oficina, de líneas telefónicas y se llevan siempre las computadoras portátiles a sus casas. Muchas se mudan a pocas cuadras, dentro del microcentro, ya que deben estar bien ubicados, por una cuestión logística. Dicen que Dios está en todas partes, pero atiende en el microcentro. Estas mudanzas permanentes le ocasionan un mayor gasto a los cueveros, que para no perder margen de ganancia lo trasladan a precio. Esto provocó que se haya duplicado el spread que hay entre el valor de compra y el de venta. Esa cifra, que antes era de
$ 0,02 por unidad, ahora se ubica en $ 0,05.