(Reproducción de un diálogo oído en una conversación): “¿Empieza el año y está buscando nuevas inversiones? Rápido, deje de hacer lo que está haciendo y vaya inmediatamente a comprar plata. Como lo oye… ¿Qué dice? ¿Cómo? Pero, ¿por qué?…Porque el precio ETF SLV ha roto en los $15.50 la directriz bajista que sufría desde 2011…Pero, ¿qué significa eso?…Significa que el precio de la plata va a comenzar un ascenso pronunciado, quienes compren ahora tendrán unos beneficios fabulosos y quienes no lo hagan se estirarán de los pelos por no haberlo hecho. ¿Cómo?
Desde valores de unos $15 en 2010, el ETF que replica el precio de la plata (SLV) aumentó su precio exponencialmente hasta alcanzar los $47 un año después. Tras alcanzar este pico en el segundo trimestre de 2011, el valor ha caído progresivamente hasta alcanzar los $15 de estos días. Observemos en el gráfico de más abajo la cotización de la plata SLV, cómo el precio corta a la recta descendente que une los sucesivos máximos relativos. Adicionalmente, el valor ha rebotado tres veces en el soporte de los $15. Vea, vea usted mismo con sus propios ojos estas clarísimas señales de compra en la figura:
¿Lo ve?¿Lo ve?…
(Fin de la conversación).
Hasta aquí los argumentos ofrecidos por el análisis técnico. ¿No cree usted en el análisis técnico? Entre nosotros: no importa, quien escribe estas líneas tampoco. Pero aunque usted y yo pensemos que el análisis técnico es un sinsentido que sólo sirve para perder tiempo y dinero, hay millones de inversores y de sistemas automáticos de inversión en todo el mundo que creen firmemente en él (como dijo el escritor satírico K.G. Chesterton, “cuando uno deja de creer en Dios, acaba creyendo en cualquier cosa”). Entonces… ¿debemos comprar plata o no?
Pigmalión, o la profecía autocumplida
El efecto Pigmalión, o profecía autocumplida, es una expectativa que incita a las personas a actuar en formas que hacen que la expectativa se vuelva cierta. El origen del término está en el mito de Pigmalión, un escultor griego que se enamoró de una de sus estatua, Galatea. De tanto desear que su estatua se convirtiera en una mujer de carne y hueso, Pigmalión llegó a creer que efectivamente iba a suceder. La historia tiene final feliz, ya que la diosa Afrodita tuvo compasión del escultor y dio vida a la estatua, con lo que Pigmalión consiguió su deseo por creer firmemente que este se iba a cumplir.
En la sociedad actual, el efecto Pigmalión se presenta a menudo. No porque tenga ninguna causa detrás, sino porque la gente actúa como si se fuera a cumplir, haciendo de este modo que se cumpla. De este modo, si todos piensan que un restaurante cerrará porque sus productos son de mala calidad, el restaurante efectivamente cerrará, ya que nadie irá a comprar, independientemente de la calidad de sus productos. Igualmente, si la gente cree que determinado partido político ganará las elecciones, muchos de ellos le votarán para estar del lado del ganador, con lo que ganará. Lo mismo sucede con los discos, los libros, los negocios, los equipos de fútbol, la fama, los actores… ¿por qué no iba a suceder con el precio de la plata?
A estas alturas, querido lector, ya se habrá dado cuenta de que seguir las recomendaciones del diálogo del primer párrafo no es más que creer que las figuras del análisis técnico animarán a comprar a la gente. Como dijo hace algún tiempo el gran analistaJosé Luis Cava en Capital Radio, este análisis “afecta a la psicología de las masas”. Usted mismo.
Sentido común y stop-loss, una vez más para invertir en el precio de la plata
Pues la conclusión, como siempre, es que no hay rentabilidad sin riesgo. En un entorno deflacionario como el actual es esperable que las materias primas sigan bajando. Adicionalmente, también sería esperable que la tendencia continúe, a la baja en este caso (“The trend is your friend”). Pero por sentido común en algún momento la tendencia se revertirá, por motivos que tal vez ni entenderemos. Y ahora la plata está relativamente barata: ¿estamos en las rebajas de enero, simplemente? Tal vez…
Como siempre decimos desde estas líneas, en cualquier inversión es necesario protegerse, por muy atractivas que sean las promesas de beneficio, o por muy respaldadas que estén por Pigmalión. Invertir en bolsa sin stop-loss es como ser trapecista sin red: antes de pensar cuánto se puede ganar, medite bien cuánto está dispuesto a perder y ponga el stop-loss correspondiente. Si su banco o plataforma de inversión no tiene stop-loss, cambie de banco antes de invertir en nada.