Por MARTÍN BURBRIDGE.
Pregunta: ¿qué diferencia hoy a Bolivia de Venezuela, dos aliados dentro del ALBA, la alianza política y comercial de América Latina que incluye a otros países con gobiernos de izquierda como Cuba o Ecuador? Respuesta: que mientras Bolivia paga una tasa del 5% anual por su deuda soberana, los bonos venezolanos se encuentran al borde del default. Recientemente, la calificadora Fitch rebajó la nota de los títulos públicos de B a CCC, un escalón por encima de la temida D, evaluación que se suma a la realizada por Standard & Poors en septiembre pasado, cuando advirtió del "riesgo de cesación de pagos para los próximos dos años".
A pesar de que el presidente Nicolás Maduro sostenga que "en 15 años de Revolución Bolivariana, Venezuela siempre honró sus compromisos financieros y lo seguirá haciendo", los analistas discuten cada vez más la fecha del default, en lugar de si el país será capaz de evitarlo. Y esto a pesar de sus enormes recursos energéticos, poseedor de las mayores reservas petroleras del mundo.
Para el economista Ricardo Hausmann, ex ministro de Planificación venezolano, "era una situación cantada. Cuando el barril de petróleo estaba a u$s 100, el país tuvo un déficit fiscal del 17%. Estas son cifras que ni se vieron en Europa en el peor momento de la crisis. El año pasado, Venezuela se manejó como si el crudo se estuviera vendiendo a u$s 200 el barril, de modo que en u$s 60 implica un ajuste muy significativo, una inviabilidad del tema actual y una necesidad de cambios muy profundos".
La situación del país se ha vuelto muy delicada en los últimos seis meses, lapso durante el cual el precio del crudo se derrumbó un 50%, al pasar de u$s 107 el barril de WTI en junio de 2014 a los u$s 53 actuales. De acuerdo con estimaciones del FMI, Venezuela necesita un barril a u$s 121 para no profundizar su déficit fiscal, así que estar tan lejos de su valor de equilibrio es un impacto demasiado significativo para la economía.
Sin ir más lejos, este derrumbe ya ha provocado un movimiento político de envergadura que también afecta a Venezuela, como fue el reciente anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Cuba, el principal aliado del gobierno de Maduro. El gobierno cubano, beneficiado por el envío de petróleo venezolano a precio subsidiado, ha entendido antes que nadie que esta promo energética llega a su fin por la emergencia económica que enfrenta su aliado caribeño.
El 92% de sus ingresos
Para Venezuela, la caída en el precio de su principal producto de exportación es vivido como un duro golpe. De acuerdo con Fitch, "la dependencia del país respecto de este commodity es muy fuerte, ya que el crudo representa cerca del 92% de sus ingresos corrientes provenientes del extranjero y el 50% de los ingresos fiscales del Estado en 2014". De ahí que el gobierno tenga que revisar sus presupuestos para un escenario donde los recursos se redujeron a la mitad, por lo menos por los próximos dos o tres años, de acuerdo con los analistas.
Es en esta situación que no debe sorprender que los bonos venezolanos hayan sido los de peor rendimiento durante el año pasado. Hoy los seguros de default a cinco años anticipan una probabilidad de cesación de pagos del 91%. Incluso el banco Société Générale se anima a pronosticar un default para marzo de 2015 si los precios del petróleo no se estabilizan.
Si bien el país ya atravesó una situación delicada en 2008 con la fuerte caída del precio del crudo y ahora además dispone de una línea de financiamiento de parte de China que ya le permitió recibir u$s 43.000 millones desde 2007 (cualquier similitud con la Argentina no es una mera coincidencia), las reservas internacionales esta vez no superan los u$s 21.000 millones, la mitad de lo que poseía el Banco Central venezolano en la última crisis petrolera de hace seis años atrás. Los cálculos oficiales sostienen que las actuales reservas permiten solventar los compromisos financieros hasta 2017, pero los analistas recuerdan que el 70% está conformado por tenencias de oro (con menor liquidez) y el resto sólo alcanza para cubrir pagos hasta septiembre de 2015 o para cancelar la deuda con acreedores domésticos. "Son varias las espadas de Damocles que pesan sobre el país en función de la deuda garantizada con petróleo que ha sido contraída con China, así como los compromisos internos que algún día el país deberá cancelar", afirma un informe de Natixis.
Si a esto se agrega que el PIB venezolano se contrajo un 4% en 2014 (se espera una caída del 6,5% en 2015 y del 9% en 2016) y que la inflación ronda el 60% anual tras la nueva depreciación del bolívar, no debería sorprender que los analistas apuesten a cuál será la fecha del próximo default. Porque el ajuste de las cuentas fiscales es inviable en las actuales condiciones, en las que la población sufre faltantes de todos los productos de primera necesidad, la mayoría importados. Además, en un año hay elecciones legislativas, lo que también dificulta ajustar el gasto público. Mientras tanto, el Presidente Maduro promete no reducir el gasto en alimentos importados y en planes sociales y, en cambio, disminuir un 20% los "gastos suntuarios". Habrá que ver si la deuda soberana entra dentro de esa categoría.
Apenas comienza el 2015, y los mercados energéticos ya padecen las presiones a la baja. El petróleo y Rusia han interrumpido la minitregua que registraron en las últimas jornadas de 2014. Y aunque el centro de la atención financiera parece haberse desplazado nuevamente hacia Grecia y el bloque europeo, el resurgimiento de la caída del precio del petróleo ha activado nuevamente las señales de alerta en Rusia.
El rublo y la Bolsa de Moscú cortaron su repunte mostrados a fines del 2014. Es que más de la mitad del presupuesto estatal de Rusia depende de los ingresos por el petróleo.
La jornada ha sorprendido con caídas superiores al 5% en la Bolsa de Moscú. El índice RTS, denominado en dólares, ha llegado a perder los 750 puntos. Las empresas energéticas figuran de nuevo entre las más penalizadas.
Las presiones procedentes de los mercados energéticos han alcanzado los mercados financieros, en forma de caídas de los bancos y de su divisa.
El rublo ha iniciado la semana con otra caída próxima al 5%. El dólar vuelve a acercarse de esta forma al nivel de los 60 rublos. El euro, por su parte, roza ya los 70 dólares.
A mediados de diciembre el rublo llegó a desplomarse 20% en un solo día reavivando el recuerdo de la crisis de 1998.