Por Pablo Fernández Blanco.
Los números de fin de año arrojan una parábola curiosa desde la mirada oficial. Aunque el Gobierno hizo esfuerzos importantes para reducir la cuenta de los subsidios con los que asiste al sector energético, esa factura no se achicó, sino más bien todo lo contrario.
Los últimos números de ejecución presupuestaria del Ministerio de Economía muestran que, hasta ayer, se habían utilizado 71.961,22 millones de pesos en el marco del programa Formulación y Ejecución de la Política de Energía Eléctrica (devengados, como se denominan a los fondos ya comprometidos del presupuesto), donde se canaliza la mayor parte de las transferencias del Estado para subsidios energéticos. Ese número, que corresponde al año pasado, es un 85% mayor que los $ 38.769,41 millones que se utilizaron en 2013 para el mismo ítem.
El intento del Gobierno por bajar subsidios tampoco fue del todo fructífero en el área del transporte. Aerolíneas Argentinas, la empresa que conduce Mariano Recalde, emitió compromisos de pago por $ 4848,79 millones, 43% más que el año anterior.
La línea área de bandera, cuyos costos están atados a las demandas salariales y al precio de los combustibles (ambos registraron aumentos sostenidos en los últimos años), tiene problemas repetidos para abandonar el socorro del Gobierno. En comparación con 2012, las transferencias que recibió del Estado se multiplicaron por 2,5.
También volvió a crecer el gasto en asistencia a los colectivos. Hasta ahora hay compromisos de pago por $ 24.706,79 millones, 48% más que en el mismo período del año pasado. Eso, muy a pesar del ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, que tenía entre sus objetivos moderar esas cuentas. Sí lo pudo hacer, en cambio, en la administración de los recursos con los que nutre al sector ferroviario. Pese a que el año pasado fue un período de inauguraciones en los trenes Sarmiento, San Martín y el Mitre ramal Tigre, gastó el año pasado en los subsidios al sector 2799,41 millones de pesos, 38% menos que en 2013.
El incremento de los subsidios a la energía ocurrió en un período en el que el Gobierno fijó, desde el principio de 2014, la reducción del gasto en ese rubro como uno de sus principales objetivos. En marzo, los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Planificación, Julio De Vido, anunciaron la mayor reducción en las transferencias que encaró el kirchnerismo. Desde el mes siguiente, se quitaron las subvenciones al agua y se implementó un recorte progresivo de las transferencias al gas para quienes no ahorraran. Varios funcionarios deslizaron que el Gobierno avanzaría en la quita de subsidios a la luz, algo que no ocurrió. "Los subsidios a la luz crecieron mucho porque no hubo recomposición tarifaria. Creo que este año seguirán creciendo. En el gas, hubo recomposiciones, pero la devaluación de enero encareció en pesos el costo del combustible importado, con lo que la suba del subsidio superó la reducción que aportó el ajuste de tarifas", explicó el ex secretario de Energía Daniel Montamat.
Para Jorge Lapeña, que preside el Instituto Mosconi y también condujo la cartera de Energía, el aumento de las transferencias al sector eléctrico se debe a un cúmulo de razones. "Las tarifas de la generación eléctrica están congeladas y los costos de producción crecientes son afrontados con pesos devaluados. Además, las tarifas de distribución también están congeladas frente a una inflación que ronda el 40% y convenios colectivos que siguen esa pauta de aumento. Y, por último, el Estado afronta las inversiones de manera directa", resumió.
Hay también razones cambiarias. En enero del año pasado, el Gobierno convalidó una devaluación superior al 20 por ciento. Como la mayor parte de los subsidios a la luz se destinan a pagar combustibles, muchos de ellos importados y atados al dólar, se requirieron más billetes para pagar la misma boleta. Y ni la menor actividad económica ni los efectos positivos sobre los precios para la Argentina que vinieron de la mano de la caída en los valores internacionales del crudo pudieron, hasta ahora, compensar el encarecimiento del tipo de cambio.
"Se importa más gas para sustituir el gasoil en centrales térmicas. Hay problemas de producción, de costos por inflación y subsidios para salarios que crecen con las paritarias. Si no, no se explica que con un invierno cálido, un verano hasta ahora templado y la recesión de la economía sigan creciendo los subsidios", estimó el ex secretario de Energía Emilio Apud.
"Estimo que los subsidios en energía crecerán fuertemente y serán cubiertos con emisión. Tres decisiones avalan esta presunción: los acuerdos con las provincias para que en 2015 las distribuidoras eléctricas no aumenten las tarifas; la falta de actualización tarifaria de Edenor y de Edesur, y el subsidio a las petroleras para lograr una simbólica reducción del precio de los combustibles un 5 por ciento", completó.
UN GASTO EN AUMENTO
Evolución de los subsidios
2013: 3386,19 millones de pesos
Son los fondos del Estado que recibió Aerolíneas Argentinas ese año
38.769,41 millones de pesos
Son los fondos para la energía que se destinaron en 2013 a través del programa Formulación y Ejecución de la política de Energía Eléctrica. Es la mayor partida en subsidios que transfiere todos los años el Gobierno. Beneficia a Cammesa y a Enarsa
2014: 4848,79 millones de pesos
Pese a las subas de pasajes, Aerolíneas recibió más subsidios el año pasado
71.961,22 millones de pesos
Aun con caída de la actividad económica, que provocó un menor consumo de energía, los subsidios aumentaron. Eso ocurrió por un gran motivo: la devaluación de enero del año pasado hizo que se necesiten más pesos para pagar las importaciones en dólares
Sólo nueve de los 24 distritos del país suscribieron en el acuerdo de congelamiento de precios de la energía con Nación. La extensión del programa, que contempla poner en el freezer los precios de la electricidad a cambio de dinero para obras, venció el 31 de octubre de 2014. Sin embargo, fuentes del ministerio de Planificación aseguran que podría extenderse, ya que hay gobernadores que quisieron suscribirlo pero no pudieron por razones de agenda.
Según la última información oficial, Entre Rios se convirtió en la novena provincia en suscribir la prórroga tras la adhesión de Formosa, Jujuy, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Neuquén, Santiago del Estero y la Rioja. Río Negro, según adelantó este medio, estaba en tratativas para hacer lo propio.
La ventaja para las provincias corre por cuenta doble. Por un lado, pueden dar el mensaje político de que las tarifas no aumentarán. Por el otro, consiguen dinero para financiar obras a través de sus entes eléctricos. La infraestructura en distribuición es probablemente uno de los items más postergados durante la era K.
El problema surgió con el enorme atraso para el envío de esos fondos. Los sufrieron en carne propia las cooperativas de Neuquén, que recibieron muy poco dinero en comparación con el comprometido. Y al no poder trasladar los costos a las tarifas tuvieron un fin de año complicado.
Por Martín Bidegaray.
El Gobierno tiene un mes para convencer a más de media docena de gobernadores para que no suban las tarifas de electricidad de sus empresas provinciales. Los mandatarios –de Córdoba, Santa Fe, Chaco y San Luis– argumentan que necesitan incrementar los precios en un rango que va de 30% a 34%. Varios funcionarios provinciales dijeron que las subas comenzarían en febrero. El ministro de Planificación Julio De Vido y su equipo son los encargados de lograr un compromiso para que todas las provincias suscriban la “convergencia” tarifaria: el esquema consiste en no subir tarifas de las boletas de luz, a cambio de obras, como se hizo el año pasado.
Hasta ahora, el mapa eléctrico parece dividido en tres franjas: los que ya acordaron con De Vido (desde la provincia de Buenos Aires hasta Entre Ríos, pasando por Neuquén), los que quieren ajustar algunos detalles pero ya le hicieron algún “guiño” a Planificación (se menciona a Chubut y San Juan en esta categoría) y los que planean avanzar en un aumento más allá de lo que marque el Poder Ejecutivo Nacional.
En este tercer grupo estarían Santa Fe, Córdoba y San Luis, todas gobernadas por mandatarios que no son kirchneristas. Hay algunas provincias que todavía no se encuadran en ninguna de esas clasificaciones.
El ministro De Vido guardó silencio frente a los aumentos de tarifas de electricidad que planeaban las eléctricas provinciales. Sin embargo, durante las últimas dos semanas de 2014, se largó a pactar con los gobernadores.
La primera tanda la conformaron los mandatarios petroleros (Neuquén, Santa Cruz, Tierra del Fuego) o de bajo peso en el consumo eléctrico (La Rioja, Formosa, Santiago del Estero).
El principal trofeo que se llevó Planificación la última semana del año fue el acuerdo con la provincia de Buenos Aires. Con sus cuatro distribuidoras y cooperativas, en ese territorio residen el 15% de los usuarios del sistema eléctrico. Al día siguiente, De Vido sonrió con Sergio Uribarri, de Entre Ríos. Un funcionario de la administración de esa provincia había hablado de aumentos antes de que su jefe se sentara a discutir en Planificación.
Entre todos los adherentes, el Gobierno sumó un 25% de los usuarios del sistema eléctrico.
Aunque ningún gobernador quiere enfrentarse a De Vido en público, hay varias provincias cuyos mandatarios responden al oficialismo y que tienen planes de incrementar sus tarifas. Entre ellas, La Pampa, Río Negro, Mendoza, Chaco y Tucumán.
En todas, los funcionarios que manejan las cuestiones de energía se refirieron a incrementos en las eléctricas provinciales. En Planificación no quieren desafiarlos, pero se remiten a la experiencia del año pasado. “Todos terminaron firmando y hasta aceptaron retrotraer tarifas en los casos que habían aumentado”, plantean.
En varias provincias no ven con simpatía la “convergencia tarifaria”, pero ya le habrían dado señales a De Vido de que estamparán un acuerdo si es necesario. Allí estarían Chubut, San Juan y Salta, según cuentan en otras provincias que se consideran “reacias” a una orden del Ejecutivo nacional.
En Córdoba, Santa Fe y San Luis plantean que De Vido tendrá que cumplir una serie de condiciones antes de pactar. Entre esas provincias y Mendoza está otro cuarto del total de usuarios de electricidad.
En Corrientes se quejan de haber recibido $ 10 millones en obras sobre un total de $ 180 millones que fueron prometidas. Allí señalan que el mecanismo para recibir el dinero “federal” es “engorroso”. Hay que rendir gastos, esperar una aprobación del Ministerio de Planificación y después llegan los fondos.
En La Pampa y Chaco (tierra de Jorge Capitanich) también hubo quejas sobre su destino tarifario. “La última readecuación tarifaria es de marzo de 2011. Hay un retroceso tarifario de cuatro años de Secheep, la eléctrica provincial. Lo que un usuario paga acá 800 pesos en una provincia como Córdoba paga entre 2.200 y 2.300 pesos.
El problema es más que financiero”, expresó Marcos Verbeek, el ministro de Infraestructura chaqueño.