Por Cledis Candelaresi.
Por el recurrente déficit, los balances de Edenor y Edesur acusarían patrimonio neto negativo. Una posible condonación de deuda a favor del Estado salvaría la situación. El aporte del erario es vital en los tres segmentos del sistema eléctrico.
Edenor y Edesur descuentan que en las próximas horas llegará la resolución salvadora que, cosmética contable mediante, le permitirá corregir los balances y superar su situación de patrimonio neto negativo. De no ser así, desde el punto de vista legal las distribuidoras de Capital y Gran Buenos Aires quedarían al borde de una tragedia como su disolución y consecuente caída de la concesión, que hace más de veinte años obtuvieron por noventa.
Por lo demás, el verano comenzó con los astros alineados a favor del sector eléctrico por un mix de clima templado y actividad económica frenada, que moderan la demanda. En los últimos once meses, los registros en el área metropolitana indican que los requerimientos de los rubros Servicios y Comercio subieron un 2 y un 0,2%, respectivamente. Pero el resto de las grandes demandas retrocedieron, baja que en el caso de las industrias metálicas llegó al 9 por ciento.
Aunque a pesar de los horóscopos agoreros, el 2015 no pinta como un año tan terrible, ni para el rubro ni para la actividad en general.
Es cierto que si durante varias jornadas consecutivas se repitiera el pico de demanda por el encendido masivo de aires acondicionados que hace un año llegó a 24.000 megawatt (lejos de los 14.000 del mediodía del viernes pasado), las redes crujirían hasta el punto de su eventual fractura, a pesar de las obras para mejorar las instalaciones, que durante el año las empresas ejecutaron con la supervisión y recursos públicos, al menos en parte.
Porque las inversiones palian los déficits de la infraestructura pero no acompañan la exigencia de una demanda que en conjunto crece varios puntos por año (4% sobre el transporte, por ejemplo), a pesar de algunas caídas coyunturales.
La Cámara Argentina de Comercio descuenta que el año electoral tendrá la misma performance del anterior, cuando el consumo de bienes de primera necesidad retrocedió un moderado 1,3%. Y justamente porque es un año de convocatoria a las urnas, difícilmente se escatimen recursos públicos para las actividades sostenidas con ellos.
Podría aventurarse que no hay riesgo de apagón ni de colapso en las privatizaciones del sector, que hoy funcionan bajo un régimen muy distinto al original.
Virtual reestatización de hecho
El Estado tiene un papel decisivo en la generación, transporte y distribución, no sólo como regulador sino como vital aportante de recursos y cogestionador:
- Es quien provee el combustible que necesitan las generadoras, principal insumo de las centrales térmicas que representan, a su vez, casi el 60% de la energía eléctrica generada en el país. Fija el precio tope (120 pesos el megawatt) y, a través de Cammesa, la administradora del mercado eléctrico mayorista, paga una parte de la factura con papeles de deuda. Los Lvfvd (liquidaciones de venta con fecha de vencimiento a definir) no tienen un plazo cierto, pueden dolarizarse e implican la promesa de ser pagados en ciento veinte cuotas.
- También auxilia a Transener para cubrir sus costos operativos: la firma dedicada al transporte y que lidera Citelec (Pampa Holding, Electroingeniería y Enarsa) disminuyó su quebranto de 105 millones de pesos a 3,3 desde el 2012 al 2013, gracias al reconocimiento de mayores costos.
- Y las distribuidoras de Capital Federal y Buenos Aires –las más complicadas por tener una tarifa menor a las similares del resto del país– apenas pagan el 24% del costo de la electricidad que distribuyen y entre el 22% y el 35% de los costos de la explotación, según quién haga el cálculo de cuánto rinde el Valor Agregado de Distribución. El resto se cubre con dinero público, que las compañías lideradas por la local Pampa Holding (Edenor) y la italiana Enel (Edesur) asumen en principio como una deuda.
A fines de 2013 la resolución 250 de la Secretaría de Energía, terminó condonando gran parte de ese pasivo permitiéndole a las distribuidoras que lo computen como una compensación por mayores costos. De esa manera, el poder concedente honró una promesa asumida con estas privatizadas y, al mismo tiempo, las rescató del precipicio.
La apuesta es que ahora ocurra algo similar, consolidando un esquema que implica una reestatización de facto. Las distribuidoras pagan sólo una porción minoritaria de su insumo clave, las paritarias de los trabajadores de Luz y Fuerza se sellan en la oficina del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y las inversiones de más envergadura son en gran parte costeadas por el Ministerio de Planificación.
A pesar del enorme esfuerzo fiscal para subvencionar a los usuarios finales, los beneficiados con precios más bajos de la energía, las cuentas privadas afrontan complicaciones. Según los balances presentados a la Comisión Nacional de Valores al tercer trimestre del año, Edenor registraba un quebranto algo superior a 1.400 millones de pesos y Edesur un poco superior a los 2.000 millones.
Ese rojo en las cuentas y el pasivo asumido a favor de Cammesa (responsable de administrar la subvención al sistema) van horadando el patrimonio empresario y dejan a las concesionarias en off side según la Ley de Sociedades Comerciales.
Cambio de concepto: pagar lo que vale
El punto de partida de este modelo es la decisión de mantener bajo los precios de la energía para que ganen competitividad las industrias y apuntalar el salario real. Para eso las tarifas se disociaron de los costos, en un esquema difícil de sostener en el largo plazo y que empezó a modificarse parcialmente con las normas oficiales que reconocieron a los actores de cada segmento alguna compensación por los mayores costos de la explotación. Link entre las dos puntas: lo que paga el usuario y lo que cuesta el servicio.
Pero este primer paso aún tiene cautiva a la caja pública, responsable de afrontar esos mayores gastos de algún modo, en el complejo esquema de relaciones económicas entre las empresas del rubro y éstas con el Estado.
Un próximo y previsible paso será el de eludir la intermediación estatal de fondos, de modo tal que sean los usuarios de todas las categorías los que afronten a su cargo lo que cuesta el servicio, con los correspondientes ajustes periódicos. El mercado hace rato que descuenta ese aumento de tarifas, que permitiría reforzar la recaudación privada, y por eso las acciones de las firmas energéticas –incluyendo las que hoy tienen patrimonio neto negativo– están entre las que más subieron de precio. Lo que no está claro es qué administración tomará la decisión.
De esta manera, Julio De Vido se refirió a la nota firmada por el periodista Jorge Oviedo, titulada “En diciembre hubo menos cortes de luz que un año antes, pero sólo porque fue mucho menos cálido”.
“Desde el punto de vista técnico lo que plantea el diario La Nación es de una ignorancia absoluta, porque carece hasta de los conceptos más elementales al confundir algo muy básico como demanda pico de potencia, que es el requerimiento máximo del servicio en un instante determinado con demanda de energía que es el consumo medido a lo largo de un período tiempo”, explicó De Vido.
A renglón seguido remarcó que “si bien el pico de demanda no registró un nuevo récord en el año 2014, la demanda de energía anual creció 3 por ciento, a la vez que la potencia instalada aumentó en 1.300 megavatios a partir de que Atucha II comenzó a generar energía y se inauguró Vuelta de Obligado en Santa Fe y se incorporaron 250 mil hogares a la red”.
“En esta década ganada a costos competitivos y argentinos la demanda ha crecido más del triple que toda la década de los noventa, década que La Nación añora con vehemencia y en la cual se aplicó la estricta receta neoliberal del FMI de ajustar demanda con precios dolarizados y prohibitivos para la industria y los hogares”, dijo el ministro.
“Respecto a los párrafos dedicados en la nota al servicio de agua brindado por AYSA, el desconocimiento por parte de La Nación es extremo o más bien tendencioso, porque debe extrañar el vergonzoso servicio brindado por el Grupo Suez durante la década de los noventa”, señaló De Vido.
Agregó que “gracias a la recuperación de AYSA y al Plan Maestro de Obras ejecutado por esta gestión de Gobierno, el abastecimiento de agua per cápita promedio en AYSA es de 500 litros diarios, cuando en las ciudades mejores abastecidas, por ejemplo de Estados Unidos, se puede suministrar 275 litros por día, en los países de la región 210 litros o en los países de Europa 180 litros por día”.
“Si este año los usuarios de AYSA en vez de requerir 500 litros demandaron 490 litros diarios porque hizo 30 grados en lugar de 40 grados en un mes es algo anecdótico y que no resiste el menor análisis ante el éxito de la recuperación de AYSA, salvo para el diario La Nación en su afán irrenunciable de defender la década neoliberal donde se desguazaron los servicios públicos y se fundió a la industria y la economía en el país.”
Vecinos de la Capital y alrededores volvieron a denunciar cortes de luz anoche, luego de una jornada calurosa pero que no alcanzó los 30°, una temperatura normal para los primeros meses del año. En lo que va de 2015 -menos de una semana- hubo quejas por al menos dos cortes de luz importantes.
Poco antes de la medianoche, las calles del barrio porteño de Colegiales se convirtieron en una boca de lobo. Así manifestaron los vecinos a través de las redes sociales, quienes indicaron que el barrio había quedado totalmente a oscuras y lanzaron insultos contra la empresa proveedora del servicio. En la misma zona, también hubo reportes por falta de suministro eléctrico en Belgrano y Núñez, aunque en una menor medida. Los usuarios afectados señalaron casos aislados o con cortes intermitentes.
En otros barrios de la Ciudad como Devoto, Villa General Mitre, Villa Crespo, Caballito, Almagro y Balvanera también hubo casos de manzanas que se quedaron sin energía en distintos momentos del día. Hacía la noche, en Caballito hablaban de más de 24 horas sin luz en los alrededores del Cid Campeador.
La zona de Caballito es la que más ha sufrido la llegada del calor. Cada vez que se cortó la luz en la Ciudad durante el verano, los vecinos señalaron que se habían visto afectados. Además, es donde fueron denunciados los cortes más prolongados.
Por fuera de la Capital, en Escobar y Avellaneda se registraron cortes cerca de las 20 horas.
Los centros comerciales de Lomas de Zamora y de Almirante Brown, en particular en la zona de Adrogué, son de las más afectadas en la Región por los cortes de luz y los comerciantes sostienen que ya llevan muchos años “denunciando” ante las empresas que están de turno en cuanto al servicio de luz, en este caso ante Edesur.
Estos reclamos los encabezan las cámaras de comercio distritales, desde donde aseguran que “la solución a todo no puede ser que cada uno, comerciante o vecino, tenga que comprar un grupo electrógeno”. Una herramienta para paliar la situación es comprar un grupo electrógeno que abastezca de energía cuando no hay luz y las quejas recrudecen.
La situación en Brown. “El tema es que el problema es cíclico. Vienen dos o tres días de calor yvolvemos al mismo problema de siempre. Por algún lado salta algo y nos quedamos sin luz. Y generalmente en la zona comercial, lo cual perjudica mucho la venta”, denunció, una vez más, el titular de la Cámara de Comercio de Almirante Brown, Horacio Salgueiro, quien también calificó como un “disparate” considerar que la solución definitiva sea la compra de un grupo electrógeno.
“Aquel que lo quiera tener por alguna cuestión en particular, está perfecto, porque es una inversión que respalda a su negocio, a su edificio o lo que sea. Pero no es lo normal que todo el mundo vaya a comprarse un grupo electrógeno”, sostuvo.
Además, dejó en claro que hay malestar en la Cámara, debido a que “pareciera” que la gente “se va a acostumbrando a esta situación”. “Nosotros nos ponemos a trabajar de forma incansable para armar programas y que la gente vuelva a comprar al centro de Adrogué, al barrio. Pero lamentablemente seguimos luchando con los inconvenientes de Edesur”, completó Salgueiro.
La situación en Lomas. El titular de la Cámara de Comercio de Lomas de Zamora, Alberto Kahale, aseguró que es “entendible” el hecho de que la gente salga a comprar grupos electrógenos como respuesta a los cortes en el suministro de energía. Sostuvo que es una “tendencia” que ya lleva “varios años” como una alternativa para aquellos días en los que no hay luz y que “se necesita para que el comercio funcione”.
Y ejemplificó: “Hay muchas mañanas en la que la calle Laprida está sin luz. Los comerciantes deben tener encendido los grupos porque no pueden estar sin trabajar. Las heladerías, los restaurantes y todo eso. Pero no es algo que pueda hacerlo cualquiera; el que pueda comprar un grupo, bienvenido sea. Pero lo que pasa es que no todos pueden comprarlo”.
En consonancia con Salgueiro, Kahale también afirmó que la “solución definitiva” a los problemas energéticos “no es la adquisición de un grupo electrógeno”. “La solución definitiva es que Edesur tiene que brindar el servicio que corresponde. Porque no puede ser que lleguen y pasen las fiestas, y que continuemos con cortes de luz. Y no solo hablando de los comercios, sino también hablando de los vecinos en general. Está claro que la empresa no está en condiciones de afrontar tanta demanda”, concluyó.
Los precios. La gama de precios de estos aparatos es muy amplia y varía de acuerdo al consumo de combustible y a la potencia energética que pueda llegar generar. Los más pequeños se encuentran a partir de 1800-3000 pesos. Los medianos, pueden llegar a costar hasta 7000 pesos. Los más grandes pueden venderse a partir de los 8000 o 9000 pesos hasta los 35000 pesos.
Hay grupos de mayor potencia, aunque su compra o alquiler se orienta más a industrias o grandes edificios.