Una de cal y una de arena. La descripción sirve para entender qué pasará con el bolsillo de los automovilistas, al menos los que se ven obligados a transitar por los accesos con peaje que permiten entrar y salir de la ciudad de Buenos Aires.
Ocurre que con el primer día hábil del año entraron en vigencia tanto la rebaja del 5% en el precio de los combustibles como un aumento de hasta el 33% (o entre 2 y 3 pesos) en el precio de lo que cuesta hacer subir la barrera en las cabinas de peajes de los accesos Norte, Oeste y Riccheri.
Teniendo en cuenta que el 5% del ahorro en nafta equivale a unos 30 pesos por tanque, puede calcularse, a vuelo de pájaro, que los pesos ahorrados en combustible se gastarán en peaje, hablando estrictamente, claro, de quienes utilizan las autopistas urbanas. Un vehículo que traspase las barreras 40 veces por mes (20 para ingresar y 20 para salir de la ciudad) tendrá un incremento en el presupuesto de al menos 80 pesos por mes.
Los que estacionen mal el auto y sean pescados por la grúa la pasarán peor. El acarreo de vehículos en infracción saltó de $ 450 a $ 580 pesos. Pero ese es otro tema.
Tanto la rebaja de las naftas como el aumento de los peajes tendrá un impacto sensible en la medición de precios correspondiente a enero. La inflación viene desacelerándose pero aún sigue alta. Enero suele mostrar un pico inflacionario (por los fuertes aumentos en el rubro turismo y esparcimiento), de modo que ya se puede inferir que habrá un repunte en el índice de precios de este mes que recién arranca.
Por Alfredo Sainz.
El año comenzó con una inédita baja en el precio de los combustibles, aumentos mucho menos sorprendentes en alimentos, transporte e impuestos municipales y provinciales y con pocas expectativas de que el retroceso en el valor de naftas y gasoil vaya a provocar un efecto cascada en el resto de los bienes y servicios.
El dato más llamativo es sin dudas la baja del 5% en los surtidores, que se concretó entre el jueves y el viernes pasados. La rebaja es de una magnitud mucho menor que el retroceso que tuvo el barril de petróleo, que a nivel internacional acumuló durante 2014 una caída de casi 50%, pero igual no deja de ser una noticia positiva en una economía que cerró el año con una inflación en torno al 37 por ciento.
La baja en los surtidores, sin embargo, no alcanzó para frenar los aumentos en el transporte urbano en varias de las principales ciudades del interior del país, como Córdoba, Santa Fe, San Miguel de Tucumán o Posadas, que tuvieron subas en el boleto de colectivo que oscilan entre 20 y 25 por ciento.
El peso de los combustibles en el índice de precios al consumidor (IPC) no llega al 4%, con lo cual la baja del 5% tendrá un impacto en la inflación de enero del 0,2 por ciento. Entre los analistas privados hay un consenso generalizado en que, a diferencia de lo que ocurre cada vez que aumentan la nafta y el gasoil, esta vez no habrá un traslado del cambio de precios a otros sectores de la economía y a lo sumo lo que se puede esperar es que no haya nuevos aumentos.
El mejor ejemplo de este limitado efecto "congelador" es el del transporte en el área metropolitana de Buenos Aires. En los últimos años, el 1° de enero era la fecha elegida por el gobierno nacional para anunciar aumentos en las tarifas de trenes y colectivos, pero esta vez la suba no llegó a concretarse.
Más allá de lo que suceda con el transporte público, el impacto de la inflación en la ciudad de Buenos Aires llegará de la mano de los incrementos de entre 20 y 50% en los peajes que dispuso el gobierno nacional, a los que se suman los aumentos que impulsa la administración de Mauricio Macri en otros rubros, con una suba del 29% en los acarreos por mal estacionamiento y alzas que llegan al 30% en el caso del ABL y al 50% en las patentes automotrices.
En la provincia de Buenos Aires todavía no se confirmó el monto de los aumentos en los impuestos, aunque algunos municipios ya empezaron a enviar las boletas con subas de hasta el 50%, como en el caso de Quilmes, para las propiedades de valor más alto.
ANUNCIO INMINENTE
El aumento que no distinguirá entre porteños y el resto de los habitantes del país será el de los Precios Cuidados. La Secretaría de Comercio está cerrando las negociaciones con las principales empresas fabricantes de alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza y los grandes supermercados para el relanzamiento del programa oficial, que está a punto de cumplir su primer año.
La nueva canasta incluirá algunos pocos productos nuevos -como miel, barritas de cereal, edulcorantes y nuevas marcas y presentaciones de vino, cerveza y papel higiénico- y aumentos que, según el rubro, oscilan entre 3 y 7%, con un promedio del 5 por ciento.
La intención oficial es anunciar los cambios en Precios Cuidados entre mañana y el miércoles, aunque todavía hay muchas empresas a la espera de que les respondan el pedido del aumento solicitado.
"La nueva lista viene con muy pocos cambios, después de que logramos convencer al Gobierno de que lo mejor era trabajar con la misma canasta de este año y a lo sumo agregarle cinco o seis presentaciones nuevas, pero de artículos que ya estaban en Precios Cuidados", explicaron en una empresa que participa del programa oficial desde su lanzamiento.
El acuerdo en este plan además jugará un papel clave para definir los aumentos que se vendrán en el resto de las marcas y presentaciones que comercializan los supermercados.
"La lista de nuevos precios sigue llegando, pero con un ritmo mucho menor. Lo que está haciendo la Secretaría es patear los aumentos del primer trimestre para después del lanzamiento de Precios Cuidados", admitieron en una cadena líder de supermercados.