La Comisión Nacional de Energía Atómica laminó más de 400 tubos de presión, para extender la vida útil de la Central Nuclear Embalse. Así, podrá sustituir importaciones de componentes nucleares y convertirse en proveedor a nivel nacional e internacional.
La Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea) concluyó la laminación de los más de 400 tubos de presión necesarios para extender la vida útil de la Central Nuclear Embalse, lo que le permitirá sustituir importaciones de componentes nucleares con desarrollo propio. Además, significará instalarse como un nuevo proveedor en la materia tanto a nacional como internacional.
Pablo Vizcaíno, a cargo del Departamento Tecnología de Aleaciones de Circonio de la Cnea, resaltó como “un gran desafío encarar y ejecutar este proyecto, que representó la incorporación de equipamiento, para la planta (Cnea) y para el laboratorio, para desarrollar la tecnología, para hacer investigación aplicada, para esos temas, y fundamentalmente significó mucho trabajo”.
El país tendrá así la posibilidad de convertirse en proveedor de componentes para la cuarta central nuclear proyectada para Argentina y también para otras centrales de este tipo instaladas en otros países que entren en un proceso de extensión de vida similar al que se realiza en Central Embalse, Córdoba.
“El tubo de presión es el componente más exigido en este tipo de reactores y no es un producto seriado: por criterios de diseño debe durar toda la vida útil del reactor (30 años), por eso a los canadienses (Candu) les interesaba tener proveedores alternativos de este componente” explicó Vizcaíno.
Los técnicos de ese Departamento de la Cnea llevaron adelante el desarrollo e implementación de la tecnología de fabricación de este componente nuclear, proceso en el que Argentina es uno de los pocos países del mundo que puede hacerlo por fuera de Canadá (diseñador y proveedor de esta tecnología).
Con este desarrollo, se genera un avance significativo en la metalurgia argentina, al sustituir importaciones y e instalarse como proveedor alternativo de estos materiales para Centrales Candú.
Los tubos de presión operan a temperaturas de entre 250 y 300 grados centígrados, soportan 100 atmósferas de presión interna y están sometidos al flujo neutrónico producto de la fisión del uranio.
Viscaíno explica que en su interior se ubican los elementos combustibles y el agua pesada refrigerante. Dentro de estos canales se produce la fisión del uranio. El calor que libera la reacción se extrae y utiliza para generar el vapor que finalmente mueve la turbina que genera la energía eléctrica.
El físico añadió: “Reproducimos procesos con una tecnología similar cuyas variantes fueron aprobadas por la Atomic Energy of Canada Ltd, y trabajamos con Conuar-FAE, empresas asociadas a Cnea ubicadas en el predio del Centro Atómico de Ezeiza que participan en las últimas etapas de fabricación de estos componentes”.
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) concluyó la laminación de los más de 400 tubos de presión necesarios para extender la vida útil de la Central Nuclear Embalse, lo que le permitirá sustituir importaciones de componentes nucleares con desarrollo propio, además de instalarse como un nuevo proveedor en la materia tanto a nacional como internacional.
El Plan Nuclear lanzado en 2006, con el soporte del Ministerio de Planificación Federal, permitió a la CNEA desarrollar la capacidad de implementar alta tecnología y formar los recursos humanos específicos para replicar la tecnología canadiense CANDU.
TECNOLOGÍA
“Haber finalizado estos tubos el pasado 17 de diciembre constituye un logro tecnológico para la CNEA y para el país”, afirmó el físico Pablo Vizcaíno, a cargo del Departamento Tecnología de Aleaciones de Circonio de la CNEA que llevo adelante el proceso de fabricación de esos componentes nucleares.
“Fue un gran desafío encarar y ejecutar este proyecto, que representó la incorporación de equipamiento, para la planta (CNEA) y para el laboratorio, para desarrollar la tecnología, para hacer investigación aplicada, para esos temas, y fundamentalmente significó mucho trabajo” agregó.
El país tendrá así la posibilidad de convertirse en proveedor de componentes para la cuarta central nuclear proyectada para Argentina y también para otras centrales de este tipo instaladas en otros países que entren en un proceso de extensión de vida similar al que se realiza en Central Embalse, en Córdoba.
“El tubo de presión es el componente más exigido en este tipo de reactores y no es un producto seriado: por criterios de diseño debe durar toda la vida útil del reactor (30 años), por eso a los canadienses les interesaba tener proveedores alternativos de este componente” explicó Vizcaíno.
Los técnicos de ese Departamento de la CNEA son los que llevaron adelante el desarrollo e implementación de la tecnología de fabricación de este componente nuclear, proceso en el que Argentina es uno de los pocos países del mundo que puede hacerlo por fuera de Canadá, país diseñador y proveedor de esta tecnología.
La Comisión, al desarrollar la tecnología, garantiza un elemento fundamental para la Central, pues genera un avance significativo en la metalurgia argentina, sustituye importaciones y se instala como proveedor alternativo de estos materiales para Centrales Candú.
Los tubos de presión son el componente más exigido de estos reactores: operan a temperaturas de entre 250 y 300 grados centígrados, soportan 100 atmósferas de presión interna y están sometidos al flujo neutrónico producto de la fisión del uranio.