Por Roberto Aguirre.
Para sumar otra singularidad a esa rara avis que es la economía argentina, el gobierno nacional, con anuencia de los gobernadores petroleros y desde luego las empresas, salió al rescate de la industria en momentos en los que el barril de crudo se desploma. Lo que resultó es un paquete de medidas que implicará, en la práctica, una transferencia de fondos públicos y de los consumidores a algunas de las empresas más grandes del mundo (Exxon o Shell) y a la principal petrolera del país, YPF.
Parece un contrasentido, pero todos coinciden en que existen serios riesgos de que el sector se paralice sin esta intervención. Poner el freno de mano en desarrollos tan intensivos como los que se realizan en Vaca Muerta implicaría una pérdida de terreno difícil de recuperar.
El paquete de medidas salvavidas para el sector se articulará a través de una serie de disposiciones que empezaron a hacerse públicas en estos días, aunque algunos puntos aún están por resolverse. Con la baja del 5% en los combustibles como telón de fondo, se tomaron tres medidas centrales.
-"Barril criollo". Se acordó un precio interno para el barril de crudo Medanito que produce la Cuenca Neuquina a 77 dólares. No existe una resolución que lo tipifique: será un acuerdo que tendrá como tutor a la propia YPF, principal productora y refinadora en la Argentina. La diferencia entre el valor internacional (de entre 55 y 60 dólares) y el local la pagarán básicamente los consumidores al convalidar los precios de surtidor del combustible. Es que todo este crudo liviano que sale de Neuquén –incluido el de Vaca Muerta– se destina a las refinerías.
Pero en plena discusión por el tema surgió un problema. Según pudo saber "Río Negro Energía", la mayoría de las firmas del sector tenía sus presupuestos para el 2015 ajustados a un barril de 80 dólares. "Con un crudo a 77 peligran las inversiones del 2015", graficó el CEO de una importante petrolera extranjera que opera en la provincia y que prefirió el anonimato. La decisión de la Nación, influida, aseguran quienes estuvieron presentes en la negociación, por Miguel Galuccio, fue la de crear un nuevo plan de subsidios al petróleo.
-Nuevo petróleo plus. Lo que se anunció, pero aún no se puso en marcha ni se institucionalizó, fue la creación de un plan para subsidiar con tres dólares a cada nuevo barril que salga del subsuelo argentino. Así se llegará a la "barrera psicológica" de los 80 dólares.
Todo hace presumir que funcionará como el plan gas: se trazará una curva de declinación de producción por empresa y todo metro cúbico de crudo que se consiga por encima de esa línea cobrará el subsidio. El mecanismo tampoco es nuevo. Hasta el 2012 existió el plan Petróleo Plus, que impactó sobre todo en las petroleras que exportan como PAE. Según datos del Ministerio de Planificación Federal, se transfirieron al sector vía certificados de créditos unos 10.000 millones de pesos en cinco años. Pero aún hay empresas a las que se adeuda dinero, lo que hace dudar al sector de la efectividad real de esta medida.
Pero en este caso, el plan no sería tan oneroso. En su presupuesto 2015, Neuquén pronostica una suba en la producción petrolera de unos 10.000 barriles por día en promedio. Esto implicaría apenas 10 millones de dólares de subsidio anuales para que el barril llegue a 80 dólares.
-Nuevo esquema de retenciones. Ayer se publicó en el Boletín Oficial la resolución 1077/2014 (fechada el año pasado pero oficializada recién en el 2015) que establece un nuevo régimen de retenciones al crudo y entierra la emblemática 394 del 2007, motorizada por el exsecretario de Comercio, Guillermo Moreno, y que le puso un techo al precio del barril.
A partir de ahora, cuando el precio del crudo internacional (tomando como referencia el Brent) sea menor a los 79 dólares, la alícuota de retenciones será del 1%. Con el esquema anterior, con el barril Escalante (Chubut) fijado en 63 dólares, las firmas exportadoras hubieran tenido que desembolsar un 10% en estos derechos.
Se trata de un esfuerzo fiscal que hará el Estado para compensar la caída del crudo y que impactará sobre todo en firmas que operan en las cuencas del Golfo y la Austral.
REUNIONES
El paquete de medidas empezó a oficializarse, pero aún hay mucho camino por recorrer. Por lo pronto, según anunció el gobernador del Chubut y presidente de la Ofeph, Martín Buzzi, a partir de mediados de enero se realizarán nuevas reuniones para evaluar su aplicación.
Existen varios puntos que deberán discutirse en estos encuentros. Por ejemplo, cómo se instrumentará el subsidio al petróleo y con ello una derivación que ya trajo polémicas en el pasado: ¿pagarán regalías a las provincias esos tres dólares de compensación? En el pasado, con el gas, el tema se resolvió en negociaciones unilaterales con las empresas.
La letra chica del nuevo plan petróleo también será clave para definir cuántos de los barriles que salen del subsuelo efectivamente son nuevos y son pasibles a recibir ese subsidio.
Por último, resta ver si las empresas efectivamente sostienen sus planes de inversión para el 2015, algo que deberán acordar con la comisión que maneja el ministro de Economía, Axel Kicillof.
Otro cambio que se coló en el paquete de medidas que lanzó Nación es la modificación del barril de referencia para la Argentina. A partir de ahora, y la decisión la inauguró la resolución publicada ayer, el crudo Brent será la especie a considerar. En su mayoría se extrae del mar del Norte y cotiza en Londres, aunque desde hace un tiempo lo hace mayormente en el Intercontinental Exchange.
Hasta ahora, en el país siempre se miraba al WTI, el crudo de Texas que cotiza en Chicago. Se trata de una variedad que por sus características es más parecida al tipo Medanito de la Cuenca Neuquina.
Pero el Brent ha demostrado ser más estable en el tiempo, sobre todo ante las coyunturas geopolíticas. Esa estabilidad, pero sobre todo su mayor precio, es lo que decidió a Nación –a pedido de las empresas– a convalidarlo como crudo de referencia. Sin embargo, hay que señalar que el "gap" entre el Brent y el WTI es cada vez menor: en otros tiempos llegó a ser de hasta 20 dólares.
Según reseñó Rubén Etcheverry, expresidente de GyP, "un crudo de referencia debe cumplir con varios requisitos: tener buena liquidez, lo que significa que importantes cantidades de su producción deben ser garantizadas para que lleguen al mercado de tal modo que no exista escasez; la comercialización de la producción no debe estar concentrada con el objeto de evitar la manipulación de los precios; la calidad del crudo implica características físico-químicas estables y la logística desde la zona de producción a la refinación debe ser accesible, segura y contar con la infraestructura que permita un rápido acceso y lo menos costosa posible".
"Existe la necesidad de tomar distancia del WTI porque su volatilidad en los precios perjudica a los crudos que cotizan sobre la base del WTI, como los crudos argentinos", indicó el especialista en una nota publicada en el 2013.
La crisis del petróleo de 1974 cambió el mundo. Hacia marzo de aquel año, el precio del crudo se había cuadruplicado: el barril pasó de tres a doce dólares. Los países productores, en su mayoría de Oriente Próximo y el norte de África, se convirtieron en nuevas potencias económicas, mientras que las economías de EE UU, Europa, Japón y otros importadores sufrieron un grave revés. Las relaciones de poder entre los principales actores geopolíticos se vieron alteradas y se crearon nuevos vínculos. También provocaron guerras y contribuyeron a la propagación internacional del fundamentalismo islámico, gracias a la financiación que recibió de países que acababan de convertirse en Estados muy ricos, como Arabia Saudí y otros.
El mundo está a punto de descubrir que la considerable, repentina y absolutamente inesperada bajada actual del precio del crudo podría ser tan perturbadora como esa crisis de 1974.
Algunas de las repercusiones que ha tenido en todo el mundo la caída del precio del crudo iniciada en junio —con un descenso del 45%— han sido inmediatas. La alegría con la que los ciudadanos de Estados Unidos y el resto del mundo han empezado a consumir gasolina es un ejemplo de ello. Otro es la preocupación de los Gobiernos de los países exportadores de petróleo, que se enfrentan a la necesidad de recortar el gasto público y se arriesgan al caos social y político.
Hay otras consecuencias de la bajada del precio del petróleo que apenas han empezado a notarse. Últimamente, la prensa nos está dando pistas sobre lo que le espera al mundo si los precios siguen bajos durante un periodo prolongado (y subrayo ese si condicional). Chevron acaba de anunciar que va a cancelar un proyecto de exploración de 10.000 millones de dólares para buscar gas de esquisto en Ucrania. El Gobierno de Kiev contaba con ese proyecto para estimular su renqueante economía y reducir su dependencia del gas ruso. Este no es más que un ejemplo concreto de una tendencia más generalizada: descartar o posponer proyectos energéticos que, de repente, se han vuelto demasiado arriesgados o inviables, desde un punto de vista económico, al bajar el precio del crudo. Según Goldman Sachs, hay inversiones en el sector valoradas en un billón de dólares que ahora se están reconsiderando o se han cancelado. A la larga, el efecto puede ser una menor producción de petróleo y, por tanto, un precio más alto de la energía. A corto plazo, la desaparición repentina de este enorme flujo de inversión perjudicará por fuerza a las compañías energéticas y, especialmente, a sus proveedores de equipos y a las empresas de construcción e ingeniería que deben llevar a cabo esos trabajos.
Otros tres titulares de prensa que ilustran los cambios que ha traído consigo la crisis del petróleo de 2014 proceden de Rusia, Venezuela e India. El pasado 15 de diciembre fue un lunes negro: la Bolsa de Moscú experimentó un retroceso del 11% y el rublo cayó un 13%, lo que significa que una cuarta parte del valor en dólares de las empresas cotizadas se esfumó en un solo día. El Banco Central respondió subiendo los tipos de interés del 10,5% al 17%. Esta dolorosa medida sigue siendo insuficiente para frenar el rápido y enorme descenso de las reservas y la veloz devaluación de la moneda provocados por la disminución de los ingresos del petróleo (el 75% de las exportaciones totales y el 50% de los ingresos públicos del país), la masiva fuga de capitales y las sanciones económicas por el conflicto ucranio. El temor, cómo no, es que el beligerante Vladímir Putin siembre cizaña en el exterior para distraer la atención de la difícil situación de Rusia.
En Venezuela, la economía ya estaba sumida en el caos cuando el barril de crudo estaba en los 120 dólares. Ahora que los precios han caído por debajo de los 60 dólares, el Gobierno, conocido por la corrupción endémica y su desastrosa gestión, está perdiendo el control. Así y todo, el presidente, Nicolás Maduro, ha afirmado una y otra vez que la precaria situación se debe a una conspiración internacional y ha reaccionado redoblando los ataques contra quienes le critican (como yo) y la represión contra los políticos de la oposición. El desastre financiero de Venezuela ha sido un factor importante en el histórico cambio en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba anunciado por Barack Obama y Raúl Castro el pasado 17 de diciembre.
La arruinada economía de Cuba se ha mantenido a flote gracias, en gran medida, a las enormes subvenciones de Caracas desde que Hugo Chávez llegó al poder en 1998. Sin embargo, últimamente se ha puesto de manifiesto que sustentar la economía cubana en la cuerda de salvamento de Venezuela era una apuesta demasiado arriesgada. La caótica situación económica y política de Venezuela hacía cada vez más difícil que se pudieran mantener los acuerdos mantenidos entre ambos países en los últimos 15 años. Sin duda, la débil situación de la economía venezolana ha llevado a que los dirigentes de Cuba se mostrasen más dispuestos a aceptar una descongelación de las relaciones con Estados Unidos que seguramente impulsará el comercio y la inversión en la isla. Por consiguiente, el abaratamiento del petróleo también ha sido, de forma muy indirecta pero poderosa, un factor que ha contribuido a que se ponga fin a una política estancada e ineficaz que estaba en vigor desde hace más de medio siglo.
Mientras tanto, India ha aprovechado la bajada de los precios del petróleo para recortar las elevadas subvenciones que paga por el consumo de gasóleo. Hace tiempo que se sabía que esas ayudas eran perjudiciales, pero suprimirlas resultaba impopular desde el punto de vista político. Este es un buen ejemplo de un país que aprovecha la oportunidad que brinda la caída del crudo para aprobar una reforma necesaria que antes era demasiado delicado abordar.
Represión política, arriesgados proyectos internacionales y reformas necesarias en la política exterior o la economía son solo algunas de las consecuencias inesperadas del abaratamiento del petróleo.
Traducción de Paloma Cebrián / News Clips.
En 2014, los precios del petróleo sufrieron la caída más grande desde la crisis financiera de 2008.
Al cierre de los mercados a finales de 2014, el precio tanto para el crudo Brent de referencia internacional como el de Texas estadounidense cayó en más del 45 por ciento durante el año.
Casi toda la caída libre se produjo desde junio, cuando los precios estaban por encima de los $100 dólares el barril.
A finales de año, el Brent se negociaba a $57,33 dólares el barril y el crudo estadounidense a $53,27 dólares.
Los analistas atribuyeron la caída de los precios a un exceso de oferta en el mercado mundial, causada por una variedad de factores.
Estados Unidos y Canadá han aumentado su producción de petróleo, con la ayuda de la tecnología de fracturamiento hidráulico que permite a las empresas de perforación llegar a yacimientos que antes no podían ser aprovechados.
La producción de petróleo de Estados Unidos llegó a nueve millones de barriles diarios, el nivel más alto en más de 30 años.
Al mismo tiempo, el crecimiento económico se desaceleró en China, el mayor consumidor de energía del mundo, mientras que la economía de Japón cayó una recesión y las economías de la zona Euro muestran una desaceleración.
En EE.UU., el petróleo más barato ha llevado a los precios más bajos de la gasolina para los automovilistas en varios años, lo que ayuda a acelerar el crecimiento del motor económico mundial.
Los expertos en petróleo dicen que los precios podrían seguir cayendo en el primer trimestre de 2015, antes de repuntar a finales de año.